• Será por el segundo semestre. Se estima un monto de $ 19.000 M. desde julio, ¿Se mantendrá el interés del 15%?
Como actualmente el nivel de préstamos al sector privado asciende a $ 377.000 y superaría los $ 380.000 millones el mes próximo, esto significa que los bancos deberán volcar a las empresas unos $ 19.000 millones, es decir el 5% de ese monto. Una vez que se haya completado este tercer tramo, el total destinado a financiar al sector productivo habrá ascendido a $ 52.000 millones.
En la línea actual, que comenzó en enero y se extenderá hasta fin de este mes, se estipuló una tasa del 15,25% anual. Dicho nivel surgía de la Badlar total (es decir, el nivel de tasa mayorista que cobran tanto bancos públicos como privados) más un adicional de 400 puntos básicos. Pero si ahora se mantuviera este esquema, en realidad la tasa debería pasar a niveles de entre el 18% y el 19% anual, dado el salto que se produjo en el costo del dinero en las últimas semanas. Éste fue alentado por el propio Central a través de las colocaciones de Lebac y Nobac (reconociendo mayores tasas) y también del Banco Nación, que redujo su participación en el mercado interbancario. No está claro, sin embargo, que el Gobierno admita que la línea de préstamos productivos presente un aumento del costo para las empresas.
La primera línea aprobada por el BCRA fue por un total de $ 15.000 millones y la segunda acumuló $ 17.000 millones. Pero según los datos transmitidos por las propias entidades, a fines de junio se habría sobresuscripto el cupo que obligatoriamente se debía colocar, con lo que se estarían superando los $ 18.000 millones. «Esto demuestra -consideraron en el Central- que existe demanda de financiamiento para volcar a la inversión, por ejemplo, a través de la compra de maquinaria o ampliación de plantas». Y de ese monto, se estima que alrededor de un 93% de lo asignado ya habrá sido efectivamente desembolsado.
Otro de los datos que surge del otorgamiento del segundo tramo del crédito al sector productivo es que el 58% de los que tomaron estas líneas son pymes, un porcentaje mayor que en el primer cupo. La explicación es que las grandes compañías que precisaban financiamiento ya habían aprovechado para tomar los fondos el año pasado, por lo que los bancos se vieron obligados a buscar empresas más chicas que buscaran acceder a crédito barato. Por eso, muchos ejecutivos de empresas se sorprenden de los insistentes llamados que reciben de los oficiales de crédito que atienden la cuenta ofreciendo en forma muy rápida la aprobación del crédito y el posterior desembolso. La mayoría manifiesta que «nunca le había pasado» que el banco ofreciera en forma tan abierta el acceso a un crédito con estas características. Además de que la tasa fija es muy negativa en términos reales (15% está casi diez puntos por debajo de la inflación real), el plazo mínimo de otorgamiento es muy conveniente, ya que como mínimo deben ser tres años y puede extenderse a cinco años.
La extensión de este programa de préstamos al sector productivo significa, además, que va creciendo rápidamente el porcentaje de crédito dirigido sobre el total de financiamiento que otorgan las entidades al sector privado. Para el Central se trata de un «círculo virtuoso», por el cual se les presta el crédito a empresas que invierten, lo que ayuda a dinamizar la economía. Y destacan que la relación entre crédito y PBI viene creciendo en forma acelerada: pasó del 10% en 2010, luego de la crisis financiera internacional, a cerca del 17% en la actualidad.
De la misma forma, también se señala que el aumento del crédito al sector privado es el principal factor que explica el aumento de la emisión monetaria en lo que va de 2013, por encima de otros aspectos, como el financiamiento al Tesoro vía adelantos transitorios. Volcarles más recursos a las empresas quita recursos para el crédito al consumo, con lo cual se estaría logrando un mejor balanceo entre los créditos personales (que se llevaban la mayor parte de los recursos volcados por los bancos) y los dirigidos a empresas.
Sin embargo, también hay muchas críticas. La más importante es que los bancos van perdiendo cada vez mayor capacidad de maniobra para definir el destino que le dan al crédito, por lo que se va hacia un esquema cada vez más dirigido. En ese sentido, se resalta que en Venezuela más del 70% del préstamo otorgado por los bancos está direccionado por el Estado. En las últimas semanas había corrido el rumor de que existía una chance de obligar a los bancos a volcar una línea destinada a la adquisición de viviendas, a través de préstamos hipotecarios. Sin embargo, se consideró demasiado complejo obligar a todas las entidades a avanzar en esa dirección, sobre todo porque el plazo de ese crédito no debería bajar de los diez años, generando un enorme descalce con los depósitos. Pero desde el Gobierno no descartan que en las próximas semanas se ponga en marcha algún esquema de subsidio para facilitarle al público el acceso a la vivienda, más allá del plan Procrear que maneja la ANSES con el Banco Hipotecario.
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