De mancha venenosa a estrella ovacionada tres veces. Así se puede definir el recorrido de Juan José Aranguren en el día del petróleo, el evento anual del Instituto Argentino de Petróleo y Gas (IAPG), al que ayer concurrieron más de 1.200 ejecutivos.
El ex presidente de Shell fue hostigado por distintos funcionarios del gobierno nacional desde 2003 hasta 2015. En ese lapso, varios de sus colegas lo defendían por lo bajo, pero no lo decían en público por temor a las reprimendas oficiales.

Aranguren planteó ayer los lineamientos generales de su programa para los próximos 4 años: bajar las importaciones, darle estímulo a la producción de gas y petróleo local, y lograr que los precios del crudo argentino se vayan pareciendo a los del resto del mundo hasta llegar a que “productora y refinadora puedan negociar libremente e individualmente el precio en el mercado interno”.

En la mesa principal, Aranguren se sentó con Miguel Galuccio, el presidente y CEO de YPF que quiere permanecer en la compañía, y Alejandro Bulgheroni, uno de los dueños de Bridas. Los tres esperaron en un VIP aparte antes de ingresar al salón principal.   “Mantendremos la participación accionaria estatal en YPF, afianzaremos su rol de líder en el mercado interno, mejorando su eficiencia y capacidad financiera, a partir de su manejo profesional y transparente”, dijo sobre la petrolera.

“Esperemos que con más acción que omisión tengamos la oportunidad de recuperar este sector”, arengó el nuevo ministro sin ocultar la “omisión” de empresarios en dejaron pasar las arbitrariedades del kirchnerismo.
Con citas a Miguel de Unamuno, Aranguren prometió “reducir el impacto en la balanza comercial que produce la importación del 15% de la energía que necesitamos para alimentar a nuestro aparato productivo”. Eso se hará promoviendo la producción de gas y petróleo, con una ley de estímulos que se enviará al Congreso. El gobierno derogará el decreto 1277/2012 que creaba una comisión del Poder Ejecutivo que cercenaba los derechos provinciales sobre las concesiones.

El país está pagando hasta US$ 75 el barril de petróleo crudo en el mercado interno, más del doble que en el resto del mundo. “La esencia del acuerdo negociado será mantenida, pero también teniendo en cuenta el interés de los consumidores. La única diferencia es que el acuerdo será escrito, de duración limitada, tendrá plazos de renegociación, y será hasta los precios internacionales se recuperen y alcancen los locales”, señaló.