Analistas creen que los precios subirán como mínimo un 20% en 2017, lo que incrementará el rezago de la divisa. Las ventajas logradas desde el fin de cepo no desaparecerán, a diferencia de lo sucedido con la devaluación de 2014, pero se seguirán diluyendo, explican.
La devaluación que marcó el inicio de la gestión macrista buscó sincerar el valor del dólar respecto de la inflación acumulada durante los años previos. Pero luego de ese impulso inicial, el precio del billete se estancó y dejó de seguir a la evolución de la inflación, que continuó a un ritmo mayor al 2% mensual, sostenida por los aumentos en las tarifas, en el transporte y en el combustible, entre otros. Y hacia adelante, la perspectiva de una entrada sostenida de dólares -vía deuda, blanqueo o inversión- amenaza con seguir profundizando el atraso de la divisa.
Los analistas consultados coincidieron en afirmar que Argentina ya está inmersa en un atraso cambiario significativo dada la actual tasa inflacionaria. Aldo Pignanelli, ex presidente del Banco Central (BCRA) y referente del Frente Renovador, sostuvo: «A principio de año, el dólar valía entre $14 y $15. La inflación acumulada en el período enero-agosto ya llega al 32,2%, la inflación núcleo estuvo en el orden del 2% mensual y así se va a mantener. Estará entre el 42% y el 45% anual para el cierre de este año».
Pignanelli, que ya se había expresado acerca de la necesidad de tener el tipo de cambio a $18, agregó: «Lo que se ganó con la devaluación de enero se trasladó a precios y ya se perdió una gran parte. Por los desequilibrios macroeconómicos y la alta tasa de interés, era lógico que se revaluara el dólar. Hay que ver cómo hace el Gobierno para que no se le atrase cada vez más el tipo de cambio».
El economista Gabriel Rubinstein, de la consultora que lleva su nombre, coincidió: «A valores de hoy, sería mucho mejor si el dólar estuviera en $17 o $18. Entre noviembre de 2015 y agosto de 2016 el Tipo de Cambio Real Multilateral subió en forma neta 24%».
Ramiro Castiñeira, de Econométrica, se mostró más prudente: «Salir rápido del atraso cambiario que se había acumulado durante los últimos años habría llevado a una crisis, así que se está saliendo paulatinamente. Yo esperaba que después de la devaluación de enero los precios empezaran a corregirse: se acomodaron, pero siempre hacia arriba, y más en la economía argentina, que venía con semejante inercia inflacionaria. Las lecturas de 2016 se deben hacer en el marco de una crisis significativa», afirmó.
Según los especialistas, el Gobierno mantendrá el tipo de cambio planchado incluso durante 2017, ya que el proyecto de Presupuesto estimó una inflación del 17% y un dólar promedio de $17,92, mientras que las proyecciones privadas indican que el índice de precios subirá como mínimo un 20% durante el próximo año, lo que incrementará el rezago de la divisa.
A la hora de señalar los motivos del atraso, los analistas consultados enumeraron diversas causas. «Este modelo económico hace del atraso cambiario una de las anclas para controlar la inflación. Es un viejo error que comete la economía argentina: anclar el tipo de cambio, mantener el déficit fiscal, emitir moneda y endeudarse sin hacer las reformas de fondo necesarias», dijo Pignanelli. «La baja de tasas del BCRA está siendo un poco más lenta de lo que esperaba el mercado y eso también ayuda a que el dólar no se levante. Adicionalmente, están entrando dólares por el blanqueo y el Tesoro toma deuda en dólares -con las Letes- y luego la vende en el mercado, lo que también presiona la cotización a la baja», manifestó Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis, que pronosticó un dólar cercano a $15,80 para fin de año.
Rubinstein, por su parte, señaló que «los ingresos de capitales por deudas de la Nación y las Provincias, el blanqueo y las inversiones privadas, inhiben una suba más potente del dólar» y proyectó que la divisa costará $16,20 en diciembre de este año y poco más de $19 para fin de 2017. «El año que viene, el dólar crecería menos que la inflación y que el salario y, lamentablemente, implicaría un poco más de atraso cambiario. Las ventajas logradas desde el fin de cepo no desaparecerían, a diferencia de lo sucedido con la devaluación de 2014, pero irían bajando», afirmó.
Además de expresar su preocupación por el atraso cambiario, algunos economistas señalaron que el verdadero problema de las cuentas nacionales es el déficit fiscal, que continúa sin resolverse. «La inflación y el tipo de cambio son problemas que tienen la misma raíz: el desborde fiscal de los últimos años que llevó a un gasto público en torno a 40 puntos del PBI, que es imposible de financiar, son u$s 30.000 millones», explicó Ramiro Castiñeira, quien se inclinó por una solución de largo plazo: «Argentina no puede tapar todos sus problemas con deuda externa ni solamente devaluando. El dólar que cubre todos los problemas es el que tapa al salario y colapsa el consumo interno. No hay una solución mágica: hay que sentarse en el Congreso y debatir qué se quiere hacer con el tamaño del Estado», propuso.
Pignanelli, por su parte, también destacó la necesidad de hacer reformas económicas de fondo, que vayan más allá del tipo de cambio: «El Gobierno debe empezar a responder qué va a pasar con el frente fiscal. El aumento acumulado de la recaudación da un 27,7% entre enero y agosto, esto es casi un 5% de caída en términos reales. Lo paradójico es que bajan sustancialmente los ingresos por mercado interno y sube más de un 60% la recaudación por importaciones, lo cual demuestra claramente que hay un sesgo importador en el modelo».
El ex presidente del BCRA también señaló que existen problemas en la balanza comercial, que no logra generar superávit, y se mostró preocupado por la política de endeudamiento interno y externo: «Hoy, las Lebac ya alcanzaron la cifra de $650.000 millones (más de u$s 40.000 millones) de deuda del Banco Central y casi igualan a la base monetaria, que es de $700.000 millones. En el frente externo también creció el endeudamiento: en los primeros 6 meses de este año, la Argentina se tomó u$s 32.000 millones adicionales a lo que teníamos a fin de diciembre, según la información oficial», sostuvo.
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