El anuncio de que la Reserva Federal de Estados Unidos piensa empezar a reducir la compra de bonos crea volatilidad en los mercados emergentes
- Ben Bernanke dispara la sensibilidad de los inversores
La llegada de un ferry en Rio de Janeiro, Brasil / DADO GALDIERI (BLOOMBERG)
El problema es simple. EE UU es el mayor inversor en todo el mundo y el hecho de que la Reserva Federal de indicaciones claras de que va a empezar a retirar los estímulos crea volatilidad en los mercados emergentes. Parte de la masa de liquidez inyectada los últimos años por el banco central estadounidense se dirigió hacia esos países. Ahora sucede justo por lo contrario.
Los inversores empiezan a retirar el dinero que apostaron en estas economía y lo hacen al ritmo más rápido en dos años. Se ve muy claro en el caso del mercado de acciones de Brasil. El índice Bovespa perdió un 20% de su valor desde el mes de enero, como eld e Perú. La misma reacción negativa se observa en las divisas, las materias primas y los bonos de los países emergentes.
El MSCI Emering Markets, uno de los índices que se siguen en Wall Street para tener una idea de como se mueve el dinero hacia los países en desarrollo, cayó un 4% el jueves en Nueva York. Es el mayor descenso en una jornada desde septiembre de 2011, según datos de Bloomberg. Como explican los expertos que siguen estos mercados, se trata de una confluencia de eventos.
No es solo que la Fed vaya a dejar de meter más liquidez en el sistema. En paralelo empeoran las perspectivas de crecimiento en esos países. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial llevan advirtiendo desde hace tiempo de este cambio de dirección en el flujo de capitales, por eso piden a los países emergentes que hagan más para no depender tanto del capital exterior.
Lo dicen también los grande bancos de Wall Street, como Deutsche Bank. Sus analistas ven gran vulnerabilidad en estos mercados si se produce una redistribución brusca de las carteras de inversión a escala global. No es el único que aconseja a sus clientes que rebajen las posiciones más arriesgadas, por si estas primeras señales indican que algo más grande está por llegar.
Los economistas de Goldman Sachs, los primeros que aportaron hace una década por las economías emergentes, hablan ya de un cambio de tendencia, hasta el punto de que empiezan a decir que los años dorados quedaron atrás. «Aunque habrá oportunidades cíclicas, la era de la supremacía estructural está seguramente acabada», indican en una nota, «los retornos será mucho menores durante la próxima década».
Hace unos días, el Banco Mundial rebajó al 5,1% el crecimiento para los países en desarrollo. La lectura que se hace en el parqué neoyorquino es la siguiente. Los países emergentes se veían hasta ahora como una oportunidad barata de inversión, mientras el crecimiento se atascaba en las economías avanzadas. La realidad cambia, aunque su expansión sea cuatro veces mayor.
BlackRock, que gestiona activos por valor de 251.000 millones de dólares en los países emergentes, considera que hay que hacer una distinción entre el ruido que genera eventos como las protestas en Brasil y Turquía del valor real de las oportunidades de inversión. Es decir, para el juega a medio y largo plazo, creen que lo mejor es esperar antes de dejarse llevar por la confusión.
Lo que está por ver es si esta retirada queda en una simple recogida de beneficios tras una década de incrementos o si se convierte en algo más violento. Los analistas coinciden al señalar que la volatilidad actual puede ser un atractivo a corto plazo, porque pone al descubierto oportunidades de comprar. El problema es que cualquier movimiento de la Fed juega en contra.
SANDRO POZZI Nueva York
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