Economistas consultados por Infobae estiman que la política fiscal es más expansiva en esos periodos. Pero otros especialistas creen que su crecimiento continuo oculta los ciclos
Como en todo año electoral, el gasto público vuelve a estar en la mira. Y una vieja discusión se reaviva de cara a las elecciones legislativas de octubre: si es mayor o no cuando los argentinos acuden a las urnas.
Ya se incrementó un 35% la Asignación Universal por Hijo (AUH) en mayo de este año, al pasar de $340 a $460. El pago estatal para estos beneficios ahora supera los 41.000 millones de pesos. También se elevó el salario mínimo a $2.875 y se esperan nuevos anuncios en torno a las jubilaciones.
Pero en este terreno, especialistas consultados por Infobae dividen sus posturas sobre el poder de caja del Gobierno y sus fines.
Para Nadin Argañaraz, economista del Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF), el gasto primario siempre creció a mayor velocidad que los ingresos desde 2005 excepto en 2010, pero “la brecha se acentuó” en los años electorales. «En 2007 y 2011, la brecha fue de más de siete puntos en promedio», especifica.
Con un aumento estimado del 30% en los ingresos por las rentas a la propiedad en 2013, el gasto primario tendría un piso de crecimiento del 33 por ciento. «Las tasas de crecimiento del gasto público son mayores en esos periodos, y eso suele ser más marcado en las presidenciales que en las de medio término», agrega Luciana Díaz Frers, directora de Política Fiscal del Cippec.
«Se suele observar el mayor efecto de la brecha negativa en octubre. Esto significa que la variación del gasto supera a la de los ingresos públicos especialmente en el mes de las elecciones», sostiene Marcelo Capello, presidente de IERAL-Fundación Mediterránea.
A medida que se acerca octubre, Capello dice que «es posible pronosticar que subirá la tasa de crecimiento del gasto público, especialmente en la inversión pública, las transferencias discrecionales a provincias y municipios más cercanos al poder central, así como las ayudas sociales a la población».
Durante esos años, el gasto se focaliza en subsidios a personas y empresas. «Lastransferencias al sector privado para financiar gastos corrientes disminuyen entre 2004 y 2006 y 2008 y 2010, pero crecen en 2007 y 2011″, confirman desde Cippec. Esto incluye jubilaciones, pensiones, ayudas escolares a personas, transferencias a cooperativas, entre otras.
Díaz Frers estima que «la asignación geográfica del gasto» ayudaría a estimar si hay jurisdicciones beneficiadas con más recursos. «Pero esta información se dejó de publicar hace cinco años, lo que dificulta este tipo de análisis», dice.
La inflación que empuja
El gasto público crece con fuerza hace más de una década, y con una inflación de doble dígito, algunos economistas consideran que no se puede calcular el impacto del gasto público en esos años. “El crecimiento continuo del gasto oculta cualquier ciclo electoral, como sí podía verse en la década del 90”, dice Cynthia Moskovits, economista de FIEL. Mientras que representaba el 25% del PBI en 2003, el año pasado llegó al 46% del producto.
Jorge Colina, presidente de Idesa, asegura que “se hace difícil ver que haya una mayor inclinación a gastar en el periodo electoral” por la suba de precios. “Las políticas distribucioncitas mantiene alto el gasto. En esos años, tal vez se puede ver un aumento de la obra pública”, agrega. Estas medidas suelen ser utilizadas para fortalecer la posición quien tiene la caja.
Con todo, la escalada del gasto no siempre se traduce en eficiencia. «La opinión pública expresa reiteradamente su insatisfacción con el estado de la educación, la atención de la salud o la seguridad», de acuerdo al estudio «La construcción de unEstado moderno y eficaz para la Argentina» de FIEL. Pero tampoco es exclusivo de la última década.
La Cooperación Andina de Fomento (CAF) destacó la importancia de tener un «gasto público eficiente», no sólo en pos del bienestar de la población por la calidad de los servicios públicos, sino también porque mejora la disposición a pagar impuestos.
Fuente:
- Por Jorgelina do Rosario jdorosario@infobae.com
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