Una de las pautas para este presagio es que en los primeros ocho meses de este año, la producción de carne fue de 371.100 toneladas, un 7 por ciento más que en igual período de 2016, mientras que el consumo aparente (producción nacional más importación) también presentó un crecimiento del 9 por ciento tocando, así, un récord de consumo de casi 14 kilos por habitante. Estos datos surgen de una investigación reciente de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).

Bajo este contexto promisorio, esta semana se realizó la segunda reunión anual de la Mesa Nacional Porcina, que fue llevada adelante por la Secretaría de Mercados Agroindustriales, junto a las subsecretarías de Ganadería, y de Alimentos y Bebidas.

Rodrigo Troncoso, de la cartera ganadera, encabezó la jornada y destacó el crecimiento de la producción y el consumo. Es que la Argentina lleva un crecimiento sostenido de esta cadena de más de diez años.

Por eso, el funcionario, pensando en el potencial productivo, se centró en la expansión de los mercados exportadores, tratando la apertura de nuevos destinos y los avances en las negociaciones con China y Singapur. De la misma forma, la Subsecretaría de Ganadería expuso un estudio exploratorio del mercado ruso, principal importador de carne congelada.

Este auspicioso panorama exportador aun sigue siendo marginal para la Argentina ya que la producción actual alcanza para abastecer al mercado interno mientras que los excedentes para la exportación todavía son bajos, analizó IES.

De igual manera que las exportaciones, las importaciones también siguieron un camino expansivo, pero son bajas respecto a las estadísticas de los últimos quince años.

Brasil encabeza el ránking como proveedor de carne ya que las compras a este país representaron el 90 por ciento del total, mientras que Dinamarca y España son el segundo y tercer proveedor, respectivamente.