Cómo la tecnología del transporte y la irrupción de los millennials están creando un nuevo ecosistema de negocios en la industria del transporte; el impacto también se empieza a sentir en el mercado local
Los vehículos autónomos lideran un cambio en la industria que incluye otras novedades, como el desarrollo de los motores eléctricos o el avance de la modalidad del carpooling
La tecnología está cambiando la forma en cómo las empresas desarrollan y fabrican sus vehículos. Los motores eléctricos e híbridos tienden a ofrecer mayor propulsión con menor inversión energética y con menos niveles de emisiones. Muy pronto va a ser normal para los autos tener conciencia exacta de dónde están en relación con otros vehículos y potenciales peligros, y podrán tomar acción preventiva para evitar accidentes. De la misma forma se están generando cambios en la población, especialmente urbana, que prefiere el modelo de «pagar por el uso» a tener su propio automóvil.
Este fenómeno pone en alerta tanto a la industria automotriz como a las compañías aseguradoras, a los medios de transporte de pasajeros y cargas tradicionales, y a los gobiernos de todo el mundo, que deberán acompañar mediante un marco regulatorio adecuado a la sociedad en este camino de transición hacia el nuevo modelo.
«Para llegar a un modelo de conducción autónoma se necesita de más y mejor infraestructura en rutas y autopistas, además de un marco regulatorio adecuado y políticas de largo plazo. En tal sentido, la Argentina, como el resto de los países en vías de desarrollo, corre con desventaja», comenta Gustavo Masetto, socio de auditoría y líder para la industria automotriz para la Argentina y América latina de Deloitte.
Los esfuerzos e inversiones por parte de los jugadores de la industria ya están produciendo resultados que vemos en los autos que conducimos a diario. Algunos ejemplos de innovación que se terminaron volcando a la producción en serie son los frenos antibloqueantes, el control de estabilidad electrónico, las cámaras de retroceso y el GPS incorporado. Todas estas tecnologías fueron adoptadas en principio por vehículos de alta gama y luego fueron incluyéndose en modelos más económicos, a medida que se afianzaba la economía de escala.
En el sector se observan dos grandes tendencias, que configuran diferentes escenarios posibles. La primera gira en torno del control del vehículo, es decir, si se seguirá manteniendo un conductor o si el automóvil será totalmente autónomo. Aquí juegan un papel clave el avance tecnológico, la regulación y la aceptación social.
El otro eje tiene que ver con la propiedad, si el coche será de propiedad exclusiva de una persona o compartida. En este sentido tienen un peso fundamental las preferencias personales y el aspecto de la eficiencia económica de compartir el vehículo. El cambio sucederá de forma irregular en todo el mundo, con diferentes poblaciones requiriendo distintos modos de transporte, lo que significa que los escenarios futuros bien pueden existir de modo simultáneo.
Los pasajeros valoran fuertemente la conveniencia del transporte punto-a-punto que ha creado estos servicios de vehículos y viajes compartidos, porque les ahorran el engorro de conducir por el tránsito y encontrar estacionamiento. Además, el sistema ofrece opciones para los que no conducen, por ejemplo, jubilados, familias de bajos ingresos y menores de edad sin registro. En este estado futuro, al bajar el costo por kilómetro algunos ven los vehículos compartidos como una forma de transporte más económica, conveniente y sustentable, especialmente para movimientos cortos de punto-a-punto.
«Las plataformas de uso compartido o carpooling nacieron hace más de diez años en Alemania. En la Argentina, si bien demoraron más en instalarse, van ganando cada vez más adeptos, puesto que el viaje resulta más económico. Aquí se usa compartir el viaje más que el auto», comenta Masetto.
En relación con los automóviles que cuentan con fuentes de propulsión alternativas, eléctricos, híbridos y con celdas de hidrógeno, Masetto comenta: «Van a tardar más en instalarse en la Argentina, especialmente por una cuestión cultural. Por citar un ejemplo, el Toyota Prius hace cinco años que está en el mercado y no llega a 200 unidades vendidas en nuestro país».
El modelo de autos compartidos, según Masetto, es el que más rápido va a llegar a la Argentina. «A los millennials no les importa tener su propio auto o manejarlo, prefieren utilizar el tiempo en el que se trasladan para conectarse a las redes sociales o ver una serie», ejemplifica.
En relación con la guerra que se desató en los últimos meses entre Uber y taxistas, con el GCBA y la Justicia como mediadores, Masetto no duda de que se trata de «una batalla perdida para los taxistas y los sindicatos», y afirma que «el Gobierno debe incentivar la tecnología para no quedar postergados como país y tener un rol activo en la transición para los empleos que se pierdan y puedan ser absorbidos por las nuevas tareas que a su vez van a surgir, aunque todavía no sabemos cuáles son ni en qué consistirán».
En Estados Unidos, Uber compró una compañía de transporte de cargas, cuyos camiones, sin conductor, transitan por rutas en perfecto estado.
«En la Argentina con lo fuerte que es el sindicato de camioneros, el obstáculo va a ser muy fuerte. Quizás esto demore un poco más, cerca de diez años», analiza Masetto.
Fuente:http://www.lanacion.com.ar/2000488-futuro-cercano-los-autos-sin-chofer-estan-mas-cerca-de-lo-que-creemos
Sé el primero en comentar en «Futuro cercano: los autos sin chofer están más cerca de lo que creemos»