San Rafael, Mendoza viernes 29 de noviembre de 2024

El mundo celebra pero espera ver reformas para invertir en la Argentina

Mauricio Macri posa junto a los líderes mundiales en la foto de familia de la reunión del G20.El resultado de las legislativas fue una buena noticia para el empresariado internacional que mira a la Argentina como eventual destino de inversión. Pero aguarda cambios concretos en el régimen laboral, fiscal y financiero que den previsibilidad. Mauricio Macri posa junto a los líderes mundiales en la foto de familia de la reunión del G20.

No caben dudas que el batacazo electoral del gobierno de Cambiemos no ha pasado desapercibido fuera de la Argentina. Lo expresaron los números y los múltiples reportes que siguieron desde think tanks de todo el mundo, citando los primeros signos positivos de la economía local. ¿Basta, sin embargo, para enamorar a los responsables de las demoradas inversiones y lograr que rieguen, de una buena vez, los brotes verdes que tanto destaca el macrismo? No tanto, a juicio de algunos, todavía falta la prueba de amor. Después de todo, no se trata solo de acumular poder sino de cómo se utiliza para cumplir con las promesas de reformas que estudia la Casa Rosada desde hace meses.

«Este es un gobierno que le gusta al empresariado internacional, no caben dudas sobre eso», comentó un diplomático europeo proveniente de uno de los países que más vínculos supo tener con la Argentina a nivel económico, mientras trascendían los primeros resultados de la noche electoral. En seguida, añadió: «Pero no basta con ganar elecciones, lo que se necesita son gestos».

Por gestos, se entienden reformas concretas al statu quo del universo de los negocios, en busca de una de las palabras más escuchadas en la Argentina desde hace décadas: previsibilidad. Y eso, en apariencia, solo lo conseguirá el Gobierno concretando las diversas modificaciones al régimen tributario, laboral y financiero de las que se viene hablando, especulando y negociando tras bastidores.

¿Hay planes de inversión concretos, fondos para inyectar a la economía desde el exterior?, quiso saber este diario. El diplomático se recostó en el asiento de su improvisada oficina y se tomó unos segundos antes de responder: «Lo que hay, de momento, es interés en volver a invertir por parte de empresas que siguen en el país. Revivir proyectos que se mantuvieron en suspenso, como la modernización de redes de logística. Eso podría reactivarse en el mediano plazo, si se logra tener certeza.»

Show me the money

Para The Economist, las elecciones de medio término ponían a la Argentina en la disyuntiva de elegir entre «la sobriedad o el peronismo». El test electoral que enfrentaba el Gobierno determinaría cuánto mejorarían las posibilidades de prosperidad del país. El presidente Mauricio Macri abonó esta perspectiva al subirse al escenario de Costa Salguero para celebrar la aplastante victoria: «Hoy no ganó un grupo de candidatos o un partido. Hoy ha ganado la certeza de que podemos cambiar la historia para siempre.»

Cambiemos se impuso en los cinco principales distritos del país, acumuló el 40 por ciento de los votos a nivel nacional con un 35 por ciento del voto peronista desmembrado en tres y avanzó en ambas cámaras legislativas nacionales, sin conseguir mayoría aunque mejorando sus chances negociadoras. Ya el resultado preliminar de las PASO había valorado la cotización de los bonos argentinos un 6,9 por ciento. Los del domingo fueron un boom para la confianza interna del Gobierno, en cuanto al rumbo económico escogido. Más de un funcionario traía a colación, en la charla ocasional de búnker, el ranking del último reporte del World Economic Forum sobre competitividad global: un ascenso de 12 puntos en sólo un año, del puesto 104 al 92. También mejoraron las perspectivas del FMI respecto al crecimiento proyectado para este año, ubicándolo en 2,5%.

No obstante ello, no todo es primavera para Cambiemos luego del resultado electoral. El elevado déficit gemelo -comercial y fiscal- es, por ahora, una luz roja intermitente que no se apaga en las pantallas de los analistas, sumado al temor a una excesiva dependencia en el financiamiento con deuda. La sobrevaloración del peso, a ojos de los operadores, tampoco ayuda a corregir el bache.

