Buenos Aires acoge hasta el jueves la IV Conferencia Mundial sobre la erradicación del trabajo infantil. Mesa de apertura de la IV Conferencia mundial sobre la erradicación sostenida del trabajo infantil.
Lograr que ningún niño del mundo se vea forzado a trabajar y que todos puedan disfrutar de su infancia. Con ese ambicioso objetivo en mente, a cumplir en 2025, comenzó este martes en Buenos Aires la IV Conferencia Mundial sobre la erradicación sostenida del trabajo infantil. El desafío es enorme: en la actualidad hay 152 millones de menores entre 5 y 17 años víctimas del trabajo infantil, uno de cada diez, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Casi la mitad de trabaja en actividades peligrosas que ponen en grave riesgo su salud y seguridad.
Cerca de 1.500 delegados de 193 países debatirán durante tres días estrategias para frenar el trabajo infantil y asegurar el acceso a la educación de los más pequeños. «Hemos avanzado mucho en este empeño. Desde la primera conferencia mundial, en Noruega, hace 20 años, el trabajo infantil se ha reducido en casi 100 millones, pero todavía hoy hay 152 millones», dijo el director de la OIT, el británico Guy Ryder, en la apertura del evento. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas prevé la completa erradicación del trabajo infantil en 2025 y del trabajo forzoso cinco años después.
«Las metas no pueden ser más claras y tampoco la incómoda realidad de que si no hacemos más y no hacemos mejor, no lo vamos a conseguir. En vez de excusas, trabajemos en acciones», señaló Ryder, al advertir que las mejoras se han desacelerado en los últimos cuatro años. El titular de la OIT destacó que existe una gran incertidumbre frente a las transformaciones actuales del mercado de trabajo, pero en cambio está claro que no deben existir «niños trabajadores ni esclavitud moderna y que los jóvenes en edad de trabajar tienen que tener acceso a oportunidades de trabajo decente».
«No estamos hablando de números, sino de personas, de niños que cosechan naranjas en Brasil, que trabajan en plantaciones de coco en Ghana, en fábricas cosiendo pantalones tejanos que no sueñan con llevar. Esto es el trabajo infantil», dijo frente a un abarrotado auditorio el Premio Nobel de la Paz Kailash Satyaharti. El reconocido activista indio, uno de los pioneros contra el trabajo infantil, subrayó que es necesario poner este tema en el centro de la agenda política y realizar grandes inversiones en educación. «Los niños entre los 5 y 11 tienen que estar en escuelas», agregó.
En América Latina hay 10,5 millones de niños víctimas del trabajo infantil. En Argentina, son 715.484, el 9,4%, según las cifras oficiales adelantadas por el diario La Nación y que serán detalladas el próximo jueves en la conferencia. El ministro de Trabajo argentino, Jorge Triaca, anunció que el Gobierno prepara un ambicioso plan para los próximos cuatro años para que ningún niño esté condenado al trabajo infantil. De forma paralela, Argentina buscará también combatir el trabajo forzado y la generación de oportunidades laborales de calidad para los más jóvenes.
Por regiones, la más afectada es África, con 71 millones de niños víctimas de trabajo infantil, seguida de Asia Pacífico, con 62 millones. Entre ambas representan nueve de cada diez menores que trabajan. En tercera posición se encuentra la región americana (11 millones), seguida de Europa y Asia Central (6 millones) y, finalmente los países árabes (1 millón).
En países con menores ingresos hay más trabajo infantil, sin que eso signifique que no exista en países con ingresos altos. Es en los países con ingresos bajos que 43% de los menores de cinco a 17 años trabajan mientras que la mayoría, el 56%, labora en países con ingresos medios.
Por sectores, la agricultura domina en trabajo infantil y monopoliza el 70% de esta fuerza de trabajo. Es en las labores agrícolas donde la remuneración es más baja o inexistente y en las que los niños trabajan con familiares. «En la mayoría de los países el trabajo infantil agrícola no está prohibido, no estamos invirtiendo lo suficiente en la economía rural, no hemos podido garantizar el poder de negociación de los trabajadores rurales y entonces los niños en vez de ir a la escuela, tienen que dedicarse a las tareas rurales», advirtió Satyaharti.
Todos los oradores coincidieron en la necesidad de acciones concretas por parte de los estados, empresas, sindicatos y sociedad civil enfocadas a cumplir con los objetivos de Desarrollo Sostenible. Los compromisos adquiridos se verán reflejados en la Declaración de Buenos Aires, que se firmará el próximo jueves. De cumplirse, se dará un paso más para ver a un mundo libre de esta lacra.
Fuente:https://elpais.com/internacional/2017/11/14/argentina/1510689040_293182.html
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