Imágenes del implante de retina a partir de células madre. Kashani | ‘Science Translational Medicine
Un implante de retina fabricado mediante bioingeniería muestra en cuatro pacientes los primeros signos de seguridad y eficacia para tratar la pérdida de visión causada por la degeneración macular asociada a la edad
Un implante de retina fabricado mediante bioingeniería muestra los primeros signos de seguridad y eficacia para tratar la pérdida de visión causada por la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), un trastorno progresivo que en la actualidad no tiene terapia posible en fases avanzadas y que afecta al 10%-20% de los mayores de 65 años en todo el mundo.
Tras evaluar su éxito en animales roedores, se ha probado en cuatro pacientes en California y los resultados reflejados en la revista Science Translational Medicine«apoyan la seguridad, la integración anatómica y la actividad funcional de este nuevo implante experimental como una alternativa futura para la ceguera de la DMAE», expone el principal autor de la investigación, Amir Kashani, de la Universidad del Sur de California.
En los últimos años, varios grupos de investigadores estudian diferentes vías para el abordaje de este problema, que afecta a la agudeza visual necesaria para realizar actividades como la lectura, la conducción o la costura. Una de las más desarrolladas y prometedoras está relacionada con el tratamiento a partir de células madre.
En este caso, el equipo de especialistas en bioingeniería y nurociencia liderado por Kashani ha desarrollado un implante de retina compuesto por células madre embrionarias humanas que descansan sobre un material (polímero) y forman una membrana que imita al epitelio pigmentario retinal, que es donde comienza la degeneración macular. Esta ‘monocapa’ se encarga de nutrir y proteger el tejido nervioso de la retina. Las cosas empiezan a ir mal cuando dicho epitelio, por razones aún desconocidas, sufre procesos de inflamación que terminan afectando a una parte de la retina llamada mácula y que permite que la visión sea más nítida y detallada.
Existen dos tipos de degeneración macular asociada a la edad: la húmeda, más común, y la seca. Para la primera, argumenta Blanca Molins, responsable del laboratorio del Grupo de Inflamación Ocular del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), «hay unas inyecciones intravítreas con fármacos anti-VEGF para frenar la evolución, aunque no funcionan en todos los casos». Sin embargo, para la seca y las formas severas en general, «no existe ningún tratamiento».
Varios estudios intentan dar respuesta con ayuda de las células madre, «a veces en suspensión, método cuya eficacia no está del todo clara, y otras mediante la creación de una lámina para implantarla a nivel subretiniano«, explica la especialista española al comentar el artículo que la revista Science Translational Medicine acaba de publicar en su última edición.
La diferencia entre este nuevo implante y otros experimentales es que el epitelio pigmentario retinal diseñado a partir de células madre no va solo, sino que reposa sobre un polímero que reproduce las características de la membrana de bruch, que engrosa con el paso de los años y ralentiza el transporte de metabolitos. La hipótesis de los autores del estudio era que esta combinación permitiría mejor funcionalidad y podría tener mayor capacidad de regeneración del epitelio. De hecho, así fue en ratones en una primera fase.
Después, Kashani y su equipo insertaron el implante en los ojos de cuatro personas con DMAE seca y avanzada y monitorizaron su visión en el transcurso de un año. La tolerancia fue buena en el 100% de los casos y se observó mejora en la agudeza visual, especialmente en uno de los pacientes. Además, según relata el investigador principal en el artículo, las imágenes postoperatorias revelaron que las células madre en los implantes se integraron con éxito con el tejido retinal de los sujetos y, efectivamente, hubo cambios anatómicos consistentes con la reaparición del epitelio pigmentario de la retina.
Como reconocen los investigadores, dado que «no podemos determinar si la mejora significativa estadística o clínicamente», el siguiente paso será poner en marcha estudios a mayor escala para analizar mejor la eficacia del implante para tratar la DMAE en humanos. No obstante, señala Molins, «los resultos son prometedores y puede representar una opción terapéutica, aunque aún es premilinar».
Fuente:http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2018/04/05/5ac50b72e5fdeab10d8b45fb.html
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