Edward Glossop, analista de Capital Economics, habló de «vulnerabilidades» en el Financial Times. Apuntó al déficit «incómodamente grande» que perduraría los próximos años. Otros se mostraron más optimistas, en el balance post electoral, y hablaron de una economía que se normalizaría a la par de la recuperación económica, el crecimiento de la confianza del consumidor y una inflación a la baja. Todo ello llevaría a mejorar los niveles de evaluación crediticia, en el mediano y largo plazo, siempre y cuando se alcanzaran estas metas.

«El triunfo de Macri no solo impulsará las inversiones chilenas. La Argentina se ve hoy como un país más abierto y más proclive a la economía, donde el sector privado es reconocido como tal. Es una buena noticia», señaló el vicepresidente del consejo empresario Chile-Argentina de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), Oscar Garretón, en declaraciones al portal Pulso. «También es una buena noticia que el justicialismo moderno sale más fuerte en esta elección, y el llamado del presidente Macri a un gran acuerdo nacional».

El Gobierno se siente cómodo con las cifras que exhibe en su Monitor de la Inversión, elaborado por la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional. Son dígitos que, a simple vista, destacan: 687 proyectos anunciados por parte de 527 empresas desde el 11 de diciembre de 2015 al 30 de septiembre de 2017. En términos monetarios: u$s 74.000 millones. No obstante ello, de momento, son promesas que materializan a cuenta gotas. Y 36.000 millones de esa torta provienen de promesas de reinversión de utilidades en la Argentina más que de la llegada de fondos frescos desde el exterior. También el kirchnerismo disfrazaba de inversión extranjera estas ganancias que las empresas no podían girar a sus casas matrices aunque, entonces, se atribuía al cerco financiero y no a una decisión estratégica.

Hay una segunda lectura posible, todavía menos brillante: el 40 por ciento de esa inversión, el equivalente a unos 29.000 millones, se concentra en los cinco distritos electorales más importantes del país, donde ganó Cambiemos. Esto es Buenos Aires (14.943 millones), CABA (5500 millones), Mendoza (3400 millones), Córdoba (3200 millones) y Santa Fe (2400 millones). Y una quinta parte corresponden a fondos destinados a la industria del Petróleo y gas, lo que determina que Neuquén se alce como el segundo destino más promisorio con u$s 13.400 millones. Lo que resta se reparte entre las 18 distritos restantes, con apenas un proyecto de un millón de dólares estipulado para Santiago del Estero, donde se ubica el nivel más alto de pobreza de la Argentina.

Proyección regional

«Veo que hay espacio para constituir una relación entre México, Brasil y Argentina como una suerte de triángulo entre las economías más pujantes de Latinoamérica», opina el analista y ex embajador en la OEA Rodolfo Gil. A su entender, el triunfo del Gobierno en las elecciones contribuye a la proyección de la Argentina en la región si bien, en el mundo actual, no hay margen para liderazgos unilaterales. «Está claro que la Argentina volvió al mundo en 2015. Vino (el presidente francés Francois) Hollande, (el premier italiano Matteo) Renzi y el vicepresidente (estadounidense) Mike Pence. Es cierto que cada uno trajo su carpetita con reclamos bajo el brazo, pero ¿qué líder no lo hace y cuánto hace que no teníamos estas visitas de referentes globales en funciones?», resalta Gil.

Eduardo Sigal, ex subsecretario de Integración Económica y Mercosur prefiere la cautela en este campo, no cree en esos dichos sobre una Argentina fuera del mapa hasta hace dos años y destaca los múltiples acuerdos logrados con la región durante la gestión anterior. «En 2015, tuvimos comercio por u$s 80.000 millones, el doble que en 2016, y eso no se consigue sólo con ideología», concluye.

En cambio, coincide con Gil en cuanto a que la Argentina no puede liderar sola en 2017-2018 sino asociada a Brasil. «El problema es que allí está (Michel)Temer, un gobierno con 3% de popularidad y que se va el año que viene», añade el ex funcionario.

