Coma, cinco veces campeón del Dakar, advierte que será «el más duro que se haya corrido nunca en América del Sur». Aunque Chile y Perú aseguraban dunas inmensas y arena hasta en las orejas, Bolivia compensará su ausencia. Uno de los mayores retos será sobreponerse a los seis días que el rally pasará a más de 3.000 metros de altura, algunos tramos por encima de 4.000, donde sufren a partes iguales la máquina y el hombre. Más posibilidades de avería y menos potencia para los motores. Menos oxígeno para pilotos y copilotos que puede provocar mareos, dolor de cabeza y desorientación. El llamado mal de altura.
Al vértigo de la prueba habrá que añadirle una importante novedad en el sistema de navegación de los vehículos, ahora con los GPS capados para complicar más las cosas. «El objetivo es hacer la carrera más impredecible», dijo Coma al presentar el recorrido. Antes, el GPS se activaba a 800 metros de cada way point, un punto en el camino por el que hay que pasar obligatoriamente, y una flecha ayudaba a encontrarlo. Ahora, el radio de activación se reduce a los 300 metros y desaparece la flecha, por lo que la orientación cobra mucha más importancia. Además, la organización limita el camino marcado al último kilómetro recorrido, lo que dificulta volver a encontrarse cuando se pierde el rumbo.
El décimo Dakar de Carlos Sainz
«El encanto del Dakar es que es una prueba única. Es una prueba de resistencia que dura 14 días y que pone al ser humano casi al límite en lo físico y lo psíquico, aunque eso tiene también su atractivo. Por eso hay que respetarla tanto», dice el incansable Carlos Sainz, ya en su 10ª participación en esta tremenda aventura. El madrileño, de 54 años, bicampeón del mundo de rallys, intentará poner fin a una racha negra de abandonos en esta prueba anual.
Sainz se vio obligado a retirarse en las últimas cuatro ediciones, aunque quizás la más dolorosa fue el año pasado cuando tuvo que decir adiós por un problema mecánico en el tramo decisivo mientras lideraba la clasificación general en coches. Campeón del Dakar en 2010, un lustro de abandonos sería fatal para una leyenda de las cuatro ruedas a la que siempre se le recordará aquel «trata de arrancarlo, Carlos» de su inseparable Luis Moya. Sin Moya, pero junto a Lucas Cruz, sin un Toyota, pero con el Peugeot 3008 DKR, será uno de los favoritos al título junto a sus compañeros Stephane Peterhansel -Monsieur Dakar con 12 títulos entre motos y coches-, Sébastien Loeb y Cyril Despres, y los Toyota del catarí Nasser Al-Attiyah o Nani Roma, nombres todos ellos habituales a estas alturas.
En las dos ruedas, la esperanza española es el piloto de Honda Joan Barreda. El castellonense de 33 años, séptimo en 2014, opta a la victoria final. En el Dakar también participan quads, camiones y los nuevos UTV, ocho todoterrenos livianos con dos corredores españoles, Joan Font y Santiago Navarro.
Fuente: http://www.elmundo.es/deportes/2017/01/01/58697135e2704ec3448b4592.html
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