La presencia de la artista en el reality de Mariana Fabbiani trajo un poco de frescura y franqueza a la pantalla, aunque el programa no logra alcanzar los objetivos
Estamos bastante (por no decir del todo) saturados de programas que buscan talentos. Se pusieron de moda hace unos años pero hoy viven su caída, ya no llaman la atención como antes. Es difícil que algo de un formato de ese tipo nos sorprenda, sabemos de memoria que van a decir sus jurados. Que uno tiene que jugar al malo, otro al bueno y el resto ser equilibrados. Cuando estamos cerca del silbato del final para estos realities llegó alguien que demuestra que el cambio es posible: Nacha Guevara.
Ella por sí sola es una novedad, es muy raro verla en televisión, y más aún con continuidad. No podemos dudar de su legitimidad y conocimientos acerca de todo lo relacionado con la actuación y el canto. Para nuestra televisión de verano es un lujo verla opinar y calificar, y mejor aún cuando no se calla nada de lo que piensa.
Si pensamos en jurado lo primero que nos viene a la mente es el «Bailando por un sueño», pero por suerte para nosotros la actitud de Nacha en El artista del año dista bastante Graciela Alfano o Marcelo Polino. Lejos de mostrarse alineada con la producción del programa no duda en hacerle señalamientos a los coachs. Critica el nivel artístico del ciclo, los guiones que se les da a los participantes y hasta el objetivo del reality. Nadie la puede refutar, su trayectoria la avala y su palabra está autorizada.
Por esta autoridad que tiene en la materia, no tiene necesidad de levantar el tono de voz, descalificar, ponerse de pie ni -por lejos- gritar. Los participantes la respetan y los coachs también, pero los segundos también le temen porque a diferencia de otros programas, en este caso, el jurado sabe más que ellos.
Es llamativa y sobresale por su look. En sus devoluciones es sincera y privilegia decir la verdad sin importar si lastima o no al participante. Tiene el capital profesional suficiente como para cuestionar el trabajo de la producción. En ocasiones objetó la meta del programa, dijo no entender si se estaba buscando un artista o un personaje mediático.
«Si lo que se está buscando es un artista traten de encontrar material de más calidad, si lo que están buscando es un famoso que salga en las tapas de las revistas por 15 minutos, este es el material correcto», lanzó Nacha. «Con lo que les dieron hicieron lo mejor que pudieron», sentenció en otro momento en clara alusión a la producción del reality.
Para los que gustamos de la televisión con algo de calidad estamos ante una pizca de lo que buscamos. Las palabras de Nacha analizando futuros ¿artistas? son un oasis de credibilidad y autoridad en un mar de jurados dónde lo más importante no son los conocimientos y la trayectoria, sino sus vivencias en el verano anterior, sus escándalos o noviazgos. Esperemos que esta presencia sea la primera pieza de un dominó de jueces que hablen con conocimiento de causa. Las esperanzas son vagas, hoy el minuto a minuto manda y los números no están acompañando a El artista del año.
Por Andrés Puig |
Fuente: Para LA NACION
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