La última muestra fue hace 10 días en Almirante Brown, cuando el presidente Mauricio Macri anunció la firma de un convenio marco con las cooperativas de la Confederación de Trabajadores de Economía Popular (CTEP), que integran el Movimiento Evita, la Mutual Senderos, Patria Grande y Corriente Villera, entre otras agrupaciones con mucha penetración en el Conurbano y en las periferias de los centros urbanos de todo el país.
Allí estaba Pérsico, que se negó a subirse al estrado con el Presidente. No tuvo reparos en cambio en compartir un asado con la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley y su marido, mano derecha de María Eugenia Vidal, Federico Salvai. “Es honesto y trabaja. No hacemos cacheo ideológico”, afirman en la Casa Rosada sobre Pérsico, que el año pasado hablaba del terror que le producían Macri y sus economistas. En febrero, Pérsico ya se había entrevistado con el jefe de Gabinete Marcos Peña y Rogelio Frigerio para reclamarles por la situación de Milagro Sala.
Entre mañana y pasado el Gobierno promete firmar los convenios específicos entre el ministerio del Interior, la Secretaría de Vivienda, el ministerio de Desarrollo Social y las intendencias para culminar 774 viviendas en Brown y 490 en Escobar, que darán trabajo a 2 mil cooperativistas. La misma mecánica llegará próximamente a otros municipios del Conurbano y a otras provincias. En el Gobierno ven a las organizaciones sociales como un dique de contención para mantener la paz social. Por eso, cancelaron la deuda pendiente que había dejado el gobierno anterior. El nuevo acuerdo con las cooperativas se gestará a través del Plan Argentina Trabaja, que ahora dirige Matías Kelly, ex director de la asociación de emprendedores sociales Ashoka. También, a través del Plan Comunitario Social, el mismo que utilizó el kirchnerismo con la Tupac de Milagro Sala y que ahora revisa la SIGEN. En el oficialismo prometen delegar los acuerdos de las cooperativas a los institutos de vivienda provinciales para que éstos busquen cooperativas cercanas geográficamente a las obras.
El acuerdo para construir y terminar viviendas no fue la única concesión del Gobierno a los reclamos de las organizaciones. Desde diciembre, se anunciaron bonos y aumentos para beneficiarios de AUH, jubilaciones mínimas y los programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen. Los parches funcionaron y la política asistencialista del Gobierno reapareció cada vez que la tensión aumentó. “Para nosotros, las organizaciones son un termómetro”, explican algunos de los interlocutores gubernamentales.
¿Alcanza la construcción de viviendas y el aumento de los planes para contener la protesta social? “Parece poco, pero si sumás es bastante”, advierten los nexos del oficialismo. Se refierena los esfuerzos coordinados entre Nación, Provincia y Ciudad. “Saben que no pueden quemar todos los puentes”, señalan. Cerca de Pérsico evitan hablar de las bondades del macrismo. “La situación no explotó por el colchón social de estos años”, dijo ayer un dirigente del movimiento Evita durante un plenario en Rosario. La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal aumentó en las últimas semanas la tarjeta social para comprar alimentos y colabora con 400 mil kilos de alimentos a comedores sociales de la Provincia, que registraron, igual que en otros territorios,mayor demanda. Con el mismo espíritu ahora se habilitarán merenderos. La gobernación desactivó a último momento una movilización de Barrios de Pie a los supermercados, que iba a hacerse el viernes.
En la Ciudad, el distrito más rico del país, hubo un cimbronazo. Varias organizaciones tomaron la jefatura de Gobierno y el ministerio de Desarrollo Social porteño. La relación es tirante. Lejos de la sintonía que parece tejerse, Pérsico marcó distancia. “El descontento es muy grande, cada vez hay más movilizaciones”, aseguró Périsco a Clarín.
Contrariamente a las fracturas que el Gobierno impulsa en la oposición en el Congreso y en la legislatura bonaerense, no se propone dividir a las organizaciones, algunas de las cuales hasta cuentan con el aval del Papa. Muchos militantes de las organizaciones resistieron a los recortes en el Estado, aunque perdieron los cargos directivos que Alicia Kirchner les había dado en el ministerio de Desarrollo Social.
Con todas hay diálogo, pero a Luis D´Elia por ahora no le dan nada.
A pesar de la inflación mensual más alta de los últimos 14 años, el aumento de tarifas y una economía estancada, en la Casa Rosada hay optimismo. Esperaban un conflicto social más virulento que el que hubo hasta el momento. “No hubo saqueos”, afirman.
Fuente: http://www.clarin.com/politica/Gobierno-acerca-organizaciones-sociales-protestas_0_1580842062.html
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