Dos escuchas, con el presidente de la institución como figura estelar, desnudan los manejos turbios de la AFA. El nuevo arquero, que llega para competir con el titular porque no brinda seguridad, es denunciado por violencia de género. Dos jugadores pierden el control, improvisan un ring en Casa Amarilla y se tiran trompadas como Maywheather y Pacquiao. Otro futbolista, con antecedentes de inconducta, aparece muy tarde a la concentración, nervioso, tambaleando entre macetas, mientras sus compañeros intentan calmarlo. Esto es Boca. El más campeón de los clubes argentinos, protagonista de una colección de escándalos que vuelve a poner en escena la frase que popularizó Diego Latorre en sus tiempos de Gambetita. Y en el medio de este verano con ribetes de cabaret,Guillermo Barros Schelotto parece haber perdido el rumbo del vestuario.

De los audios que revelaron un diálogo de Daniel Angelici con Fernando Mitjans y Luis Segura, buscando atenuar sanciones y condicionar los árbitros, a la incorporación de Agustín Rossi, número uno de Defensa y Justicia que fue apuntado por su ex novia, acusado de golpeador. Del piña va, piña viene entre Juan Manuel Insaurralde y Jonathan Silva, con sanción incluida, al video de Ricardo Centurión en la previa del Superclásico, lanzando trompadas al aire, fuera de sus cabales. Boca no tiene paz. Y como si no fuera suficiente esta serie de bochornos que sacude la periferia, dentro de los márgenes del campo de juego hay dudas. Bajo los tres palos, donde no rinde Axel Werner, y en el funcionamiento colectivo porque a una semana del comienzo del campeonato, el técnico todavía no consiguió que Carlos Tevez, quien abandonó el club detrás de los dólares chinos, dejara de brillar por su ausencia.

Ayer, mientras se filtraban las imágenes de Centurión, Angelici se reunió con los jugadores en el vestuario. Recién llegado de Estados Unidos, donde estuvo de vacaciones y fue a ver partidos de NBA, les marcó la cancha a los jugadores involucrados en el incidente del martes. No le hizo falta gritar. El mensaje fue contundente: «Esto es Boca. Y lo que pasó, es inaceptable. No puede volver. Van a ser sancionados». Insaurralde ofreció sus disculpas. Y hasta hacerse cargo del dinero que le iban a descontar a Silva. A fin de cuentas, el chaqueño empezó con la pelea. Basta con reproducir el diálogo, que trascendió en las últimas horas y reconstruyó Clarín.

Por la tarde, la Comisión Directiva decidió sancionar a los defensores por los próximos 15 días. Se les retendrán sueldo y primas hasta fin de febrero. Y la multa no sólo será económica. Además, no podrán jugar los amistosos del sábado ante Tigre y Colón (se está gestionando para la semana siguiente en Santa Fe).

El caso de Centurión es distinto. No es la primera vez que se corporiza en el actor principal de un conflicto. Las imágenes que corresponden a la madrugada del 27 de enero, un día antes del Superclásico que terminó con derrota en Mar del Plata, colmaron la paciencia de los dirigentes. «Es un chico bravo; también, un gran jugador. Igual, esto se soluciona fácil. En junio, cuando vence el préstamo y ojalá que sea con el campeonato, se va y listo», le confió a Clarín una persona muy cercana a Angelici. La opción de compra está tasada en 6.400.000 dólares. Y por más que el problemático volante desea quedarse, tiene todos los boletos para volver a San Pablo.

«Preferimos no hablar. No nos queremos prestar a que esto se transforme en un gran hermano. Es un equipo de fútbol», aseguró Junior Mazzoni, representante de Ricky, en diálogo con este diario.Los dirigentes le recomendarán que asista al gabinete psicológico una vez por semana.

En tanto, las miradas empiezan a fijarse en Guillermo. «Si el grupo estuviera sólido, estas cosas no pasan. Y eso que el Mellizo no es un técnico de mano blanda. Pero este cúmulo de situaciones no se pueden dar», disparan desde la cúpula azul y oro.

Y pensar que Boca es el puntero del torneo. Así y todo, sería difícil imaginar un escenario peor.