En un mes presentarán un proyecto de ley en el Congreso; no está definido si será un desarrollo propio del Estado o habrá una licitación; se usaría por primera vez a nivel nacional en las Legislativas del año próximo
¿Volverá la Boleta Única Electrónica (que debutó en julio último en Buenos Aires) en las próximas elecciones legislativas? «Sería bueno que en 2017 una parte del país vote así y que sea gradual para terminar con la totalidad de la población en 2019». Eso lo diceAdrián Pérez, secretario de Asuntos Políticos de la Nación, quien anticipó a LA NACION que en un mes estarán presentando el proyecto en el Congreso. Del mismo, asegura, «hay bastante consenso» en que incorpore tecnología a la votación. «Será una máquina que permita una impresión y que tendrá un registro de la boleta en papel, para poder agilizar el proceso del resultado», explica.
La experiencia suena similar a la Boleta Única Electrónica que se utilizó en los últimos años en algunas ciudades y provincias, como la Ciudad de Buenos Aires, San Luis (en algunas localidades), Salta, Neuquén Capital y Resistencia, por citar algunos ejemplos. En este caso se trató de una boleta electrónica, que no equivale al voto electrónico; en esta nota detallamos las diferencias y los supuestos que acompañan a estos conceptos.
El proyecto tendrá un marco normativo y luego llegará la etapa de la implementación, que según el secretario tendrá otra discusión. Pero ya se vislumbran algunos detalles técnicos del sistema: «Nadie tendrá que tener conocimientos especiales para poder auditar el sistema», explica.
-Por ahora estamos en una etapa de preparación del proyecto. Todavía no está definido si se hará desde el Estado o si habrá una licitación, porque es algo que todavía no lo empezamos a discutir. Pero en cualquiera de las maneras que se elija, el Estado tendrá una facultad central. Debemos garantizar que sea confiable, privado para el votante y que se resguarde el secreto de sufragio.
-El sistema de boleta en papel le da la responsabilidad a los partidos políticos. El Estado delega en ellos esa responsabilidad. Se tienen que encargar de imprimirla, distribuirla, controlar que esté en el cuarto oscuro. El elector depende mucho de la capacidad de un partido político de hacer ese trabajo. Con una boleta única en papel o electrónica la responsabilidad es del Estado. La garantiza el Estado. Tenemos que garantizar que el ciudadano tenga la oferta completa para poder elegir.
Boleta, pero no voto
El proyecto, aún en preparación, contempla la posibilidad de tener la oferta electoral en una pantalla táctil, imprimir una boleta en papel y depositarla en una urna. La diferencia -además de la interacción con un dispositivo, en vez de elegir boletas impresas en varias pilas sobre una mesa-, será que el voto tendrá un chip o un código de barras, que es la que permitirá hacer un conteo «ágil y rápido» de la elección, según Pérez.
La diputada Alicia Ciciliani, presidenta del bloque Socialista, pone algunos reparos. «Hay que incorporar tecnología al proceso pero no hay que perder de vista la seguridad del control del sistema», señala.
Particularmente, Ciciliani señala dos aspectos fundamentales: que haya un respaldo en papel -algo que estaría contemplado- y que se proteja la transmisión de los datos para evitar que haya vulnerabilidades que permitan algún tipo de alteración en el registro de votos y, así, en el resultado del comicio.
Para quienes apoyan la boleta única electrónica, no se trataría de voto electrónico porque, en definitiva, el sufragio se sigue emitiendo en papel y no en una computadora. La máquina serviría sólo de impresora.
Sin embargo, existen numerosas críticas al sistema de votación de la BUE. Beatriz Busaniche, miembro de la Fundación Vía Libre, señala que los dispositivos que se utilizaron en la última elección en la Ciudad de Buenos Aires de la empresa Magic Software Argentina (MSA) no eran simples impresoras: «eran computadoras que guardaban información, que incluso podían navegar por Internet». Además, señala que no hubo una auditoría correcta de las máquinas: «Todos tenían que poder entender cómo funciona el sistema; pero nadie pudo acceder al código fuente de MSA».
Además, durante la elección para Jefe de Gobierno de CABA en 2015, se filtró parte del código fuente del software del sistema de votación; y denunciaron públicamente la posibilidad de sumar multivotos con una sola boleta. Otros cuestionaron la seguridad de los datos de cada lugar. El programador Joaquín Sorianello reportó una falla de seguridad en los certificados que garantizaban el envío digital de información (certificados SSL) de las terminales de las escuelas al centro de cómputos.
Ante la consulta de LA NACION, desde MSA evitaron responder a estos comentarios y explicaron que su sistema fue sometido a todas las auditorías solicitadas.
Una barrera para la fiscalización
Para Busaniche, la incorporación de tecnología tiene sentido «cuando tiene un fin claro». Y cree que con la BUE, se le dio a una empresa privada «la llave del proceso electoral». «¿Quién entiende el código de una máquina? El acto total de votación debe ser entendido por cualquiera independientemente de su formación. Con la incorporación de tecnología ponés un punto de alejamiento del ciudadano común», señala.
Algunos países tienen algún tipo de implementación de voto electrónico: Filipinas, India, Brasil, Estonia, Venezuela y Estados Unidos aparecen en la nómina . En otros está explícitamente prohibido. Un fallo de la Corte de Alemania explica por qué: «Cuando se utilizan aparatos electrónicos de votación, los pasos esenciales de la gestión electoral y de la determinación del resultado deben ser pasibles de ser comprobados por el ciudadano de manera confiable y sin conocimientos técnicos especiales». Holanda, Irlanda, Finlandia y Reino Unido también se manifestaron en contra del uso de máquinas en el acto eleccionario, y lo discontinuaron.
Ventajas para los partidos chicos
Al momento de la votación, quienes usaron la BUE en las PASO porteñas de mitad de 2015, reconocieron la sencillez y rapidez con la que pudieron votar. 48 horas después del fin de los comicios, un pedido en Change.org había sumado 130.000 firmas (hoy son 240.000) reclamando el uso de la boleta eletrónica para terminar con las boletas sábana de papel.
«Tendremos que estudiar a fondo la tecnología disponible y que los expertos informáticos de todos los partidos políticos den su visto bueno para que no estemos privatizando el comicio», agrega Ciciliani. Aunque, también en sintonía con Pérez, ve los beneficios.
«Cada vez que imprimimos una boleta hay una injusticia hacia los partidos más pequeños. Libera a los militantes para debatir cuestiones políticas y no tener que estar negociando, por ejemplo, con imprenteros. Creo que mejora totalmente la democracia», completa.
Hasta el momento, según Pérez, ya hubo consenso entre ministros provinciales, gobernadores, partidos políticos, jueces electorales, algunas ONGs que trabajan en el tema y esta semana habrá charlas con constitucionalistas. Los primeros lineamientos de la boleta única electrónica estarán en el proyecto que llegará al Congreso en un mes. Luego, vendrá la etapa de la implementación, donde lo técnico será el eje central de la discusión: sobre todo, quién desarrollará el sistema de votación, quién verificará que sea idóneo, quién asegurará que no sea violado. ¿Servirá la tecnología para hacer más transparente el acto electoral?
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1886775-el-gobierno-avanza-en-su-plan-para-usar-la-boleta-unica-electronica-en-2017
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