La meta de un techo inflacionario de 17% prevista por el BCRA será difícil de cumplir, en un año electoral en el que el Gobierno espera una mejora del consumo, apuntalado por los aumentos salariales en paritarias, y una contención al déficit fiscal por un nuevo aumento de las tarifas.

Las dudas surgen porque reactivar la economía, bajar la inflación y reajustar tarifas a la vez parece una misión casi imposible, a menos que al fuerte endeudamiento externo lo complemente un boom exportador -que la demanda externa hoy no justifica- y que éste empuje la actividad e incremente el superávit comercial.

El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central de febrero indicó que en la City mantienen su pronóstico de inflación para este año en 20,8%, cuatro puntos porcentuales por encima de la meta planteada por la entidad monetaria del 17% para 2017. También prevén que el dólar seguirá retrasado, y las tasas de interés, elevadas y con rendimientos reales positivos.

El resultado del REM coincide con la visión que apunta a que corregir los precios relativos y bajar la inflación en simultáneo es un objetivo muy duro de alcanzar, más si se apuesta a una pronta salida de la recesión. El atraso del dólar ayudará un poco a moderar los precios que, sin embargo, tendrán en el componente tarifario un ineludible factor de presión al alza.

Según distintos estudios privados, una actualización de las tarifas de gas y electricidad de la misma magnitud del año pasado añadirá entre 5 y 7 puntos a la inflación de todo el año.

Será la «sintonía fina» que aplicará el Gobierno en 2017 la que definirá los indicadores finales de crecimiento, inflación y déficit presupuestario, que debería situarse en 4,2% del PBI. Estas variables están relacionadas a tal punto que la mejora en una de ellas puede perjudicar los progresos en las otras.  Apuntalar el crecimiento en 2017 comprometerá las metas de déficit fiscal e inflación

Es probable que el Gobierno priorice el crecimiento económico y sea más permeable a una inflación mayor a la prevista, con la vista puesta en las elecciones de octubre, pues fue la marcha atrás de las tarifas a mediados del año pasado lo que permitió frenar la escalada de precios, que de todos modos completó el 2016 en torno al 40 por ciento.

Un reporte preliminar de la consultora Elypsis indicó que la inflación de febrero alcanzó el 2,5% en el área metropolitana de Buenos Aires, y 2,9% en Capital Federal, para acumular en los últimos 12 meses 31,4% y 35,1%, respectivamente. Para FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas) la suba de precios del mes pasado fue 2,4%, y para Ecolatina alcanzó 2,3 por ciento.

El propio presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, reconoció que «se vienen tres meses más delicados en materia de inflación«, por lo que la entidad «no ve margen alguno para relajar la política monetaria».

En tanto, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, Mauricio Macri remarcó que la inflación «hoy está en un claro camino descendente» y que «el Banco Central cumplió con sus metas: en el segundo semestre la inflación fue de 8,9%, la más baja anualizada desde 2008″. Aseguró que «la tendencia es clara» y consideró que en las paritarias «empresarios y trabajadores deberían tomar en cuenta esta tendencia y la meta de inflación de entre 12% y 17% del Banco Central para 2017».

El Gobierno concentra su estrategia contra la inflación en paritarias que se ajusten ligeramente por encima a esa meta establecida por el Central y la calma del dólar, hoy más barato que un año atrás.

Sturzenegger también se refirió al tema de las paritarias: dijo que las negociaciones salariales que se ubiquen por encima de las metas del Banco Central «no llevan a una modificación de la misma sino que por el contrario están incluidos en el 17%«.

Un reporte de Analytica destacó que «mientras anteriormente los salarios ajustaban en función a la inflación pasada -representada por el primer trimestre del año en curso-, en la actualidad lo hacen en función a la inflación futura (20% para 2017 según el REM) más un adicional».

«Teniendo en cuenta el valor indicativo de la negociación de bancarios para el resto de las paritarias, estimamos que las negociaciones salariales se ubicarán este año en torno del 25%«, según un promedio de las variaciones entre puntas y por convenio relevadas por Analytica.

¿Y EL CRECIMIENTO?

A la par, urge al Gobierno anunciar el crecimiento de la economía con bases sólidas. En distintas entrevistas en la última semana el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne aseguró que «en la Argentina la recesión ha terminado«, pues en el cuarto trimestre de 2016 la actividad se expandió 0,9% respecto del tercer trimestre de 2016. «Es el primer trimestre en el que la economía crece respecto del precedente, después de cuatro trimestres de contracción», puntualizó.

Algunos analistas afirmaron que aún cuando la recaudación de febrero creció a un ritmo inferior a la inflación, síntoma de una continuidad de la recesión, las cifras de la AFIP mostraron una puntual recuperación en algunos ítems. Dujovne destacó que «las contribuciones relacionadas con la actividad económica nos confirman que estamos creciendo».

El economista Christian Buteler señaló que «la recaudación tuvo una mala performance, con un alza de 27,8%, incluyendo blanqueo. Pero no todos los impuestos reaccionaron igual», pues «frente a una inflación interanual de 35% los ingresos por Débitos y Créditos crecieron +45,4%, el IVA Impositivo lo hizo 41,5%, y Seguridad Social, un 40,2 por ciento».

En dichas mejoras el economista Fernando Marull observó que «la recuperación del salario real levantó el consumo. Algo de tarifas hay también, porque las facturas pagan IVA».

Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea anticipa otro aporte clave: un aumento del valor de la producción agrícola en 2017 de unos USD 2.000 millones (USD 34,6 mil millones), que equivale al 0,4% del PBI en dólares, que serán «fondos adicionales que al volcarse vía decisiones de inversión y consumo a la economía generarían un importante efecto multiplicador».