El mayor escollo para abordar una discusión seria sobre la posible reforma de nuestra Constitución Provincial siempre fue la cuestión reeleccionaria del gobernador. La opinión de dos expertos.
Tema recurrente en la provincia, en todas las diferentes gestiones de gobierno, es la reforma de la Constitución Provincial. Vigente desde 1916, nuestra centenaria máxima norma legal (en la provincia) es constantemente puesta en debate, tanto en los círculos políticos como académicos y sociales. La Constitución de Mendoza es considerada una normativa legal fuerte, innovadora para su época, y que ha sido y es garante de que la provincia mantenga cierta calidad institucional que resiste a todos los vaivenes y golpes que recibe constantemente.
Pero aunque haya cierto consenso, más afianzado con el correr de los años, para «modernizar» nuestra constitución, un tema siempre causa rispideces, y casi siempre es utilizado como excusa para avanzar o frenar la necesaria discusión que la Constitución mendocina se merece: la reelección del gobernador.
MDZ dialogó con dos referentes del Derecho Constitucional Provincial para que brinden sus análisis, opiniones y sugerencias frente al debate de la reelección para el gobernador. Cabe aclarar que se optó por abordar en esta nota un enfoque más «académico» y prescindible de la opinión política, la cual será retomada en otro artículo periodístico. Además, conociendo que la Constitución de Mendoza requiere el abordaje de otros temas, como la autonomía municipal y las reformas en el Poder Legislativo, éstos serán expuestos en notas que saldrán con el correr de los días.
Gabriela Ábalos, integrante del Instituto Argentino de Estudios Constitucionales y Políticos y docente adjunta de la cátedra de Derecho Constitucional de la UNCuyo, es una de las personas que más sabe sobre la Constitución de Mendoza y desde hace años viene trabajando en los temas referentes a la reforma constitucional en la provincia. Según Abalos, «muchas de estas reformas que se plantean para nuestra constitución vienen de la mano de la Constitución Nacional».
«Cuando se reforma en 1994, la CN plantea como exigencia para las provincias que éstas dicten sus constituciones conforme a la nacional, principalmente en materia de autonomía municipal, el respeto a la forma representativa y republicana, y el respeto a los principios, declaraciones y garantías», añadió.
Sobre la reelección de los cargos electivos, la letrada opinó que «no debemos seguir tratando la reelección del gobernador de manera aislada al resto de las demás» y resaltó que «suena un poco contradictorio que Mendoza tenga la no reelección inmediata para el gobernador y que, a su vez, los intendentes posean la posibilidad de reelecciones indefinidas».
¿Cuál es entonces la posición institucional de la provincia? ¿Buscamos realmente hacer efectiva la periodicidad de funciones? Pareciera que no, al menos con los intendentes y legisladores».
Por eso, Ábalos advirtió que «deberíamos analizarlo de forma integral, haciendo jugar por un lado la periodicidad de funciones y, por otro, la soberanía popular (esto de la famosa frase si el pueblo lo elige, que se quede la cantidad de períodos que el pueblo quiera), pero hay que hacerlo jugar con otra nota republicana: la igualdad ante la ley». En ese sentido, manifestó que «no somos todos iguales ante la ley si hay reelecciones indefinidas, porque quien detenta el poder está en mejores condiciones de continuar detentándolo de quien no está, porque tiene la posibilidad de utilizar el aparato estatal».
Si bien aseguró que «soy amiga del sistema mendocino como está: el gobernador tiene reelección, pero no inmediata, ya que puede volver dejando pasar un periodo», la especialista sugirió, a título personal, dos opciones alternativas que podrían tenerse en cuenta durante los debates por la reforma: «Podríamos mantener esa fórmula de no reelección tanto para el gobernador como para los intendentes, o bien permitir una reelección inmediata por única vez, y luego nunca más poder volver a presentarse, para todos los cargos electivos».
