Aunque no le gusta que lo llamen “empresario K” y se reivindica hombre de negocios desde antes de la llegada de los Kirchner al poder, Cristóbal López, cabeza del Grupo Indalo y al que muchos llaman “el zar del juego”, armó un emporio en los años kirchneristas, con negocios fuertemente cruzados con la familia Kirchner. Además de otras “ventajas” de que gozó en ese período, como la anuencia de la AFIP -que comandaba el pingüino Ricardo Echegaray-, para quedarse con $8 mil millones del Fisco, recaudados por empresas de López como agente de retención del Impuesto a la Transferencia de Combustibles. Por esta maniobra escandalosa el dueño de C5N es investigado por administración fraudulenta y defraudación, lo mismo que Echegaray. Se presume que López junto a su socio Fabián de Souza usaron el dinero retenido por impuestos entre 2011 y 2015 para fondear a otras empresas del Grupo Indalo, y adquirir nuevas. Por caso, en ese período Indalo compró C5N y otros medios de comunicación de Daniel Hadad. La deuda con la AFIP es de Oil Combustibles, que posee más de 200 estaciones de servicio. Pero en noviembre el juez federal Julián Ercolini se declaró incompetente en esa causa y sostuvo que la investigación debe pasar al fuero Penal Económico.

La multimillonaria deuda con la AFIP es parte del entramado de negocios que López tejió con Néstor y Cristina Kirchner durante las presidencias de ambos. Los rubros más visibles fueron hoteles, alquiler de inmuebles, firmas ganaderas, alquiler de camiones y personal compartido.

Todo queda en familia: Romina Mercado, hija de la hoy gobernadora Alicia Kirchner y sobrina de Cristina, es “empleada” de López en una de sus empresas, Inversora M&S. Mercado es presidenta de Hotesur (propietaria de Alto Calafate), la firma hotelera de la familia Kirchner investigada por lavado de dinero. La causa Hotesur que lleva adelante el juez Claudio Bonadio, impulsada por una denuncia de la diputada Margarita Stolbizer, investiga la operatoria hotelera de la familia Kirchner con López y otros socios comerciales, como Lázaro Báez, hoy preso en Ezeiza. La hipótesis es que estos empresarios alquilaban las habitaciones de los hoteles de la familia Kirchner -aún sin ocuparlas- como forma de “blanquear” el dinero de los retornos que tributaban, proveniente de sobreprecios cobrados en la obra pública de la que eran principales beneficiarios. Durante el kirchnerismo, Báez recibió contratos públicos por 3 mil millones de dólares.

En Santa Cruz, Casino Club, de López, se expandió sin dificultad desde 2003: todas las salas de juego y casino le pertenecen a esa firma que factura más de $ 5.000 millones anuales en todo el país.

En estos negocios los nombres se cruzan y repiten. Alcalis de la Patagonia, de López, es una de las firmas que alquilaba oficinas de Los Sauces SA (de la familia Kirchner) en el edificio de Madero Center, por más de dos millones de pesos anuales. La empresa productora de carbonato de sodio, tenía entre sus principales empleados a Osvaldo “Bochi” Sanfelice, que fue socio de Máximo Kirchner en Negocios Inmobiliarios. Idea SA, de Sanfelice, administró tres hoteles de la ex presidenta (Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea), y también gerenció El Retorno, una tradicional hostería frente al lago Gutiérrez cerca de Bariloche, luego de que en setiembre de 2013 la adquiriera el dueño del Grupo Indalo, a través de Inversora M&S para transformarla en un hotel 5 estrellas.

Fuente: http://www.clarin.com/politica/trama-negocios-cristobal-lazaro-kirchner_0_HkDLqNEIg.html