San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Siempre joven Posca dice que el no buscó al público joven, que fueron ellos quienes lo eligieron.

Siempre joven    Posca dice que el no buscó al público joven, que fueron ellos quienes lo eligieron. FOTO: DIEGO WALDMANN

El 1° de agosto debuta con “Painkiller”, un espectáculo con nuevas historias, nuevas canciones y nuevos personajes, en el Paseo La Plaza. Dice ser un artista, más que un cómico.
Favio Posca no pasa inadvertido cuando entra en la cafetería ubicada en Palermo y él ni lo nota. “Se nos vino el frío, tía”, dice con tonada española mientras frota sus manos y se acomoda en el sillón. Un poco de charla previa para cortar el (literal) hielo, le traen un capuccino y está listo para empezar.

“Soy un asesino del dolor. Yo transformo la incomodidad o el dolor en risa”, asegura y resume el por qué del nombre de su nuevo espectáculo, Painkiller, que se estrena el 1° de agosto, en la trasnoche de jueves, viernes y sábados en la sala Picasso de Paseo La Plaza. “En Estados Unidos es un calmante y analgésico fuerte. Es decir, vas por dos horas, olvidás tu dolor, te divertís y después volvés a tu realidad”, cuenta con entusiasmo.

Tras el éxito de Bad Time, Good Face, Posca vuelve recargado con el que es su octavo show. “En realidad no vuelvo -corrige-, arranco de cero km y con tanque lleno”. Es que la novedad domina Painkiller. “Hay 14 canciones nuevas, textos, historias y personajes nuevos. Sería como un nuevo disco de un mismo artista. Lo novedoso va desde lo visual y escenográfico hasta los textos y la música”.

Pero, ¿la esencia es la misma?

Es un show diferente pero con un sello Posca. Podría hacer otra cosa y despegarme totalmente de lo que vengo haciendo, pero no es lo que la gente va a querer y no es lo que tengo ganas de hacer.

¿Sos el creador de todo?

Sí, todo. Laburamos mucho con Luisa (Cayetana), que es mi mujer y mi compañera de nave. Pero sí, la música, los textos y los personajes son míos.

¿Cómo es el proceso de creación?

Es desde lo que voy viviendo, pero también desde lo que voy viendo en el cine y la música que escucho. A la hora de la verdad, me tengo que concentrar para escribir, pero el acto creativo en mí es constante. Me pasa cuando ando en bici o en el océano, donde esté con el cuerpo en movimiento. A mí la música me baja un poco como a Mozart, salvando las distancias. Me identifico mucho con él, porque tenía la música compuesta en la cabeza y después lo bajaba. Yo soy igual. No es que me pongo con la guitarra a investigar tonos.

La música es protagonista en la vida de Posca y su melomanía asoma en el pin de una pequeña guitarra que lleva puesta en la solapa de su campera. “No concibo un espectáculo mío sin música. Lógicamente lo más importante es la actuación y lo que se dice, pero para mí es un pilar súper importante. Son canciones que podrían estar en un disco”.

¿Por qué no?

Sabés que con Painkiller lo estoy dudando, porque la verdad que es un discazo. De mi tercer show, Mamá está presa, saqué un disco y lo vendía en galerías o en el teatro. Pero a la hora de hacer algo mío, soy medio enemigo de tener un objeto que lo plasme. Está bueno el momento único y que digan ‘qué lástima que no hay nada’. Hoy podés conseguir todo en cualquier lado.

¿Te gusta ser la figurita difícil?

Total. Hoy cualquiera hace un disco, pero está tan bueno este disco que por ahí lo saco. Tiene canciones muy buenas, está muy bien arreglado y es muy ecléctico y, a la vez, muy rockero. Son canciones que tiene que ver con el rock de Black Keys y de Arctic Monkeys. Aunque hay un tema que es recontra Daft Punk. La hace Mirsham, que es una travesti, y agradece a los chicos de Das Pan, una panadería de Suipacha.

Así, con ese pie, Favio deja su capuccino en la mesa y comienza a relatar, de forma histriónica y acelerada, la matriz de sus personajes que reinan en el mundo de la transgresión. Mirsham, la travesti; Pitito, el loco; El perro, el hemipléjico, sólo Posca abarca lo marginal desde la risa y afirma que “jamás desde el golpe bajo”.

¿Tus personajes tienen algo de vos?

Sí, pero desde la admiración, desde un ideal de libertad o desde la fortaleza. Porque pueden ser totalmente fallados y deformes, pero a la vez ser fuertes y reivindicarse. Por eso me interesa tanto reinsertar a este tipo de personas y que estén entre nosotros y reírnos con ellos y no de ellos. Soy parte de todos ellos, pero aclaro que no soy ni travesti ni loco.

No todos toleran lo vertiginoso del estilo Posca. “Hubo espectáculos en los que yo puse todo y algunas personas se levantaban asustadas. No siempre me fue increíblemente bien, tuve que ir de a poco educando a la gente e ir haciendo que me conozcan como artista. Ahora eso no me pasa”, se sincera. Para él la risa es absolutamente liberadora y “la idea es enfrentar temas que tienen que ver con nuestra problemática, aunque a veces choque”.

Perfeccionista dentro de lo imperfecto y en constante movimiento, así es este marplatense criado en Córdoba que hoy habita en Buenos Aires. “Está bueno buscar la perfección para luego poder deformarla, es decir, para luego desde la actuación podertrashearla . Los personajes son todos imperfectos. Me gusta mezclar esa cosa de la perfección del sonido, el glamour del vestuario y la modernidad del escenario para podertrashear todo”, explica gesticulando para agregarle fuerza a lo que dice.

No te definís como humorista, ¿cómo lo harías?

Yo soy un artista. Tengo mi propio modo bien delineado y está claro desde hace años.

Puede gustar o no, pero con casi 20 años de carrera está bien plantado. “Me siento impecable -dice-, entusiasmado como un pibe que recién arranca”.

Se aferra mucho a ese pibe. Lo destila en su forma de hablar, de moverse, de vestirse. No es un tipo común que transita la mitad de los 40 y lo sabe. “Mi espíritu me mantiene joven, mi forma de ser. Además, me cuido y me entreno. Todo está linkeado”.

Todo Posca se lee en código joven, de ahí su público. “Yo no me propongo cautivar a los jóvenes -aclara- , ellos me eligen. Yo creo de una manera y ellos fueron los que me recibieron y me entendieron. Yo los valoré y los valoro”.

Favio, quien asegura ser el que llevo la trasnoche teatral del underground al mainstream, evita los lugares comunes y sigue “cabalgando la risa” desde lo salvaje. Este creador de adrenalina y vértigo anticipa que el 1 de agosto reencarnará como el asesino del dolor para brindar más que un espectáculo, una experiencia.

Fuente: Clarín – Espectaculos

Por Silvina Rufrancos

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