La caída del negocio cambiario dejó a muchos sin liquidez en pesos. Y con el blanqueo hubo algún que otro rescate de dólares, lo que sacó de la plaza capital trabajo en pesos para recomprar los billetes.
Hay problemas en el mercado de las cuevas que se hacían su agosto durante todos los meses del año con el dólar blue gracias a Mercedes Marcó del Pont, que fue la inventora del cepo cambiario en su paso como presidenta del Banco Central (contra Guillermo Moreno que se oponía).
Ahora, hay muchas cuevas que por el blanqueo se pueden quedar sin capital trabajo. Sucede que hay jugadores que, al caerse el negocio del blue, perdieron mucha liquidez, y los pocos tomadores de deuda vía documentos son los que la levantan con pala y están totalmente marginados. La caída del negocio cambiario dejó a muchos sin liquidez en pesos. Encima con el blanqueo hubo algún que otro rescate de dólares, lo que sacó de la plaza capital trabajo en pesos para recomprar los billetes. Por eso, estas últimas semanas el blue ganó unos puntitos de brecha, pese a que el negocio cambiario está muy bajo, porque el tema de las importaciones paralelas está todo frenado.
«Por ejemplo, un minorista te daba u$s 100.000 para trabajar. Con esa plata, vos prestabas en pesos al 70 u 80% anual y le pagabas al inversor entre el 10 y 15% en dólares al año. Pero si esos tipos entran al blanqueo y vos tenés la rúcula (billetes verdes) prestados, de algún lado vas a tener que sacarla para devolvérsela, lo que puede generar algún tipo de corrida contra las cuevas este tema del blanqueo. Por suerte no todo está prestado a 90 días, hay mucho a 30 o 40 días, lo que da tiempo para la devolución, pero quien viene pateando puede llegar a hacerte chocar la calesita», revela un cuevero.
Esto es algo de lo que se viene hablando en las mesas y hace más al riesgo del sistema. El tema blue por ahora no se vio afectado por eso, pero está todo prestado en pesos: es posible que tengan que salir a cubrirse en dólares, lo cual puede generar corridas. «Si corren a alguna cueva que tiene que devolver los dólares que tiene prestado en pesos, puede haber una corrida fuerte en el dólar paralelo antes de fin de año», conjeturan.
El blue está más demandado por algunos para rescatar capital prestado que entrará en el blanqueo. Igual, al estar el arbitraje con el oficial, la cantidad que uno pide termina apareciendo, pero hacer que aparezca implica pagar arriba de $ 15,80, incluso hasta $ 16.
En este escenario, la oportunidad para quienes deben pagar a proveedores y manejan dark box (caja oscura) es comprarle cheques a las cuevas, siempre al día y de empresa de primera línea, para que no venga rebotado. De esta forma, se hacen de 2%, que es lo que se paga por el efectivo, el doble del 1% que se pagaba hace un año. El incremento obedece a que antes los cheques se pasaba por medio de cooperativas, que no tienen que pagar el impuesto al cheque, ya que están exentas, pero hoy están bajo la lupa y no lo pueden hacer, al tener el radar encima.
El negocio empieza por el descuento de cheque de primera línea, por el cual las mesas cobran el 5% mensual, más 3% de gastos. Pero luego ese cheque no pueden depositarlo, ya que deberían blanquearlo. Entonces, en lugar de pagar el 1,2% del impuesto a los débitos y créditos bancarios, pagan el 2% por el efectivo. Empresarios textiles usan esos cheques para pago a proveedores, pero por montos desde una gamba ($ 100.000).
En el circuito formal también se trata de evitar depositar los cheques para no perder el 1,2% de impuesto, entonces se pide a las empresas que lo acrediten en cuenta. O, de lo contrario, que no sea no a la orden, para poder darlo en parte de pago a proveedores.
En el submundo blue, en tanto, la lista de precios es la siguiente: cheque al día contra acreditación entre 2,5 al 3% y la plata al momento del 3 al 3,5% vale, aunque depende mucho el cliente, montos y frecuencias. Los pescados siempre pagan más. Así se denomina en la jerga a los clientes novatos, apurados o desprevenidos, que no se toman el tiempo de ejercer el arte del regateo.
Durante el gobierno anterior, los cambistas de las DJAIs no eran ningunos pescados. Lo que hacían era vender los físicos (billetes) acá, que tenían en cuenta propia, y luego mediante MULC girárselos afuera. Vendían acá en pesos a 16 y recompraban a $ 9 en MULC, que les giraban al exterior a sus cuentas. «Muchos eran aduaneros que importaban en paralelo ropa y electrónica. Hay que tener cuidado porque son peces gordos», advierten las fuentes conocedoras del metier.
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