En el marco del Programa de Control y Erradicación de Lobesia Botrana en el Iscamen se tomó la decisión de combinar varias herramientas para terminar con la polilla de la vid (o reducir al máximo sus efectos). El ingeniero Agrónomo Guillermo Azin, explicó que dichas herramientas son amigables con el medio ambiente y consisten en:

-La Técnica de Confusión Sexual (empleada en más de 65 mil hectáreas de vid).-El uso de feromonas floables (otras 20.000 hectáreas).-La última, la que causó polémica entre ingenieros y trabajadores del campo, es el uso de productos específicos como el Bacillus thuringensis y reguladores del crecimiento para el control e larvas y huevos de la plaga en más de 11.300 propiedades y 135.000 hectáreas de viñedos.»Dado que los productos específicos para el control del insecto deben ser aplicados en el momento preciso en que la plaga es susceptible, y que dicho período de tiempo es muy acotado (tan acotado que los productores de vid en general no cuentan con el nivel de mecanización suficiente para poder efectuar los tratamientos de manera eficiente), se decidió, en el marco del comité Técnico-Científico, efectuar la aplicación de dichos productos vía pulverización aérea, logrando de esta manera cumplir con los tiempos de aplicación en función de los momentos de susceptibilidad de la plaga»,indicó Azin.

El especialista explicó que gracias a la pulverización aérea se logra disminuir notablemente los volúmenes de aplicación por hectárea, pasando de 500-1000 lts/Ha (para una pulverización convencional) a sólamente 6 lts/Ha.El tratamiento es muy preciso, puesto que los vuelos no superan los 4 metros de altura sobre el cultivo a tratar. Gracias a esto disminuyen las posibilidades de que el producto se disperse a no más de 50 metros del área a tratar.

Los productos a emplearse son Dipel (Bacillus thuringensis) y Coragen (Clorantraniliprole). 

Por otro lado, a fin de tomar recaudos operativos -por el riesgo de utilizar aviones a muy baja altura y a velocidades cercanas a los 200 km/h- las pulverizaciones se realizarán en viñedos que estén ubicados a 200 metros o más de las zonas pobladas, escuelas y hospitales.»Además se respeta a las producciones orgánicas, ya que ni dichas propiedades ni sus vecinas inmediatas son tratadas de esta manera. Las propiedades cercanas a dichas áreas son tratadas por parte del productor, quien recibe el producto para poder efectuar los tratamientos», indicó el especialista.

 Con respecto a los productos, tanto Bacillus como Coragen, pertenecen a la clasificación toxicológica IV, conocidos como banda verde, no resultando nocivos para la salud humana ni de otros animales que no sean lepidópteros.

«No hay riesgo para las abejas»

Azin aseguró que en el control de la plaga, la alta especificidad de los productos es esencial, para lograr efectos sobre la polilla sin alterar a la fauna benéfica.

«La apicultura ha sido considerada dentro del plan de acciones de control de Lobesia desde el momento en que se seleccionan productos que no afectan a la actividad», apuntó.Las abejas (hemípteros) y las avispas (himenópteros), entre otros integrantes de la llamada fauna benéfica no se verían alterados ya que el producto que se emplea afecta a los lepidópteros (como la Lobesia). Por otro lado, el especialista comentó que se han realizado ensayos durante varias temporadas y en distintas condiciones para evaluar cualquier posible riesgo. «A fin de cuantificar la alta especificidad del producto Coragen: una abeja obrera de 150 miligramos de peso debe ingerir más de 25 cm3 de caldo de pulverización para llegar a su DL 50″.