Los visitantes, en su mayoría occidentales, generan cuatro veces más CO2 del que se creía hasta ahora. Porción de la Gran Muralla China abarrotada de turistas. Las vacaciones, los viajes, los millones y millones de turistas también están calentando el planeta. La responsabilidad del turismo en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) es, según un nuevo estudio, cuatro veces mayor de lo que se había estimado ahora. Los turistas, con los occidentales a la cabeza, emiten tanto CO2 (dióxido de carbono) o metano como sus coches o las vilipendiadas vacas. Y la parte de culpa del turismo en el cambio climático seguirá creciendo en el futuro.
EE UU, China, Alemania e India son los países con mayores emisiones turísticas
El trabajo incluye datos de 189 países obtenidos para el lustro que va de 2009 a 2013, cuando ya la crisis económica se había extendido. Aún así, las emisiones relacionadas con el turismo pasaron de 3,9 millones de toneladas de GEI a 4,5 millones de toneladas. Y, aunque no hay datos completos de fechas posteriores, todo indica que han seguido aumentando. A pesar de la crisis, el número de turistas no ha dejado de crecer en lo que va de siglo, superando el año pasado los 1.300 millones. Y todo indica que seguirán aumentando. Según han modelado los autores del estudio, si no se hace nada (eficiencia energética, tasas al turismo, ecoturismo…) las emisiones habrán subido hasta los 6,5 millones de toneladas en 2025.
«Muchas de estas emisiones no habían sido tenidas en cuenta hasta ahora», dice la investigadora de la Universidad de Sidney (Australia) y principal autora del estudio, Arunima Malik. «Realizamos una evaluación integral computando más de mil millones de cadenas de suministro», añade. El trabajo no se queda en los gases emitidos por el avión que lleva al turista ni los del aire acondicionado que refresca la habitación de su hotel. Incluye el CO2 o el metano liberados a la atmósfera en el proceso de cultivar el arroz de la paella que se come o el plástico del que está hecho el souvenir que se lleva de vuelta a casa.
Los países con mayores emisiones relacionadas con el turismo son los occidentales, con EE UU en primer lugar. A esta primera clase se han subido también naciones con economías emergentes como China, India o México. La mayoría de estas huellas de carbono proceden de viajes domésticos. La cosa cambia cuando la clasificación es en emisiones per cápita. Entonces, entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero aparecen las Maldivas (en primer lugar), Mauricio (cuarto), Chipre (sexto) o las Seychelles (séptimo puesto). En estos países, las emisiones turísticas llegan a suponer el 80% del total de emisiones. Como era previsible, el transporte es el principal responsable de las emisiones turísticas. Solo los vuelos ya suponen el 20%.
«El transporte es intensivo en emisiones y el turismo es intensivo en transporte», recuerda la codirectora del grupo de investigación GEAR, María Ángeles Cadarso, que ha estudiado la huella de carbono del turismo en España. Aunque los datos más recientes son de 2007, ya entonces, las emisiones turísticas suponían el 10,6% del total. Casi la mitad de ellas fueron responsabilidad de turistas extranjeros. Aunque no se sabe si esta proporción ha variado, el total de emisiones ha debido de aumentar y mucho. Entonces, visitaron España unos 60 millones de turistas. El año pasado fueron 82 millones.
Los autores del estudio proponen reducir los viajes en avión y favorecer el turismo de cercanía
¿Cómo reducir las emisiones de un fenómeno que crece aún en época de crisis y tras el que hay tantos intereses eco00nómicos como puestos de trabajo? «Hasta 2007, nuestras estimaciones sí mostraban mejoras en ecoeficiencia y actualmente estimaciones no publicadas muestran que el turismo se ha beneficiado indirectamente y reducido su huella gracias al aumento de renovables en el sector eléctrico, pero el transporte sigue siendo un problema», comenta Cadarso, no relacionada con el presente estudio. Sus autores sugieren algunas opciones, como reducir los viajes en avión e incentivar el turismo local, de cercanía. Pero ambas ideas parecen ir en contra de la idea de evasión asociada al turismo.
Para la directora de Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales, Teresa Ribera, «no se trata de prohibir el turismo, si no de sacar a la luz sus costes ocultos». La que fuera la secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011 coincide con los autores del estudio que la relevancia de las emisiones turísticas ha sido oscurecida por las de otros sectores más evidentes, en apariencia más sucios, durante demasiado tiempo. «España debe tomárselo en serio, el turismo es una de sus señas de identidad», dice.
Fuente>https://elpais.com/elpais/2018/05/07/ciencia/1525685367_860097.html
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