El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, amenazó a los banqueros con aplicarles la ley de abastecimiento, que contempla clausuras y penas de prisión, tras pedirles que obliguen a sus clientes a vender los dólares que tengan en negro -incitándolos a realizar una operación ilegal- para así bajar el valor del dólar blue, que ayer cerró a $ 8,66.
Calificadas fuentes del sistema financiero indicaron a LA NACION que en las últimas semanas Moreno convocó a su despacho a los presidentes de los principales bancos nacionales para presionarlos con la posibilidad de sancionar a las entidades financieras. Con su habitual tono destemplado, el funcionario -que está en su momento de esplendor dentro del Gobierno- convocó, antes que a nadie, al presidente de Adeba y del Macro, Jorge Brito.
Las fuentes del sistema indicaron que, para aumentar su poder de persuasión, Moreno «citó a Brito a su despacho mediante una notificación escrita». El funcionario culpa a Brito -aliado de otros importantes funcionarios del Gobierno, como el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el vicepresidente, Amado Boudou- de ser uno de los responsables de la fuga de capitales de 2011. Tras insultarlo, según testigos del encuentro, le advirtió que tratará de reemplazarlo como presidente de Adeba; sin embargo, hasta ahora Moreno no encontró un candidato para reemplazarlo.
Ni Moreno ni el presidente del Macro respondieron a las consultas de LA NACION para esta nota.
En el caso del presidente del Banco Hipotecario, Eduardo Elsztain, la presión no se limitó a la posibilidad de aplicar la controvertida ley, ya que también le hicieron saber que el Gobierno analiza tomar el gerenciamiento de la entidad bancaria, en la que el Estado tiene el 60% de las acciones, indicaron calificadas fuentes del grupo IRSA a LA NACION. A todos los ejecutivos que desfilaron por su despacho del edificio de Diagonal Sur 651, los intimó a «llamar a las empresas que son clientes de los bancos para que salgan a vender divisas en negro con la intención de que baje el precio del dólar blue», sobre todo, para garantizar el éxito del blanqueo. Uno de ellos intentó, sin éxito, explicarle que «es difícil que los clientes de los bancos admitan quién y por cuánto tienen dinero en negro», ante lo cual Moreno gritó más fuerte y les advirtió.
«Si ustedes no me hacen caso, yo les aplico la ley de abastecimiento y les mando a mis inspectores para empezar a clausurar bancos», indicó, según detallaron las fuentes. La ley de abastecimiento, de 1974, fue derogada casi en su totalidad en 1991, salvo por un inciso que le permite al Gobierno «dictar normas que rijan la comercialización, intermediación, distribución o producción».
La norma establece multas desde 500 pesos hasta un millón de pesos; autoriza la clausura de un establecimiento por un plazo de hasta 90 días, y penas de prisión de dos clases: la posibilidad de arresto preventivo por 48 horas ante el incumplimiento de las obligaciones que establece la ley, y la de pedir una prisión preventiva por 90 días, que, puede extenderse de seis meses a cuatro años. El argumento de Moreno ante los banqueros fue que «un juez ya dictaminó que el dinero es mercancía y, por lo tanto, se puede aplicar la ley de abastecimiento para el mercado cambiario». Según el funcionario, esta presunta sentencia se dictó con la presidencia de Martín Redrado en el Banco Central, pero fuentes allegadas al economista que ahora trabaja con el candidato a diputado e intendente de Tigre Sergio Massa lo negaron.
En algunos de estos encuentros, participó el viceministro de Economía, Axel Kicillof, quien, al parecer, permaneció en silencio frente a los encendidos discursos de Moreno. «Parecía ausente», se sorprendió uno de los ejecutivos, que conoce la actitud elocuente de Kicillof en otros ámbitos oficiales.
Los ejecutivos se quedaron estupefactos por otros dos hechos:
-Moreno decidió no citar a los presidentes de las filiales de bancos extranjeros con una curiosa justificación: «Yo soy el poronga y sólo hablo con los porongas», explicó con su habitual vocabulario soez.
-Cuando intentaron que la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, le explicara a Moreno el mecanismo de operación del mercado de cambios, no obtuvieron respuesta.
Tras esta ronda intimidatoria, la actitud que adoptó la mayoría de los banqueros fue no hacerles caso a los pedidos del funcionario encargado de implementar, con poco éxito, la mayoría de las medidas económicas del Gobierno.
Tampoco surtió efecto, hasta ahora, la presión ejercida por Moreno para que las empresas ingresen en el blanqueo. «El blanqueo apunta a ser un fracaso», dijo a LA NACION un banquero.
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