A una semana del comienzo de una nueva edición del torneo de Wimbledon, en Télam recordamos la hazaña del cordobés, que en el año 2002 perdió en la final con el australiano Lleyton Hewitt.
Argentina contaba en 2002 con una muy buena camada de jugadores encabezada por Franco Squillari, Mariano Puerta, Mariano Zabaleta y Guillermo Cañas, y de a poco se sumaban otros que también se destacaron en el circuito como Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri y Gastón Gaudio.
Entre los juveniles sobresalían Guillermo Coria y David Nalbandian y fue justamente este último quien volvió a poner a la Argentina en una final de Grand Slam al alcanzar el partido decisivo del torneo de Wimbledon.
La última vez que el tenis argentino había dicho presente en una final de Grand Slam había sido en Roland Garros 1982 cuando Guillermo Vilas perdió con el sueco Mats Wilander.
Pero en el año 2002 llegó Wimbledon, el torneo que menos les gusta a los argentinos por jugarse sobre césped y se dio lo que jamás nadie hubiese imaginado: que un tenista ‘criollo’ llegase a la final.
La mejor actuación entre los varones sobre el césped londinense la había conseguido Vilas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos, al llegar a los cuartos de final en 1975 y 1976.
Nalbandian, que había tenido buenas actuaciones en Wimbledon como juvenil, arrancó el torneo como preclasificado número 28 y superó en el debut al español David Sánchez por 6-4, 6-3, 4-6 y 7-5.
En la siguiente instancia derrotó al talentoso francés Paul Mathieu por 7-6, 7-6 y 6-3 y en la tercera ronda se sacó de encima con un triple 6-2 al suizo George Bastl, que venía de dar la gran sorpresa del certamen al eliminar al estadounidense Pete Sampras.
El nacido en Unquillo dio un paso más al vencer al australiano Wayne Arthurs por 6-4, 7-6, 2-6 y 7-6 en los octavos de final y entonces ya todos se empezaban a fijar en ese rubiecito que tenía un revés a dos manos endiablado.
En cuartos de final llegó el primer encuentro a cinco sets y David le ganó al ecuatoriano Nicolás Lapentti, otra de las sorpresas del torneo, por 6-4, 6-4, 4-6, 4-6 y 6-4 para meterse entre los cuatro mejores del certamen.
En un certamen con muchos batacazos, otras de las revelaciones fue el belga Xavier Malisse, quien en las semifinales fue víctima del notablemente momento de Nalbandian, que lo superó por 7-6, 6-4, 1-6, 2-6 y 6-2.
Y llegó el encuentro decisivo ante el australiano Lleyton Hewitt, que se crió jugando sobre césped y fue un amplio dominador del cotejo.
El resultado fue un categórico 6-1, 6-3 y 6-2, pero ese día fue la piedra fundacional para el resurgimiento del tenis argentino, que después vivió más momentos de gloria con el propio Nalbandian, Coria, Gaudio y Del Potro.
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