La disparada del tipo de cambio paralelo impactó de lleno en las decisiones de inversión y el consumo. Golpeó a la construcción. Y el Banco Central no puede recuperar reservas.
Menos de una semana después de ganar la reelección en octubre de 2011, la Presidenta Cristina Kirchner implementó el cepo cambiario. Lo que empezó como una medida para frenar la salida de dólares se volvió en contra del Gobierno, y trajo múltiples problemas que los funcionarios no saben como resolver. 18 meses después de su puesta en práctica, el cepo al dólar se terminó convirtiendo en un cepo al crecimiento económico. Con el dólar paralelo disparado y a punto de cruzar la barrera de los 10 pesos, los problemas no hicieron más que agudizarse.
El rebote de la actividad que debía darse este año –tras superar el mal 2012, marcado por la fuerte contracción de la cosecha agrícola y la demanda brasileña– todavía se está haciendo desear. Pero aparecen todos los días datos negativos.
Las inversiones privadas van al freezer; el consumo de la población empieza a caer; la inflación no se detiene pese al congelamiento de precios;, los ahorristas procuran convertir sus ahorros en dólares y las reservas del Banco Central siguen en caída.
También las importaciones continúan frenadas porque la prioridad oficial es conservar el superávit comercial. Además, uno de los sectores más dinámicos de la última década, como la construcción y los negocios inmobiliarios, atraviesan una fuerte contracción.
Por el lado de la inversión, hay un caso paradigmático, como el de la minera brasileña Vale. Pocas semanas atrás la firma blanqueó una decisión drástica. Prefirió pasar a pérdida 2.000 millones de dólaresque ya había invertido en el yacimiento Potasio Río Colorado, en el sur de Mendoza, antes que seguir con el proyecto, que le iba a insumir otros 4.000 millones.
Es difícil que lleguen inversiones extranjeras al tipo de cambio oficial. Sabiendo que para recuperar esos dólares habrá que pagar el doble, y que además se hace muy difícil girar utilidades al exterior.
Según la consultora Orlando Ferreres, la inversión bruta interna en marzo avanzó un 0,3% respecto a marzo de 2012, pero acumuló una caída en el primer trimestre de este año de 1,8% Para Ferreres, el leve rebote positivo de marzo no alcanza para quebrar la tendencia declinante que se inició en el primer trimestre de 2012, cuando el cepo a las importaciones pegó con fuerza.
El consumo privado ya está empezando a sentir el rigor de la inflación y, sobre todo, de la demora en el cierre de las paritarias.
La consultora Finsoport observó que esto se está sintiendo en particular con las ventas de los supermercados. “En volumen se contrajeron 0,9% en el primer trimestre de 2013”. Peor les fue a los shoppings, que mostraron una caída del 2,3% en el mismo lapso.
Los números coinciden con un descenso en los índices de confianza del consumidor que elabora la universidad Torcuato Di Tella.
El número de abril mostró una caída del 6,1% con respecto a marzo, ycoincide con la disparada del dólar “blue”. La UTDT destacó que uno de los sub índices que más bajó fue el de la intención de compra debienes durables e inmuebles que, retrocedió un 13,2%.
Un sector que parece escapar a esta tendencia es el de la venta de automóviles. Y sobre todo el segmento denominado “alta gama” o de lujo. Ocurre que los precios están fijados al tipo de cambio oficial y entonces terminan siendo muy atractivos para quienes tienen divisas y las cambian a un valor muy cercano al precio del “blue”. Suena raro, entonces, pero el sector más acomodado de la pirámide socio-económica es el que más ventajas está sacando de la actual situación. Más allá de que el que tiene dinero siempre se las arregla mejor para atravesar las épocas turbulentas, el actual “modelo” le juega a favor, tanto para comprar un auto de lujo como para viajar al exterior sabiendo que los consumos se pagan (aún con un recargo del 20%) al dólar oficial.
Son las paradojas del modelo, pensado supuestamente para proteger al que menos tiene. Como suele decirse: puede fallar.
POR GUSTAVO BAZZAN
Fuente: clarín.com
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