En abril de 2017, el Gobierno de la Provincia, a través del Ministerio de Seguridad, puso en marcha la última fase de implementación del Programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior, denominada “Fortalecimiento institucional del abordaje metropolitano de la seguridad ciudadana”. Es llevada adelante por un consorcio de empresas y organizaciones especializadas en la temática.
El objetivo de esta última fase es fortalecer las capacidades técnicas e institucionales del Gobierno provincial y los municipios para gestionar la seguridad en el área metropolitana desde un enfoque preventivo, haciendo uso eficiente de los recursos tecnológicos recientemente adquiridos.
Es en este marco, se convocó al especialista mexicano Enrique Betancourt, quien durante tres días brindó una capacitación a personal del Gobierno provincial y de los municipios sobre cómo complementar la labor policial y del Ministerio Público Fiscal con políticas de prevención integrada del delito emanadas de la Provincia y los municipios. Dichas políticas incluyen aspectos sociales, comunitarios y situacionales y responden a información obtenida de manera oportuna y confiable.
Lo consultamos sobre algunos aspectos de su mirada sobre la seguridad ciudadana.
¿Por qué es tan importante el trabajo municipal y comunitario en complemento con el trabajo de la Policía y del Sistema Judicial?
Cuando comenzamos las presentaciones, una de las frases con las que quise iniciar es que Todo lo que sucede, sucede en el territorio. No importa si es un tratado internacional, si es una política internacional o nacional o de un nivel estatal, de un nivel intermedio o de un municipio.
Todo sucede en el territorio y el primer nivel de gobierno que interactúa con ese territorio siempre es el Municipio. Esa es la primera razón. La segunda es que la seguridad puede ser una preocupación global pero de manifestación híper local. Uno puede ver la tasa de homicidios de Argentina como un promedio, pero eso nos dice muy poco de las dinámicas de la violencia en Argentina. Lo que hay que hacer es empezar a ver, cuando nos acercamos a un nivel más desagregado de información, que entre las distintas provincias hay distintas tasas.
Dentro de la misma provincia, se pueden observar varias ciudades que tienen distintas tasas y dentro de las ciudades, distintos barrios que tienen distintas tasas. Conforme vamos acercando la mirada al territorio, nos vamos dando cuenta de que los problemas de la violencia tienen una característica muy importante de concentración. Cuando no atendemos a la concentración, tendemos a buscar soluciones homogeneizadas, que muy pocas veces atienden las realidades de los lugares donde está concentrada la problemática.
Esta combinación de factores: primero que el gobierno municipal es el más cercano al territorio, y segundo, que entre más desagregada sea la mirada, más efectiva puede ser la solución, hacen acento en la importancia de que Justicia, Policía y el resto de los servicios que puede ofrecer el Estado, en general, incluyendo los del Municipio, estén entendidos de estos fenómenos híper localizados de criminalidad y violencia”.
¿Cuál es el terreno que encuentra en Mendoza para poder implementar este tipo de acciones?
Yo creo que es extraordinario y creo que la presencia de varios municipios y por lo menos de dos niveles de gobierno provincial y municipal, que vengan de distintas áreas, hay gente de desarrollo urbano y de áreas de Seguridad Pública, ese es un indicador ya de por sí importante. Luego, la interacción de los equipos demuestra que aquí hay un capital humano muy valioso.
Hay gente que conoce muy bien su territorio, su área de trabajo, con mucha experiencia. No en todos los lugares hay esas condiciones. Creo que hay condiciones particularmente interesantes para lograr resultados.
¿Cuál va a ser el principal reto, entonces, para abordar este trabajo?
El reto va a tener que ver con un liderazgo que permita poner mecanismos de coordinación entre estos grupos. Técnicamente se hablan distintos idiomas. La gente de desarrollo urbano tiene una forma de entender las cosas, de entender sus procesos, de entender incluso la terminología muy distinta a la gente de seguridad, por ejemplo. En mi experiencia, incluso cuando hay buena voluntad para trabajar, existen barreras muy importantes de lenguaje, de perspectiva, que es importante alinear.
Ni hablar cuando incluimos toda la parte de Justicia y algunas otras que también son necesarias. Mientras más gente y más áreas participan, el reto de coordinación y de crear una agenda común sobre la cual hay ya un consenso generalizado se vuelve más difícil y más importante. Es la figura del líder la que permite o instruye o que facilita que esos grupos se sienten alrededor de la mesa a ponerse de acuerdo.
¿Cómo se logra esta interacción, esta coordinación?
Los gobiernos están diseñados para que cada quien haga lo que le toca, con su propia infraestructura, con su propio presupuesto, con su propios indicadores. Entonces, pedirle a un aparato que está diseñado para que opere así que confluya, con toda naturalidad, es casi antinatural.
