WASHINGTON.- Ocurrió en el pasado, con Barack Obama , y vuelve a pasar con Donald Trump . Salvo por las excepciones de México y de Cuba, y en un panorama heterogéneo, pasará tiempo antes de que haya indicios claros de hacia dónde irá la política con América latina del nuevo gobierno norteamericano.

«Lo único claro es que no existe la menor idea», dijo el politólogo y asesor legislativo Marc Hanson.

Desde hace años que la región no es una prioridad para Washington y es posible que la situación se repita. Las opiniones se dividen a la hora de saber si eso es bueno o malo, según los casos.

Si bien los republicanos tienen mayoría en la comisión del Senado que debe votarlo, uno de ellos, Marco Rubio, le mostró los dientes y no quiso pronunciarse aún por el sentido de su voto. Eso deja las fuerzas parejas y la incertidumbre, abierta.

En el caso de que Tillerson sea confirmado, falta luego otro escalón más -el de subsecretario del Departamento de Estado- antes de que llegue la hora de nominar al encargado para América latina.

Ninguna de las dos cosas se resuelve de un día para el otro ni implica una línea abierta para la región. Pero el sólo hecho de que la posibilidad exista ya tuvo impacto en ambas naciones.

Para el caso de México, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja sus perspectivas basado en lo que definió como «la incertidumbre con Trump».

El que hasta ahora es el principal socio comercial para Washington en la región se puede ver seriamente afectado por las medidas que anuncia el nuevo presidente.

Desplazamiento de ensambladoras -una especie de «quid pro quo» con fabricantes, a los que premia si traen de nuevo las empresas a los Estados Unidos-; la construcción del famoso muro en la frontera y el anuncio de nuevas tarifas para el cruce de personas y mercaderías. «Todo eso tiene un efecto potencialmente devastador», coinciden los analistas.

Ayer, el nuevo secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, reveló que Trump había hablado «con el primer ministro [sic] Peña Nieto», en referencia al presidente mexicano. Pero no reveló detalles de la conversación.

América latina es un conjunto de realidades. No es un paisaje homogéneo. Hay determinadas políticas de Washington cuya continuidad o no puede afectar a países de la región.

¿Mantendrá la apertura hacia Cuba? Tillerson reveló la intención de «revisar» la decisión de Obama de remover a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo. Estar o no allí tiene efecto directo sobre inversiones y negocios.

¿Mantendrá el apoyo al llamado Proceso de Paz en Colombia? Obama lo respaldó ampliamente y eso fue importante para lograr apoyo de otros países. En el caso de la Argentina, no se prevén cambios de fondo. «Apostamos a la continuidad», dijo a LA NACION el embajador Martín Lousteau.

La Argentina no tiene una relación conflictiva con Estados Unidos. Los puntos de desencuentro se limaron desde la llegada al poder de Mauricio Macri.

El proteccionismo del que habla Trump, su anunciada pelea comercial con China y la declamada revisión de dos acuerdos comerciales: el Nafta y el de Integración Pacífica (TPP) podrían tener efecto diferenciado.

«Depende cada uno de los países», dijo Alan Casper, de la Universidad de Miami. Por caso, Chile, México y Perú, firmantes del TPP, ya están preocupados. Pero para otros, puede significar una oportunidad. «Si Estados Unidos se vuelve proteccionista, eso podría abrir una mayor interacción con China», añadió Casper. Nadie lo sabe a ciencia cierta.

Lo demás está por verse. La región no es una prioridad. Aún en ese contexto y de acuerdo con analistas que lo visitaron, la Argentina y Venezuela figuran -por motivos distintos- entre los países por los que Trump mostró interés.

En el caso de la Argentina, porque le reconoció «el papel que representa en la región» -signifique eso lo que signifique- y la mejor relación bilateral desde que llegó Macri al poder.

En el caso de Venezuela, porque se interesó por los presos políticos del presidente Nicolás Maduro.

En la reunión, revelada en su momento a LA NACION por dos de los asistentes, estuvo presente y activo el yerno y designado asesor principal de Trump, Jared Kushner.

Por lo pronto, muchos señalan a Kushner, de 36 años, como el hombre clave en el entorno del presidente para la relación regional.