«La tradición mendocina ha sido muy sana y nos ha dado resultados muy buenos: de 1983 a la fecha hemos tenido alternancia de partidos políticos y personas físicas», reflexionó, para lo cual defendió la alternacia del poder: «Si es un buen gobernante, es porque tiene un buen equipo, y si necesita cuatro años más para gobernar, puede designar a alguien de ese equipo como candidato a gobernador para que continúe con su proyecto de gobierno».
De todos modos, Ábalos no descarta otra alternativa que, curiosamente, no es muy tenida en cuenta en los espacios políticos, al menos públicamente: «Se puede plantear para Mendoza que el gobernador tenga un periodo de duración diferente al del intendente, para que entonces el votante pueda pensar su voto basándose en la realidad local. Por ejemplo, un gobernador que dure cuatro años con una reelección única de cuatro años más, junto con un intendente de tres años con posibilidad de reelección de tres años más». A ello puede sumarse un desdoblamiento de la elección del gobernador frente a la de los intendentes, y a su vez de la nacional.
Con estas diferencias se evitaría el efecto arrastre de candidatos para otros órdenes de gobierno y, a mi entender, se garantizarían los valores republicanos», sostuvo.
Finalmente, la letrada ponderó el rol de los constituyentes que actuaron en la reforma constitucional de 1916: «El constituyente mendocino de ese año pensó que no íbamos a permitir que una sola familia gobernara Mendoza, y por eso la Constitución dispone en una de sus cláusulas que no podrá estar el pariente en segundo grado, que no existe en otras provincias. El constituyente mendocino fue de avanzada, para garantizar la forma republicana, y eso hay que rescatarlo y mantenerlo».
Lo que hay que hacer es una relectura del texto de 1916, dejando todo lo bueno y aggiornarlo al siglo XXI», resumió.
Ismael Farrando, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), opinó que la discusión sobre la reelección del gobernador de Mendoza «es un tema muy complejo, porque la historia nos muestra que el pueblo mendocino no ha aprobado las reelecciones», recordando que la sociedad participó en varios referéndum sobre esta cuestión.
«Personalmente, no estaría en desacuerdo si hubiera una reelección, pero en la tradición mendocina hay como una especie de desconfianza en las reelecciones», manifestó. Más allá de su opinión, el decano explicó que «el problema del populismo es que muchas veces los (poderes) ejecutivos se transforman en hiperpresidencialismos y, lógicamente, las reelección favorecen estos sistemas super concentrados» y lo ejemplificó con los casos en América Latina, «donde muchas veces desde el mismo sistema democrático se van dando algunos extremos que conspiran contra el sistema democrático, como la división de poderes (con jueces cooptados y legislaturas «escribanías»)».
A modo de reflexión, Farrando señaló: «No me pondría en contra de la reelección, pero debería tener mucho consenso en el pueblo» y, en ese sentido, recordó que «nuestra Constitución provincial ha sido muy elogiada, principalmente por la falta de reelección y otras cuestiones que siguen teniendo vigencia».
En sintonía con Ábalos, Farrando propuso modificar la duración de mandatos: «Quizás se podría revisar el periodo de gobierno, a lo mejor cuatro años es poco. Por eso recuerdo que durante muchos años tuvimos en la Constitución Nacional seis años sin reelección. Al gobernante que realmente tenga un buen programa de gobierno y legitimación popular abultada, quizás haya que darle su tiempo para que complete sus planes de gestión. Por ahí se podría agregar uno o dos años más sin necesidad de reelección».
«Pero para todo ello hay que conseguir mucho consenso y que la sociedad esté preparada, caso contrario considero que lo que hay está bien. Hay que tener en cuenta la tradición y la historia constitucional mendocina a la hora de plantear estas cuestiones en un debate», reiteró.
Fuente: http://www.mdzol.com/nota/682460-reforma-constitucional-la-reeleccion-bajo-la-lupa/
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