Ese cambio de paradigma no se da sólo por buena voluntad. Requiere de un esfuerzo adicional, que todas las veces viene acompañado de un liderazgo comprometido y claro en las ideas. Que tenga una teoría de cambio sobre cómo resolver el problema, aunque sea imperfecta, pero que aglutine alrededor de esa idea a todos los grupos.
¿Cuál es la situación que encuentra en Mendoza en cuanto a la violencia? ¿ Se pueden generar acciones para mejorar la situación?
Siempre se pueden bajar índices. Yo vengo de trabajar en 2010 en ciudad Juárez, que era la ciudad más violenta del mundo. La desesperanza que existía en los ciudadanos era gigantesca. Entonces, cuando nosotros llegamos, mi trabajo era no estar desesperanzado, mi trabajo era llegar a ayudar y no tenía otra opción.
Era muy difícil, porque las caras, las actitudes que uno veía en la ciudadanía eran, de verdad, terribles, y es una ciudad que ha logrado salir de esta situación de una manera muy importante.
Cuando una ciudad que ha caído en un bache se da cuenta que se puede salir, de repente se abre una cantidad de oportunidades y de imaginarios que la ciudad no tenía antes. Se siente potenciada, empoderada y capaz, y creo que toda sociedad puede lograr eso y más con las condiciones que tienen ustedes en Mendoza.
Honestamente, para los lugares en los que he trabajado, la situación de la provincia no es dramática. No es preocupante. Son tasas muy controlables. Lo que necesita para mejorar es contar con datos. Datos para poder apuntar la mirada a aquellos lugares en donde está realmente concentrada la violencia. Porque una estrategia general sobre la gran mancha urbana para bajar la tasa de violencia tiene efectos muy colaterales.
Si uno se enfoca en saber cuáles son los puntos sensibles de la ciudad, si sabemos cuáles son los más candentes, quiénes están en estos grupos. Si conocemos a las personas que están provocando la violencia con nombre y apellido, podemos generar un plan de cómo trabajar con ellos.
Ahí es donde empieza a evaluarse si les caemos con todo o si se entra en un esfuerzo de disuasión, pero tenemos que saber exactamente quiénes son los que generan las tasas de violencia y diseñar estrategias. Así el resultado puede ser espectacular.
En relación con el otro tema en que está especializado y sobre el cual disertó, ¿cuál es la relación entre el diseño urbano y seguridad?
Nos preguntábamos en el marco de estos encuentros si la violencia es producto de un medio ambiente urbano, si es causa o si el medio urbano se deteriora por la violencia y cuál es la relación de causalidad entre medio urbano y violencia.
Parece que cuando pensamos en los procesos de urbanización informal, cuando pensamos en los procesos de urbanización sin planeamiento, generalmente llegamos a concluir que estos espacios tienden a concentrar mayores índices de violencia. La pregunta es: ¿es posible darle marcha atrás? En estos barrios en los que ya tengo violencia, ¿es posible llegar con dotación de servicio que elimine la violencia? La verdad es que no tenemos respuestas contundentes en este sentido. La evidencia que existe sobre esto es todavía muy incipiente y no es muy alentadora tampoco.
Pero esto no quiere decir que las intervenciones urbanísticas en los territorios en donde hay una concentración de violencia no nos abran grandes oportunidades o no nos faciliten el camino, para incluir, junto con esas intervenciones territoriales, medidas que tienen que ver con la Justicia, la seguridad pública, el fortalecimiento de la cohesión social y de la participación ciudadana, que permitan lograr resultados mucho más concretos en temas de seguridad.
Enrique Betancourt
Es el director de la Iniciativa de Seguridad Ciudadana en Chemonics International con base en Washington, DC, desde donde coordina un portafolio de proyectos de seguridad y justicia con un enfoque de reducción de violencia urbana en México, Guatemala, República Dominicana y Colombia.
Fue titular del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana del Gobierno Federal de México y director general adjunto de política social en la Coordinación de Gabinetes y Proyectos Especiales de la Presidencia de la República con el encargo de coordinar equipos intersecretariales y de desarrollar herramientas para la implementación de estrategias focalizadas de seguridad ciudadana con estrecho acompañamiento de gobiernos locales y sociedad civil. Fue también enlace de la Secretaria de Desarrollo Social para el diseño y la implementación de la estrategia Todos Somos Juárez.
Es miembro del Consejo Técnico de la Iniciativa Regional de Seguridad para México y Centro América de USAID, asesor internacional de la Red Nacional de Comunidades Seguras del John Jay College of Criminal Justice de Nueva York, miembro de la junta de consejo del World Fellows Program de la Universidad de Yale y miembro del comité de expertos del Consejo de Desarrollo Urbano Sustentable de la Ciudad de México.
Enrique es World Fellow de la Universidad de Yale, arquitecto por la Universidad de las Américas en Puebla y es maestro en Diseño Urbano por la Universidad de Harvard.
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