El equipo catalán goleó 3-0 a Real Madrid en el Santiago Bernabéu, con una colosal actuación del delantero uruguayo. Luis Suárez, de festejo con Dembelé. Fueron las figuras de la goleada al Real Madrid.
Barcelona se puede permitir este tipo de licencias. Es capaz de jugar un clásico como visitante ajeno a sus máximas posibilidades y terminar goleando, festejando, clasificando a la final de la Copa del Rey. Más: lo logra incluso sin la mejor versión del mejor de todos, Lionel Messi. Más: lo consiguió con un Luis Suárez letal de participación escasas y de tres goles que resolvieron el partido y que le permitieron llevarse la pelota (más allá de las discusiones de la autoría del segundo tanto). Fue hattrick.
Primero, le recortó espacios al Barcelona. Lo controló a Messi, siempre un demonio para la Casa Blanca. Luego, presionó y estuvo cerca de ponerse en ventaja Le faltó un aspecto determinante: contundencia.
Hasta se dio un lujo: en el penal que le cometieron, se hizo cargo en lugar de Messi. Y homenajeó un día feliz del fútbol uruguayo. La picó. Sí, como Sebastián Abreu contra Ghana en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010. Ese fue el tercero.
En los dos anteriores, aprovechó la velocidad y las asistencias de Dembelé Primero, con una definición de crack; en el segundo, con un roce de rodilla. Siempre, con alma de goleador.
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