Con el diario Clarín del domingo en la mano, el Presidente pidió explicaciones respecto a las posibles amenazas terroristas que la Argentina debe monitorear. Este diario había consignado que, tras la detención en Brasil de diez supuestos activistas de ISIS que planeaban atentar durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el ministerio de Seguridad había realizado al menos dos reuniones para evaluar eventuales objetivos de extremistas islámicos en nuestro país. En esos encuentros, y según las opiniones de agentes de inteligencia consultados por Clarín, las sugerencias indicaban que hay que prestar atención a la seguridad en las iglesias católicas, la represa hidroeléctrica de Yacyretá y la posible filtración de terroristas a través de las localidades fronterizas de la provincia de Corrientes.

Envuelta en internas que el cambio de gobierno no pudo coagular, y sin un rumbo claro respecto a las metas y métodos permitidos en el organismo, la Agencia Federal de Inteligencia fue consultada respecto a los datos y los planes para contener y prevenir acciones terroristas. La respuesta fue audaz: “Es todo una gran fábula, no pasa nada”. Dos días después, el ataque de ISIS en una parroquia francesa –donde los fanáticos degollaron al sacerdote– confirmaron que las sospechas no eran infundadas. Macri exigió cabezas, y la primera que rodó fue la del coronel retirado Raúl Bertoia, Director General de Operaciones y ahijado de la subdirectora de Inteligencia Silvia Majdalani.

El desplazamiento de Bertoia, quien formalmente está suspendido –una sanción similar al pase a disponibilidad en las fuerzas de seguridad– sirvió para aliviar tensiones tras una serie de fracasos de la AFI, y a la vez para correr de la escena a otro asesor de Majdalani, su influyente jefe de Gabinete Darío Biorsi.

“Lo del terrorismo es tremendo, quedamos atrás de la Gendarmería y la Policía Federal. Pero también hay reclamos por la forma en que escaló el conflicto con Marcelo Tinelli, nos acusan de haber participado de la campaña contra él. Y lo peor es lo de Sanz”, se confiesa un agente que reporta en la Agencia hace casi tres dédadas.

“Lo de Sanz” es una supuesta intervención de espías de la AFI para que el traficante Ibar Pérez Corradi mencionara en su declaración ante la jueza Servini al ex senador y actual asesor estrella del gobierno, Ernesto Sanz. “A Macri le mostraron que desde la AFI se le pagaron 200.000 pesos a un abogado de Corradi para que involucrara a Sanz en un supuesto cobro de coimas”, dice el espía. “Y todo porque Sanz suena para incorporarse o reemplazar a la conducción de la ex SIDE”.

Cierta o no, la versión ya puso en guardia a varios referentes radicales, que le reclaman al presidente Macri más cambios en la casa de los espías.

Con el diario Clarín del domingo en la mano, el Presidente pidió explicaciones respecto a las posibles amenazas terroristas que la Argentina debe monitorear. Este diario había consignado que, tras la detención en Brasil de diez supuestos activistas de ISIS que planeaban atentar durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el ministerio de Seguridad había realizado al menos dos reuniones para evaluar eventuales objetivos de extremistas islámicos en nuestro país. En esos encuentros, y según las opiniones de agentes de inteligencia consultados por Clarín, las sugerencias indicaban que hay que prestar atención a la seguridad en las iglesias católicas, la represa hidroeléctrica de Yacyretá y la posible filtración de terroristas a través de las localidades fronterizas de la provincia de Corrientes.

Envuelta en internas que el cambio de gobierno no pudo coagular, y sin un rumbo claro respecto a las metas y métodos permitidos en el organismo, la Agencia Federal de Inteligencia fue consultada respecto a los datos y los planes para contener y prevenir acciones terroristas. La respuesta fue audaz: “Es todo una gran fábula, no pasa nada”. Dos días después, el ataque de ISIS en una parroquia francesa –donde los fanáticos degollaron al sacerdote– confirmaron que las sospechas no eran infundadas. Macri exigió cabezas, y la primera que rodó fue la del coronel retirado Raúl Bertoia, Director General de Operaciones y ahijado de la subdirectora de Inteligencia Silvia Majdalani.

El desplazamiento de Bertoia, quien formalmente está suspendido –una sanción similar al pase a disponibilidad en las fuerzas de seguridad– sirvió para aliviar tensiones tras una serie de fracasos de la AFI, y a la vez para correr de la escena a otro asesor de Majdalani, su influyente jefe de Gabinete Darío Biorsi.

“Lo del terrorismo es tremendo, quedamos atrás de la Gendarmería y la Policía Federal. Pero también hay reclamos por la forma en que escaló el conflicto con Marcelo Tinelli, nos acusan de haber participado de la campaña contra él. Y lo peor es lo de Sanz”, se confiesa un agente que reporta en la Agencia hace casi tres dédadas.

“Lo de Sanz” es una supuesta intervención de espías de la AFI para que el traficante Ibar Pérez Corradi mencionara en su declaración ante la jueza Servini al ex senador y actual asesor estrella del gobierno, Ernesto Sanz. “A Macri le mostraron que desde la AFI se le pagaron 200.000 pesos a un abogado de Corradi para que involucrara a Sanz en un supuesto cobro de coimas”, dice el espía. “Y todo porque Sanz suena para incorporarse o reemplazar a la conducción de la ex SIDE”.

Cierta o no, la versión ya puso en guardia a varios referentes radicales, que le reclaman al presidente Macri más cambios en la casa de los espías.

Fuente: http://www.clarin.com/politica/alerta-terrorismo-desplazan-jefe-AFI_0_1621038032.html