GRANADA.- La Liga del Barça fue tan rioplatense que hasta la imagen del final parecía encajar, cuando miles de hinchas del Granada invadieron la cancha desde los cuatros costados y arruinaron el festejo del campeón.
A Lionel Messi y Luis Suárez los tuvo que sacar la policía, un recurso que en días como ayer ya quisieran sus rivales. El argentino y el uruguayo edificaron el título de principio a fin, convertidos en un ente bicéfalo de una eficacia asombrosa. El conductor que piensa, construye espacios y lanza pases como puñales; el matador que le lee la mente, recibe y transforma en gol casi todo lo que toca.
La historia recordará este éxito del Barcelona a un costado de La Alhambra como el torneo de la reinvención de Messi y la explosión definitiva de Suárez. Juntos alcanzaron la perfección en 39 partidos invictos; juntos se marearon 15 días en abril y casi tiran el año a la basura; juntos reaccionaron para un sprint demoledor de cinco triunfos al filo del abismo.
La última fecha fue una síntesis de ese espíritu. Messi asumió la presión. Tomó el control del juego desde el primer minuto, con un equipo que se enciende si lo ve bien a él. Suárez se entregó a su oficio. Marcó los tres goles de una victoria sin épica ante un adversario entregado a celebrar con su público que se había salvado del descenso la semana anterior.
El vestuario visitante del estadio Nuevo Los Cármenes vivió una celebración austera, más bien un alivio que disimuló la amargura culé de haber quedado fuera de Europa y de que la estrella más soñada vaya a quedarse en Madrid.
Tuvo que ser el propio Luis Enrique, desafiando su parquedad, quien les pidió a sus jugadores que hicieran «un fiestón». Los alentó a volver al césped a saltar un poco para las cámaras después de ducharse.
Quería resaltar la magnitud del logro: el Barça conquistó la segunda Liga consecutiva, la sexta en ocho años. Ganó en diciembre el mundialito de clubes y el domingo disputará la final de la Copa del Rey con el Sevilla. «Es un año fantástico. Si con todo esto alguien cree que tuvimos una mala temporada, apaga y vámonos», dijo el técnico.
Destacó también la «generosidad» de Messi y su inteligencia para entender lo que necesita el equipo. Como nunca antes desde que Guardiola lo moldeó como falso nueve, el rosarino se quitó este año la obsesión del gol. Dio dos pasos atrás, por momentos al lugar que ocupaba Xavi Hernández en sus épocas doradas. Buscó tierras abiertas, en general por el centro, para desde ahí digital el juego con sus pases.
Como siempre con Messi se corre el riesgo de perder perspectiva. No se olvidó de marcar (llega al final de temporada con 41 goles), pero delegó esa responsabilidad en su amigo uruguayo, su extensión en el área.
Por primera vez desde 2008 el máximo anotador del Barça no será Messi. Suárez llegó a 40 en la Liga y a 59 en el año. Metió 14 en las cinco fechas finales, algo a simple vista incomparable. Se lleva el trofeo Pichichi y también el Botín de Oro de Europa, por los que batalló hasta casi romperse el mismísimo Cristiano Ronaldo.
Ajeno por una vez a los récords, Messi perfeccionó su faceta de armador, afinó sus asistencias, destacó más que nunca como ejecutor de tiros libres.
Retoca su perfil para seguir ganando. Sus números en el Barcelona hay que leerlos dos veces para creerlos: sumó su título número 27. Si se cuentan sus dos festejos con Argentina, alcanzó nada menos que a Pelé y está a 7 del jugador con más campeonatos de todos los tiempos, el galés Ryan Giggs.
Es su octava Liga en 12 años (un tercio de todas las que ganó el club). Lleva 453 goles. El ciclo de triunfos en España desde su irrupción en la primera división es apenas comparable al del Real Madrid de Alfredo Di Stefano de los años 50/60.
El peso de la historia podía jugarle en contra en la visita traicionera a Granada. Estaba (está) muy fresco el bajón que empezó con la derrota ante el Real Madrid del 2 de abril en el Camp Nou. Y para colmo los de Zinedine Zidane, a un punto de distancia, marcaron un gol apenas empezar su partido. Era una tarde de radio, con los dos partidos en simultáneo.
La sombra de los «maletines» para incentivar a los andaluces había condimentado la previa. La hinchada local gritó el primer gol de Cristiano como si fuera propio.
Pero con Barça en forma no había equivalencias posibles, por más que alguien hubiera ofrecido la vida eterna. Los culés presentaron una versión madura, contundente en ataque, prudente en defensa. Se intuían los goles. Llego el primero a los 20. El segundo a los 40. Y el tercero sobre el final del segundo tiempo, un homenaje a la sutileza aplicada al fútbol de Messi, Neymar y Suárez. El trío MSN agiganta su leyenda: lleva 130 tantos en la temporada.
Sólo entonces se aflojaron las tensiones de los jugadores blaugranas. Se borró por un instante la imagen del desastre trazada en las derrotas con las que dilapidaron nueve puntos de ventaja. Lograron reaccionar a tiempo. En las últimas cinco fechas ganaron todo, con 24 goles a favor y ninguno en contra.
Para Barça ésta será para siempre la Liga que ganó dos veces.
130
goles hicieron en la temporada Suárez, Messi y Neymar, superando los 122 de la pasada. Es la delantera más efectiva de la historia.
23
asistencias sumó Leo Messi a lo largo de la temporada 2015/2016, más que ningún otro futbolista en Europa.
27
títulos de campeón lograron, con éste, Lionel Messi y Andrés Iniesta, los jugadores más ganadores de la historia de Barça.
59
goles marcó el uruguayo Luis Suárez, el máximo anotador mundial de la temporada. Señaló 14 en las últimas cinco fechas.
20
millones de euros ingresarán a las arcas de Barcelona como premio por la conquista del campeonato..
Fuente: http://canchallena.lanacion.com.ar/1898931-barcelona-como-se-reinvento-de-messi-y-exploto-suarez-para-gritar-campeon
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