San Rafael, Mendoza miércoles 27 de noviembre de 2024

Expandir la ganadería, una oportunidad y una necesidad de Mendoza.

La matriz productiva mendocina con base en la agricultura acusa las consecuencias de la crisis producida, fundamentalmente, por la caída de los precios y de las inclemencias climáticas de los últimos años.

Amén de las acciones que deben hacerse para sostener y hacer eficiente al sector, es posible, también, fomentar la incursión en nuevas actividades como el crecimiento de otras ya existentes tal es el caso de la ganadería bajo riego. La posibilidad de integrar el proceso de producción de carne, o sea la complementación del sistema de cría en campos naturales con la recría y engorde en fincas irrigadas, es una actividad con un futuro promisorio.

Esta actividad, que rara vez se ve afectada directamente por accidentes climáticos, representa el 30% del volumen total del sector ganadero de Mendoza. Gracias a los incentivos otorgados en la Ley 7074 y sus modificatorias, aumentaron en los últimos años los emprendimientos dedicados a engorde en corral y pastoreo rotativo intensivo en pasturas bajo riego. Esta fue una decisión política fundamental, pensada para darle el empuje que necesitaba una actividad que no está lo suficientemente desarrollada.

La ley de incentivo de engorde bajo riego, es la herramienta que más impacto tuvo en los últimos años en la producción de carne en Mendoza, pasando de 5000 cabezas engordadas en la provincia en  2005/06 primer periodo de aplicación de la ley, a la actualidad, donde estamos en 50000 cabezas producidas en 2014, faenadas y comercializadas en la Provincia.

Para entender el potencial de esta actividad, vale decir que en Mendoza tenemos un “mercado cautivo” en donde se consumen anualmente, aproximadamente unos 450.000 novillos gordos y solamente entre un 5% y un 10% de ellos, se producen en la provincia. Esto implica que para satisfacer la demanda, se deben importar de otras provincias unas 400.000 cabezas de ganado. Como se puede observar existe una balanza comercial altamente negativa en este rubro. Es fácil cuantificar lo que se pierde, ya que el valor de compra de las cabezas o carne faenada que ingresada implica la suma de más de $ 6.000.000.000, suma que no queda en la provincia por la falta de inversión en esta actividad.

La mayor rentabilidad y menores riesgos de la actividad ganadera nos brindan una oportunidad de desarrollar una producción que incidirá directamente en la industria de la carne. Industria que está preparada para crecer, los ocho mataderos habilitados faenan mensualmente unas 17.400 cabezas, cuando tienen capacidad para procesar el doble.

Asimismo otras actividades se favorecerían, como fábricas de chacinados y curtiembres; y servicios relacionados con profesionales veterinarios. Además, obviamente se incrementaría la demanda de insumos tales como maquinaria y se expandiría la actividad en talleres mecánicos y metalúrgicas, y el comercio de alambrados, postes y transporte de hacienda; creando, también, empleos genuinos.

Por último, debe mencionarse que numerosas fincas, hoy improductivas y con derecho de agua, serían locaciones ideales para emprendimientos ganaderos, reactivando la producción sobre tierras que hoy están en estado de abandono.

Se nos presenta, entonces, una alternativa que debemos explorar. Un estudio de las tierras utilizables en los distintos oasis de la provincia y facilitar la incorporación de tecnología para optimizar los rendimientos, son tareas que debemos emprender.

Ninguna actividad productiva se desarrollará sin el trabajo conjunto de los productores y el Estado. Programando, creando mejores condiciones y sabiendo que no hay resultados mágicos sino mucho trabajo por delante, podemos desarrollar esta potencialidad que tiene mucho que crecer y un mercado local que requiere abastecimiento.

Mendoza ha vivido en los últimos meses, un claro ejemplo de lo que es repensarse estratégicamente. El ejemplo, es el sector energético. Fuimos una provincia de vanguardia durante años, perdimos luego liderazgo y recuperamos ahora iniciativa desde emprendimientos de energía fotovoltaica y eólica y grandes obras como Portezuelo del Viento.

Así como Mendoza volvió a ser referencia en materia de generación de energía, puede  recuperar vigor en sus campos y fincas expandiendo con políticas públicas sostenidas, la actividad ganadera, que cuenta con mercado, posee una industria en condiciones de extenderse y decenas de actividades asociadas esperando desarrollarse. Es la hora de hacerlo.

 

 

Dip. Prof. Edgar Rodríguez.

UCR- San Rafael.

 

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