Uno de los proyectos más ambiciosos del Gobierno es el acuerdo UE-Mercosur, una negociación con dos décadas de historia que exige de la sociedad brasileña-argentina para lograrlo. Tras un largo letargo, tomó velocidad y forma de cuotas y canastas de desgravación programadas entre ambos bloques entre 2016 y 2017. Se encuentra en el umbral de constituirse en acuerdo. Cambiemos anhela presentarlo en el contexto de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio, en diciembre, en la Ciudad de Buenos Aires, y apostaba a un fortalecimiento político en su rol negociador regional de la mano de las elecciones.

En Europa, el triunfo de Macri es visto como un gesto de confianza en su liderazgo.

Pese a ello, Europa no piensa en bloque cuando se trata de defender sus intereses nacionales en la letra de los acuerdos de librecomercio.

Carne vacuna y etanol son dos de los obstáculos más fuertes, y molestan a lobbies como el del campo francés. Tal es así que, la última semana antes de las elecciones, el palo en la rueda lo puso el presidente galo, Emmanuel Macron, al solicitar que se cambie el modo de negociación durante la última cumbre de la UE. Suena paradójico, si no irónico, cuando se considera que Macron era uno de los socios en los que confiaba el Gobierno para sepultar los «peros» europeos. Es que, a ojos del mundo, la Argentina sigue siendo proteccionista.

También a nivel local se despertaron ciertos recelos entre el empresariado que estudia, algo intranquilo, el capítulo de «Normas» que impone el acuerdo de asociación en su capítulo sobre contrataciones públicas, a tono con la media europea. Esto implicará más costos, regulaciones y, por ende, la posibilidad de perder espacio frente a otros oferentes que aterrizan con estándares de calidad superior.

A los empresarios extranjeros, por su parte, los persiguen otros temores: «Hoy los hombres de negocios locales se amparan en otras medidas de protección, pero en lo que respecta a los de afuera, están asustados por lo que tienen que pagar. No se trata de precarizar el trabajo pero tampoco se puede precarizar al empleador», deslizó el diplomático consultado por El Cronista.

En los meses previos al 22 de octubre, el gobierno de Cambiemos inició el camino de transformaciones con medidas como facilitar la constitución de empresas en Argentina. Es posible que esto, sumado a las reformas que tomen consistencia con el nuevo cuerpo legislativo, terminen de despejar las dudas de los inversores tal como pretende el Gobierno y algunos, incluso, se animen a anticiparse al final de las mismas apostando a pagar menos que aquellos que lleguen con el camino ya alisado y una economía de matriz más amigable a los intereses privados. Por ahora, es un gran signo de interrogación que se cierne sobre una Argentina cada vez más amarilla.

Las leyes que vienen

Antes de que termine el período de sesiones ordinarias, el Congreso nacional podría dar curso en un mes a las llamadas leyes de Responsabilidad Penal Empresaria, Compre Argentino y Defensa de la Competencia.

El objetivo sería concretar estas sanciones con la actual conformación de las cámaras para fijar una agenda propia en sesiones extraordinarias a partir del 10 de diciembre cuando renueven ambos cuerpos. Entonces, Cambiemos será la primera minoría pero con 107 bancas, mucho más cerca del quórum propio en Diputados. Y en el Senado, pasará a controlar 25. En ambos casos, gana espacios donde el peronismo -sobre todo el Frente para la Victoria-, los pierden.

Con esos nuevos números, se sentará a negociar el Presupuesto 2018 en lo que respecta a la prórroga del impuesto al cheque y el revalúo fiscal y contable, la Responsabilidad Fiscal y la Reforma Tributaria.

También se estima que ingresarán en este período especial, Mercado de Capitales y el Blanqueo laboral. Es posible que, por razones de tiempo, las extraordinarias se dividan en dos, con un receso en enero, y se retomen las sesiones durante febrero del año próximo.

Para el próximo período ordinario, que arrancará el próximo 1 de marzo de 2018, se espera una última batería de leyes sobre Semillas, donde subsiste una fuerte presión por parte de los Estados Unidos, y Accidentes de trabajo.

También es probable que la Reforma Previsional se concrete durante el primer trimestre de 2018 mientras que hay dudas respecto a la demorada Ley Convergente para reformar el universo de las comunicaciones.

Fuente:https://www.cronista.com/3dias/El-mundo-celebra-pero-espera-ver-reformas-para-invertir-en-la-Argentina-20171027-0002.html

 

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