Con un producto más competitivo, se plantea instalar al país y sus regiones como marca para ganar mercado en EE.UU., Reino Unido, Canadá, Brasil y Asia, más allá del Malbec.
Alentada por una incipiente recuperación de competitividad, la industria vitivinícola nacional se apresta a recuperar el terreno perdido en los últimos años y ganar, a partir del segundo semestre, una mayor porción del mercado internacional que permita llevar las exportaciones hasta los 800 millones de dólares este año.
Así, lo revelaron a El Cronista los más importantes bodegueros, especialistas internacionales y autoridades de Wines Of Argentina (WofA), la entidad que tiene a su cargo la promoción del vino nacional en el exterior y que llevó adelante junto a la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), la décima edición del Argentina Wine Awards en la ciudad de Mendoza.
El desafío planteado al sector durante el seminario internacional que acompañó al certamen en el que se premió a los mejores vinos argentinos (ver aparte), fue avanzar en la promoción del país y sus regiones como marca, más allá del Malbec como producto insignia.
En diálogo con este medio, el presidente de Wofa, Guillermo Barzi (h), reveló que «Argentina exportaba 20 millones de dólares hace 10 años y este año va a exportar cerca de los u$s 800 millones, 50% de lo cual sigue siendo Malbec», pero indicó que «tenemos que mostrar diversidad porque la importación mundial del Malbec es de menos del 3%, con lo cual hay un camino largo por recorrer».
En ese sentido, el chileno Patricio Tapia, editor de vinos sudamericanos y españoles para la revista Wine & Spirits de Nueva York, remarcó que «la industria del vino argentino se está moviendo hacia vinos más frescos, más ricos y fáciles de tomar», entre los que mencionó al cabernet franc, el torrontés y el chardonnay. «Hay una gama de cepas asociadas también a nuevos lugares de altura o cerca de la costa y eso te va multiplicando la oferta», agregó.
Los representantes del sector remarcaron el cambio de expectativas que se produjo para la industria a partir de la asunción presidencial de Mauricio Macri y los beneficios que implicaron para el sector la devaluación y la quita de retenciones. No obstante, remarcaron que la mejora se verá recién a mediano plazo.
«Los últimos años han sido difíciles, con un retraso cambiario importante. Yo estimo que a partir del segundo semestre de este año las cosas empezarán a verse más positivas», dijo Barzi y apuntó que «lo que se perdió es básicamente competitividad ya que muchos mercados, además de nosotros estar atrasados, devaluaron mucho su moneda. Un caso es Canadá, segundo mercado de la Argentina, que tuvo una devaluación de su moneda de casi el 30%, lo que nos afectó sensiblemente».
El bodeguero añadió que este año se ha observado «una apertura muy grande de la Argentina hacia el mundo pero aún hay que trabajar mucho en los acuerdos bilaterales. La Argentina está con un diferencial muy grande de competitividad contra Chile, nuestro principal competidor del cono sur. En determinados países de Asia, por ejemplo, la Argentina tiene un 20% más de arancel que Chile». Sobre el particular, Tapia sostuvo que el país «ha equiparado a Chile en casi todos los aspectos. Esta es una carrera de larguísima distancia. Hay que seguir invirtiendo en posicionamiento, seguir buscando».
El foco estará puesto en ganar más terreno en Estados Unidos, que representa el 50% de la exportación argentina, así como en el Reino Unido, donde la Argentina creció un 26% el último año. También se procurará apuntar a mercados como Canadá y Brasil y avanzar en Asia, de la mano de China y Japón.
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