La final fue intensa, larga y repleta de alternativas. En ella pudimos contemplar la estampa genuina de Fognini, un jugador ciclotímico, que salta del paraíso al averno en un instante. Un total de 60 errores no forzados dejó en un partido que ganó en atractivo en el segundo set. El italiano, 32º en el escalafón, venía de vencer en dos ocasiones a Nadal esta temporada. Cuenta con argumentos como para inquietarle, pues neutraliza con relativa facilidad sus golpes liftados, es capaz de tomar pronto la iniciativa y se maneja con derroches de ingenio de los que también dejó buena muestra.

Cinco breaks en el primer set

Hubo hasta cinco rupturas de servicio en el set inicial, cuatro de ellas en los cuatro primeros juegos. Demasiado conservador, Nadal soportó mejor el desgaste físico y emocional, quebró en el decimosegundo ‘game’ y eludió un ‘tie break’ que asomaba como inevitable. Supo alimentarse de la sangría de imprecisiones de su adversario. Pese a ello, Fognini exhibió mayor firmeza de la que acostumbra. Lejos de bajar la cabeza, se sobrepuso también a una ruptura en el cuarto juego del segundo set que se barruntaba de carácter definitivo. Encontró respuestas a un Nadal mejorado, más sobrio, con mejor recuperación de pelota.

Los reproches mutuos

Fognini gozó de dos puntos de set con 5-4 y 40-15. Justo en el descanso anterior se produjo una discusión abierta entre los dos tenistas. El italiano se había quejado al juez árbitro durante el noveno juego de que su rival se demoraba en exceso entre punto y punto. Una vez concluido el ‘game’, Nadal se dirigió a él para reprocharle sus demandas. «¿Qué quieres? ¡No me rompas los Juegos! ¡Cada vez haces lo mismo!», le respondió Fognini en castellano. Fueron demasiadas sus balas perdidas. Tras las dos bolas de set, tuvo otras dos oportunidades de ‘break’, también sofocadas por un Nadal que no ha perdido su pasión por el juego. Al igual que en el primer set, el manacorense quebró en el decimosegundo ‘game’, para llevarse la victoria y el título.

Vencedor en Buenos Aires y Stuttgart, el ex número uno del mundo reaparecía sobre la arcilla alemana después de caer ante Dustin Brown en la segunda ronda de Wimbledon. Las circunstancias de la temporada le han llevado a presentarse en torneos como éste, que no entraban en la planificación inicial. Las próximas citas ya si forman parte del plan y elevarán el grado de exigencia. El día 10 estará en el Masters 1000 de Montreal y la semana siguiente en el de Cincinnati, antes de hacer frente, a partir del 31 de agosto, al Abierto de Estados Unidos.