A la par de este escenario que se viene repitiendo a lo largo de todo el país, el Departamento de Estadísticas y Tendencias del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de Córdoba sumó un nuevo condimento para entender este cambio de hábitos. La Argentina es el segundo país más caro, en un ránking que incluye otras 35 naciones, para tomar leche.
Sólo superado por Canadá que donde se paga el litro de leche 1,86 dólar, en la Argentina cuesta en promedio 1,55 dólar, el doble por ejemplo de lo que se paga en países con realidades muy distintas entre sí como Paraguay, Alemania, Egipto o la India.
El informe revela además que entre julio de 2015 y julio de este año el litro de leche, en dólares, se encareció un 46,22%. Aunque parecería que el aumento fue al ritmo de la acumulación acumulada, hay que tener en cuenta que se incrementó más de un 46% calculado en dólares con una devaluación del peso en el medio de casi el 80% lo que implica una suba en pesos mucho más pronunciada y por lo tanto muy por encima de la inflación acumulada.
Sin embargo esta fuerte suba en los precios finales de la leche no llega al productor. Mientras entre 2015 y 2017 en dólares el litro de leche subió más de un 46% el precio que percibe el tambo por su producción en ese mismo periodo cayó un 14,28%.
Este fuerte incremento que se quedan los intermediarios quedó en evidencia en el informe del Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de Córdoba. Mientras en julio de 2013 el margen del precio del litro de leche entre el primer y último eslabón de la cadena era del 295%, este año llegó al 515%.
Es decir que mientras el valor de venta al público creció exponencialmente y supera ampliamente el promedio internacional (0,55 dólar por arriba del promedio), en nuestro país el precio pagado al productor se mantiene de manera estándar y hasta cayó un poco en el último año.
Mientras la Argentina es, en un ránking de 36 países el segundo con el litro de leche más caro, cuando se tienen en cuenta esos mismos países para comparar los salarios promedio, ahí la Argentina cae al 13er lugar.
El impacto es inmediato. Según datos oficiales de la Subsecretaría de Lechería del Ministerio de Agroindustria de la Nación, en el último año los argentinos consumieron, en promedio, 40,1 litros de leche líquida, el número más bajo desde los años 2002 (37,8 litros) y 2003 (37,3 litros) cuando todavía se intentaba salir de los estragos económicos y sociales que derivaron en el estallido de diciembre de 2001.
Siempre de acuerdo a datos oficiales, la caída del consumo respecto de 2015 llega al 9% y es la más fuerte desde 2002.
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