El dinero se utilizará en la construcción de varios satélites durante este año; generar un software para el procesamiento de imágenes y finalizar el lanzador Tronador II.
La idea es impulsar la construcción de satélites de baja órbita como el Saocom, para observación terrestre, y el Sabia-MAR, un satélite argentino-brasileño de información sobre recursos hídricos. También se usará para la puesta a punto del lanzador Tronador II para satélites livianos y el desarrollo de empresas proveedoras de partes y servicios. La iniciativa no incluye a Arsat (hoy bajo la órbita del Ministerio de Comunicaciones), cuyo tercer satélite de una serie de ocho, el Arsat III, está discontinuado.
«Uno de los objetivos de este plan es generar capacidades, recursos humanos y tecnologías para la consolidación de un complejo industrial específico», apuntó Fernando Hisas, gerente de Proyectos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). «En las primeras misiones, los paneles solares satelitales eran importados y hoy se fabrican localmente, así como instrumentos de navegación GPS avanzados y otros componentes», agregó.
Por su parte, Agustín Campero, secretario de Vinculación Tecnológica del ministerio de Ciencia, sostuvo que «en esta etapa se va a trabajar sobre una nueva generación de satélites de arquitectura segmentada: livianos y de menor tamaño, cuya colocación en órbita es más económica y simple».
La industria satelital local involucra a tres grandes jugadores: Invap, propiedad de la provincia de Río Negro con participación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, CNEA; Arsat, creada en 2006, y uno de cuyos negocios es la construcción de satélites para comunicaciones; y VENG, compañía que funciona en las instalaciones de la Conae en Falda del Carmen, Córdoba. A estas empresas se suman unas 70 Pymes proveedoras, generando 1700 empleos directos.
«Estamos trabajando en el Saocom, un satélite de observación terrestre que será lanzado en 2017», comentó Guillermo Benito, gerente del Área Espacial de Invap. No obstante, el ejecutivo admitió que están demorados los proyectos Arsat y SARE (satélite de arquitectura segmentada). «Tenemos previsto seguir exportando y ahora estamos enviando un sistema de navegación y una computadora de abordo a Brasil», apuntó Benito y destacó que «de nuestros 2000 empleados, 500 se dedican a la fabricación de satélites y tenemos 50 pymes proveedoras, lo que implica 200 empleos más. En los últimos años pasamos de un 50% de partes nacionales a un 70%».
Una de las empresas proveedoras de esta industria es Sur Emprendimientos Tecnológicos, que surgió hace 10 años para desarrollar software de procesamiento de imágenes satelitales. Presentó su caso en la reciente jornada Satélites por y para Argentinos, organizada por la Conae. «Es una actividad que no se hacía en el país, ya que estábamos fabricando satélites pero no procesábamos las imágenes», comentó Alberto Perez Casinelli, uno de sus fundadores.
La firma, hoy con 53 empleados, provee software geoespacial para el agro, seguros y organismos del Estado y exporta servicios a la región. «La industria satelital es clave, porque la información geoespacial es vital para tomar decisiones en la producción», destacó.
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