Su forma recuerda a un muñeco de nieve o a un bolo, según se mire. Pero como sospechaban los científicos, Ultima Thule, el objeto celeste visitado el 1 de enero por la sonda espacial New Horizons, es un cuerpo binario, es decir, consta de dos esferas unidas. Así se refleja en la primera foto de cierta calidad que difunde la NASA y el laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins, desde donde se opera la nave. Asimismo, el análisis preliminar de los datos recabados por sus instrumentos ha revelado que es de color rojizo.

Como estaba previsto, un día después del sobrevuelo de la sonda a este objeto, el más lejano de los que han sido visitados por una nave, la agencia espacial ha ofrecido la primera de una serie de fotografías que la nave tomó durante el descenso. La distancia mínima a la que estuvo fue de 3.500 kilómetros.

La foto publicada este miércoles fue tomada por instrumento LORRI (siglas de Long-Range Reconnaissance Imager (LORRI) a las 6.01 del 1 de enero (hora peninsular española), media hora antes de la máxima aproximación, cuando se encontraba a 28.000 kilómetros de la superficie de Ultima Thule.

El resto de las fotografías serán enviadas a lo largo de los próximos 20 meses. Las señales tardan unas seis horas en llegar desde el lugar donde se encuentra la sonda, a 6.500 millones de kilómetros. Además de fotos, la nave ha recopilado con sus instrumentos diversos datos que permitirán investigar cómo es este cuerpo del cinturón de Kuiper, una distante región poblada por millones de objetos de distintos tamaños.

Según han explicado esta tarde en una nueva rueda de prensa los responsables de la misión, en total Ultima Thule mide 31 kilómetros de longitud. De las dos esferas que la conforman, la más grande (apodada Ultima) mide 19 kilómetros mientras que la más pequeña (Thule), tiene 14 km.

Una ‘máquina del tiempo’

«New Horizons es como una máquina del tiempo, que nos ha llevado hasta el nacimiento del Sistema Solar. Lo que estamos viendo es una representación física del comienzo de la formación planetaria», ha declarado Jeff Moore, líder del equipo de Geología y Geofísica de la misión.

Por su parte, el investigador principal de la misión, Alan Stern, ha dicho que «van a ser muy cautos» a la hora de elegir el próximo destino del cinturón de Kuiper al que mandarán a su sonda y hacer la propuesta oficialmente a la NASA. El plan es que la nave esté operativa, al menos, otros tres años y pueda visitar uno o dos cuerpos celestes más.

A partir de mañana, los miembros de esta misión de la NASA podrán tomarse un respiro ya que, debido a la posición de la sonda y la interferencia del Sol, no se podrán transmitir datos hasta pasados unos días.

Fuente:https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2019/01/02/5c2d11defc6c831a4d8b46a4.html