¿Será que el proceso que debemos llevar a cabo es siempre similar, más allá del tema del que se trate?
En estos días estamos reacomodando La Salita. Es una obviedad, pero viene siendo tan nítido ver en cosas tangibles, eso de que para cambiar algo necesitamos seguir ciertos pasos. En el espacio físico la transformación es concreta, palpable, queda a la vista. ¿Será que en otros aspectos de la vida, más abstractos, los pasos a seguir no sean tan diferentes?
Como hemos dicho en notas anteriores, e insistimos, lo primero siempre es saber a dónde estamos. Desde ahí la posibilidad de lograr el cambio, cualquiera sea, es mucho más cercana. Para modificar un espacio físico necesito saber cuáles son las medidas, los materiales de los que está hecho, sus fortalezas y limitaciones, todo lo posible. Necesitaré también calcular un presupuesto y para esto será ideal y más que conveniente tener en claro con qué cuento, que sí tengo, qué sí funciona o podría funcionar mejor. Lo que sí, todo lo que sí está. A veces el caudal de algo es interesante y hermoso, y sólo necesita ser redirigido para aprovecharlo realmente. A partir de esa autoobservación puedo más o menor sospechar qué cosas nuevas necesito y, de las que tengo, con qué me voy a quedar. ¿Será que eso que queda, se mantiene en ese lugar? ¿Seguirá ese estante sirviendo para lo mismo? Algo incluso puede quedar en su sitio y que comencemos a usarlo de un modo diferente. Y están todas esas cosas que sólo necesitaban ser limpiadas, pintadas o puestas a punto con dedicación y amor, y plin, vuelven a brillar como siempre. Todo eso que con un poco de atención, recupera su inherente radiancia, que siempre estuvo ahí.
Compartir puntos de vista es enriquecedor y debemos hacerlo con cuidado. ¿Con quién conversamos? ¿A quién le expongo esta situación? Para que una observación de otro me abra a nuevas posibilidades, maximice la efectividad de algo y mejore lo que tenía en mente, es importante saber quién es ese alguien para mí y para mi misión. A quién vamos a sumar en el proceso, con quién contamos y para qué momentos. Elegir con claridad mental, responsabilidad y escuchar la intuición, son clave.
Luego, en el tránsito del cambio, los devenires naturales: algunas cosas que quería no funcionan como me imaginé, necesito más materiales de los que pensaba o compré más de lo necesario, encontré una manera más sencilla de hacer algo, o me doy cuenta de que necesito una herramienta que aún no tengo. Mientras tanto, también y siempre, van apareciendo todo el tiempo ideas nuevas y funcionales, inspiradas. Plin: una luz. Otra. Esos darnos cuesta. Cosas que sólo pasan cuando estamos presentes. Y hacer yoga es estar presentes. No sólo cuando practicamos, vamos a clases y nos disponemos arriba del mat. Hacer yoga es lo que sea que estemos haciendo cuando ocurren todos y cada uno de esos sagrados darnos cuenta. Cada vez que unimos el sentir, el pensar, el ser, el vibrar, y elegimos y desde ahí hacemos, estamos haciendo yoga porque estamos presentes.
¿Para qué vamos a clases entonces? Porque es sobre el mat que en yoga aprendemos a observarnos para que se nos muestre cómo funcionamos, cómo el cuerpo, cómo la mente, cuál es el sentir, de dónde viene. Y como puede que las transformaciones, todas, manejen la misma dinámica, hacemos yoga porque ahí nos conocemos y eso nos ayuda a poder transformarnos de la manera más amable posible; en cualquier ámbito de la vida.
¿Es mucho trabajo? Muchísimo. ¿Vale la pena? Siempre.
Karen Belinsky
Directora de La Salita . YOGA & Love
Fuente:http://www.elsol.com.ar/nota/296678/naturalmente/todas-las-transformaciones-manejan-la-misma-dinamica.html
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