Se dijo que el gobierno operó para que no vayan mandatarios y dirigentes. San Luis. Reunión del PJ.
Regresado al PJ, Hugo Moyano se convirtió, a falta de otros actores, en la estrella de la cumbre peronista de La Pedrera. Menos diversa de lo prometida, Alberto Rodriguez Saá fue el único gobernador, el encuentro unionista aportó una foto con identidad mayoritariamente K.
El jefe camionero tamizó ese monocolor y “salvó”, según una lógica matemática de la política, el encuentro. “Más allá de lo que nos tocó vivir, tenemos que hacer un esfuerzo para estar todos juntos”, voceó Moyano una reconciliación con el kirchnerismo, espacio con el que guerreó el último lustro.
El faltazo de jefes del PJ, como el sanjuanino Sergio Uñac y el riojano Sergio Casas, que aparecían en el fixture oficial, fue atribuido a “aprietes” del gobierno, oficios que endilgaron a Rogelio Frigerio. “Extorsionan”, bramó Agustín Rossi; “son cobardes”, levantó el tono Jorge Capitanich, en referencia a los que peronistas dialoguistas.
En voz baja, hubo otro reproche por la irrupción de Adolfo Rodríguez Saá, rabioso contra el encuentro y avisando que no asistiría, lo que contribuyó -o fue usado como excusa oportuna- por algunos dirigentes para bajarse del mitín del megaestadio de La Pedrera.
El santafesino y el chaqueño, que junto a Rodríguez Saá integran la triada convocante y se recortan como candidatos, fueron los oradores más fervientes en la apertura del encuentro, un desfile de micro discursos.
Gente de orígenes diversos, se encontraron en dos ítemscomunes: la vindicación, casi épica del peronismo que vuelve y renace, y la enunciación, arrebatada y animosa, de que «hay 2019», el hashtag que patentó el anfitrión y se convirtió en grito de guerra.
La biopsia política de la a asistencia es la siguiente: estuvieron el dispositivo K, el sector de Rodríguez Saá y el moyanismo. El PJ bonaerense, representando por un puñado de alcaldes (Menéndez-Gray, Nardini-Echarren), aportó otra pizca de identidad. El resto lo arrimó, segmentando y con segundas líneas, el interior.
No hubo, como en otros capítulos de la saga unionista del PJ, referentes del Frente Renovador, tampoco randazzistas. Nada es azaroso: Massa y el ex ministro de Interior se vieron el miércoles, mano a mano, luego de años sin hablarse de frente.
Se registró, incluso, algún regreso: Julián Domínguez, socio de Randazzo en 2017 y crítico de Cristina, se apareció (en una combi, al estilo Familia Rodante) en San Luis con un grupo de dirigentes y militantes y casi se cruzo con Aníbal Fernández, con quien se torean feo.En un VIP se atrincheraron al mediodía, a salvo de los 35° del exterior. Más de 2000 personas, según la organización, colmaron el microestadio. Hubo carpas inmensas, pantallas de LED y un asado gigantesco para el almuerzo.
El encuentro ,que arrancó viernes y termina el sábado, germinó sin que Cristina Kirchner lo siembre, se expandió sin que lo riegue el cristinismo hasta que, el viernes pasado, se subieron a la jornada. Es un dato.
Será, si perdura el romance político o la pulsión unionista contra Mauricio Macri, el primero de seis encuentros a lo largo del año. El próximo será en Mar del Plata, La Plata o en Escobar.
El destino se resolvió a las apuradas y sin demasiadas consultas, y generó alguna cara fruncida. A mediano plazo, el manual de la unidad señala que tendrá que ir sumando otros actores y sectores, justamente los más reacios a subirse a un escenario dominado por el kirchnerismo.
«Los gobernadores ganan tiempo: van a demorar hasta el final su definición porque eso le pide el Gobierno y ellos no quieren pelearse. Pero en algún momento se van a tener que decidir», apunta un dirigente del interior.
Fuente:https://www.clarin.com/politica/gobernadores-cumbre-anti-macri-copada-moyano-peronismo_0_ryA65TtFf.html
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