“En La Julia se construyeron unas cocheras que eran la fachada para esconder el sector de las bóvedas”, relató Leonardo Fariña en una ampliación de su declaración ante el juez Sebastián Casanello. Se refería a construcciones puntuales en una de las estancias más importantes que Lázaro Báez tiene en la inmensidad del suelo santacruceño. La semana pasada, entre los 40 allanamientos realizados en el Sur, los efectivos federales ingresaron a este campo, donde se encontraron con el espacio descrito por el ex valijero. Esto lo confirmó el fiscal Guillermo Marijuán, pero no quiso utilizar la palabra “bóveda”, aunque señaló que se trata del lugar “que señaló Fariña”. Además, tal como publicó Clarín, coincidente con los planos de este casco, la Justicia encontró un entrepiso lleno de escombros donde entran de alto varias cajas apiladas. Todos los hallazgos respaldan los dichos del ahora, testigo arrepentido.

A pocos kilómetros de Cruz Aike, donde las máquinas excavadoras proporcionaron toda la semana imágenes cinematográficas, se encuentra “La Julia”, un campo con un casco de grandes dimensiones, de dos plantas, con paredes interiores de color naranja. Fariña recordó este campo como uno de los más importantes de las posesiones de Báez; y dijo que allí se llevaba y acopiaba dinero. “En La Julia estuve dos veces y una vez en Cruz Aike. En estas dos estancias el Sr. Báez mantenía una seguridad elevada. Lo curioso de esto es que lo más custodiado no era el casco de la estancia, sino el quincho”, declaró Fariña.

Bajo un portón blanco del lado derecho de la propiedad, según constató Clarín, se encuentra la cochera, con un radiador para calefaccionar el ambiente. Una escalera en caracol de hierro labrada con forma de flores en sus barandas, lleva a una bodega de vinos, con detalles en las estructuras de madera en semicírculo y ladrillos a la vista. En ese espacio sobresale una puerta negra de chapa reforzada. Al abrirla, su interior de cemento pero notoriamente desmejorado, ahora alberga solo humedad y mal olor, causados por una pérdida de agua cuya filtración llega hasta allí.

El espacio, de unos 300 metros cuadrados, coincide con la descripción que hizo Fariña y sobre el cual se explayó “Carlos”, el albañil que en Calafate habló con el fotógrafo de Clarín y compartió con él los planos de esa y otras propiedades de Báez en las que el trabajó. El ex esposo de la modelo Karina Jelinek habló incluso de “dinero que no servía por la humedad”.

Sobre este hallazgo, el fiscal Marijuán dijo por radio: “Pudimos constatar que existe un espacio tal como decía que describe el imputado Leo Fariña, pero el uso que se dio en otro momento a ese espacio no lo puedo asegurar”, y añadió: “Si me preguntan si eso es actualmente una bóveda, digo ‘no, es un espacio por debajo de una casa’”. El ex valijero insistió ante la Justicia que en 2012 esa construcción se utilizaba como una “bóveda”.

No fue el único espacio que despertó sospechas en el personal de Fiscalía y de la División de Investigaciones Patrimoniales a cargo del comisario Walter Bernal. Recorriendo la propiedad -por la que Báez pagó US$ 800.000, que se comunica por un camino interno con Cruz Aike, encontraron un importante entrepiso. Ese otro posible escondite está lleno de escombros y parece ocultar un espacio que habría tenido otra finalidad.

Con perros rastreadores de la AFIP, la búsqueda del dinero llevó varios días, pero el resultado fue negativo. En su declaración, Fariña contó que el día en que viajó en el avión de Báez fue recibido sólo por su hijo Martín, “dado que Lázaro se encontraba en La Julia organizando un movimiento de dinero”. Según reconstruyó la Justicia, la última vez que el empresario K pisó ese terreno fue el año pasado.