Mauricio Macri encabezará hoy el acto de apertura del 134 período legislativo del Congreso. Dará su primer mensaje de apertura de sesiones ordinarias y también debutará por cadena nacional a partir de las 11.45. Acompañado por la vicepresidenta, Gabriela Michetti, titular del Senado, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el Presidente participará de la Asamblea Legislativa, la primera desde que asumió la presidencia el 10 de diciembre del año pasado. Macri hablará ante senadores y diputados nacionales 15 minutos después de su llegada al Congreso, prevista para las 11.30. Allí el jefe de Estado dará su mensaje tras las formalidades del protocolo que incluye la recepción y la firma del libro de visitantes ilustres.
Hará un resumen de su visión de Gobierno, anunciará proyectos y pedirá el voto al paquete para cerrar en Nueva York la negociación con los holdouts. Será una apertura de sesiones en paz, ya que el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Héctor Recalde, garantizó la presencia de los diputados kirchneristas en el recinto. El 10 de diciembre pasado estuvieron ausentes del acto de asunción de Macri en el Congreso por instrucción de Cristina de Kirchner. Afuera, Cambiemos convocó a una manifestación de apoyo a Macri, cuyo discurso será proyectado a través de dos pantallas gigantes que darán a la Plaza del Congreso.
El ala que pretendió imponer una feroz descripción de la herencia recibida del Gobierno de Cristina de Kirchner debió ceder pretensiones frente a la que diagnosticó que no es momento de bajar las expectativas de los argentinos con malas noticias, cuando hay que cuidar con precisión el equilibrio entre confianza en el Gobierno, consumo y expectativas hacia el futuro, el mismo que dirá si los argentinos recordarán dentro de unos meses cuáles fueron los males heredados de la década kirchnerista o caerán en el olvido frente a los problemas del momento.
Marcos Peña y Jaime Durán Barba se llevaron, entonces, la porción más importante del mensaje presidencial. Habrá en ese discurso de hoy dos tercios sobre la visión hacia el futuro que tiene el Presidente para el país, los anuncios de proyectos y paquetes de leyes y el pedido con festejo incluido para que el Congreso vote la derogación del cerrojo al canje, la ley de pago soberano, dos artículos de las prórrogas del canje que también complican la nueva oferta y el acuerdo en sí mismo con la autorización para emitir la nueva deuda.
El tercio restante del tiempo presidencial será ocupado por el pasado y el repaso de los problemas que trae la herencia recibida. No será, de todas formas, mostrado de esa forma. En realidad el Gobierno habla de presente y futuro, no de pasado.
«El presente es el pasado», definía ayer uno de los hacedores de lo que la oposición llama el relato macrista y que en realidad no es otra cosa que el armado del discurso presidencial con el que cada mandatario en el mundo le va dando forma en palabras a su gestión.
¿Qué quiere decir el macrismo con esa afirmación? El presente muestra un panorama de conflictos entre buitres con los que se acuerda y hay que pagarles, negociaciones paritarias, presión histórica de Ganancias sobre los sueldos, inflación que no se deja controlar, desajustes en precios relativos que distorsionan cualquier sector de la economía, empresas públicas y Estado abarrotados de empleados sin trabajo. Para el Gobierno, entonces, hablar de presente es hablar de pasado, porque toda esa epidemia de desgracias económicas no nacieron el 10 de diciembre.
Con esa partitura hablará hoy Macri a la Asamblea Legislativa en su primer mensaje de apertura de sesiones ordinarias. En los países en serio, éste es el mensaje que puede marcar el futuro y la línea de una presidencia. En la Argentina, está claro, eso no funciona así desde hace décadas.
El tramo de los anuncios en ese mensaje es el más esperado, no tanto por el contenido de los proyectos, más o menos anticipado hace tiempo, sino por las aclaraciones que se esperan del Presidente.
Macri explicará que se enviarán al Congreso tres paquetes de normas. El primero lo adelantó ayer Alfonso Prat Gay y contiene no sólo los cambios en la legislación local que, con toda razón legal, pide el juez Thomas Griesapara avanzar con el acuerdo con los holdouts, sino también la autorización del Congreso a la operación.
Otro conjunto de proyectos girará sobre seguridad, Justicia (ya que habrá reformas al sistema judicial y al Ministerio Público), medidas de control y contra la corrupción y leyes sobre seguridad ciudadana.
Un tercer tramo será la reforma política con el voto electrónico con boleta única, proceso que tiene sus complicaciones técnicas que, por ahora, parece que el Gobierno prefiere obviar pero que de no atenderse pueden complicar el objetivo de llegar con el nuevo sistema a las legislativas de 2017.
Entre las dudas que se guardan para hoy está el tema central que se anticipó a esta temporada de paritarias: los cambios en el Impuesto a las Ganancias. Macri anunció la suba en el mínimo no imponible a $ 30.000 y al día siguiente aclaró que el plato fuerte de esa reforma -la modificación de las cuestionadas escalas que desde diciembre de 1999 tienen tal sensibilidad que hacen saltar las alícuotas aun con subas salariales casi imperceptibles- deberá esperar para su aplicación hasta el año 2017. Mal asesorado en ese tema, borró con el codo lo que había escrito el día anterior y alimentó presiones de sindicalistas y el protagonismo de Sergio Massa. Es uno de los puntos sobre los que se espera hoy una aclaración del Presidente.
Los radicales se entusiasman también con la idea de que Macri hoy anuncie una baja en el IVA para los productos de la canasta básica de alimentos. Con los anuncios de Ganancias el Gobierno dio prueba de que no está dispuesto a ser demasiado dispendioso con medidas que tienen un alto costo fiscal. No puede hacerlo después de haber heredado de la administración K un déficit de 7 puntos del producto, el más alto de toda la historia. Con este tema, entonces, también hay una incógnita a develar sobre el alcance real de esa promesa de campaña.
El discurso, de esa forma, tendrá tres ejes, según confiaba anoche el macrismo: una primera línea para reforzar la promesa estratégica de pobreza cero. Y es allí donde estará el tramo que se permitirá para recordar la herencia recibida.
Le seguirá el punto fuerte de la mañana contra el narcotráfico y luego, en tono de despedida, un mensaje casi personal que el Presidente se guardó donde habrá una apelación a la unión de los argentinos, otro punto para volver a hablar de la última década.
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