Se reactivan los planes para emitir deuda apenas Wall Street retome su ritmo habitual
Los gerentes financieros de varias empresas locales, ya decididas a buscar capital en el mercado internacional, cuentan los días para que termine el verano boreal.
Con la tasa de riesgo país consolidando su tendencia bajista tras el efecto PAS0 (cerró ayer a 386 puntos, cayendo otro 2%, con lo que ya retrocede casi 12% en el mes) y la referencia de la tasa de interés a 10 años en Estados Unidos en 2,13%, algunos temen que el tradicional «parate» en los negocios de Wall Street, que suele congelar las emisiones en esta época del año, los haga perder una gran oportunidad.
Sobre todo, luego de que en las últimas ruedas de negocios quedó a la vista un marcado aplanamiento de la curva de spread de la deuda argentina respecto de los países calificados BBB en la región tanto en el tramo corto como en el medio (entre 5 y 10 años), que dejó a estos últimos en la zona del 2,5%, «zona de mínimos en el año, incluso por debajo de los niveles previos a las PASO», observó ayer Delphos Investment.
Los sondeos de mercado detectan una decena de emisiones en gateras por un total estimado en US$ 4000 millones. «Los más avanzados son los casos de Pampa Energía y MSU, que buscarían 500 millones de dólares cada una antes de octubre», explica Sebastián Maril, analista de Research for Traders.
Pampa Energía tiene en carpeta una emisión convertible en acciones (para la que dio mandato a Merrill Lynch, JP Morgan y Citi) y otra de un bono en dólares pagables con pesos (peso-linked), que había quedado postergada por la corrida que se disparó contra el peso antes de las elecciones primarias.
Que las principales emisoras en busca de fondos para financiar inversiones sean del sector energético no es casual. Es el sector de la economía más demandante de capitales. No en vano en la lista de los que analizan ese mismo camino de financiación también figuran Transener, Central Puerto y el Grupo Albenesi (que planea la reapertura de un bono a vencer en 2023), entre otros.
Se reabrió una ventana
Maril apunta que el momento de mercado es particularmente apto para planificar este tipo de operaciones, no sólo por las condiciones internacionales, sino por las evidentes señales de rebrote del apetito por el riesgo argentino que surgió tras los resultados de las PASO. «Hay un mercado hambriento por retornos atractivos como los que paga la Argentina en un mundo de tasas muy bajas. Y esto, a la vez, les genera oportunidades al país y a las empresas para refinanciar pasivos más costosos o buscar capital», observa.
Su colega Nicolás Chiesa, de Capital Balanz, agrega otro factor que seguramente incida para que aquellos que pueden busquen recurso en el mercado internacional: la renovada carestía de las tasas de interés locales en pesos. «Las empresas que puedan van a tratar de aprovechar la compresión de tasas que dejó el rally de los bonos largos en dólares de los últimos días para financiarse más barato. En especial porque, dado el nuevo apretón monetario, las tasas locales se han vuelto a encarecer», explica.
El dólar fue, vino y quedó igual
El dólar cerró estable ayer, tras haber iniciado la rueda acentuando el rebote de los últimos días. Pero cuando el billete en el segmento mayorista se volvía a acercar a $ 17,50 (tocó $ 17,48) una súbita reacción de la oferta cerealera lo hizo retraer hasta $ 17,40, para quedar sin cambios. Al público quedó a $ 17,66, 2 centavos arriba del cierre previo, tras haber llegado a $ 17,73.
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