San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Un plan para recuperar el crecimiento perdido

El economista se coloca en la perspectiva postelectoral. Lo relevante no es tanto el qué sino el cómo encarar las distorsiones.

El PIB per cápita creció cero durante la segunda gestión de Cristina Fernández. Estamos en el clúster de la región de bajo crecimiento junto a Brasil y Venezuela. Este año solo crecemos un número cercano a 1 %, la industria manufacturera recesiva, la construcción mejor. No hay consenso para el crecimiento del 2016. Hay algunos que ven un 2 negativo y otros cercanos a 3 positivo. Es un año difícil de pronosticar, recién en marzo va a estar más claro el rumbo de la política económica y el grado de confianza de la población más definido. Sabremos entonces que se hará con el dólar oficial, con el cepo, con los holdouts. Ahora es todo campaña, el ámbito donde más se miente junto a las cacerías según decía Churchill. 

Estamos con un contexto externo más adverso, Brasil recesivo, futura suba de la tasa de la Fed, la región ha bajado uno o dos cambios. La herencia está sobrediagnosticada. Es raro encontrar una gestión que haya recibido tantos puntos para mejorar. Lo relevante no es tanto el qué sino el cómo encarar las distorsiones. La inflación para la macro es lo más relevante. Si la devaluación es superior a 40%, habrá arrastre de inflación que cederá recién a partir de 2017. Es clave la transferencia de tipo de cambio a precios, fue baja en 2002 pero cercana a 100% en otras experiencias. La inflación podría bajar a un dígito en tres años si la convicción de la política económica es firme. La inflación se vincula directamente con el déficit fiscal que podrá cerrar cerca de 6 % a fines de año Dentro de este déicit, dos terceras partes se deben a los subsidios. Habrá que trabajar con mano izquierda en este asunto, cuidando de administrar para los hogares pobres esquemas de tarifa social.

El gasto público debe ser racionalizado en las partidas que ofrezcan mayor flexibilidad. Por otra parte esta reducción del gasto es relevante porque habrá también que bajar la presión impositiva que es muy dañina en economías regionales. Este retoque en retenciones es necesario dado que el nivel de tipo de cambio real está cada vez más distorsivo. El tipo de cambio está muy retrasado, es inevitable su corrección. La cuenta corriente sigue negativa y la balanza comercial muy cerca de cero debido a la caída de las manufacturas de origen industrial Brasil, el bajo precio de la soja y la falta de inversión.

Esta escasez de dólares influye en el descenso de las Reservas que llegarán muy bajas a fines de año si se netean de encajes, swaps de yuanes y otras partidas que no son reservas genuinas. Preocupa la relación entre M2 o M3, esto es la masa de depósitos en pesos, que puede correr contra las Reservas. Hay muchos sectores que deberían impulsar más las exportaciones, entre ellos el minero que hace una década está siendo un participante activo en el monto del comercio exterior. Energía posee potencial, pero más para el mediano plazo pues el aporte de Vaca muerta tomará su tiempo.

La inversión es según Blejer lo peor que tiene el gobierno, 17% del producto, debería llegar a 23% para estimular el crecimiento perdido. Es de esperar un repunte de la inversión extranjera. En infraestructura de servicios públicos la agenda de reformas es importante, en particular en energía. Para recrear la confianza en la inversión es clave el acercamiento al Fondo y la resolución definitiva del problema de los holdouts. Esto podría impulsar el crédito para esta etapa de transición en el objetivo lógico de endeudar el país para financiarnos con menor costo social. Argentina, finalmente, está muy aislada del mundo, debe tener una política consistente para apuntar a una posición de 70 en el ranking de competitividad WEF. Actualmente está en la ubicación 106, muy castigado el índice por variables vinculadas con lo institucional. Hay 200.000 millones de dólares fuera del sistema financiero que brindan optimismo para una recuperación pero es clave la gestión de la política económica que se encare. La herencia es muy diferente a la que recibió Lavagna con todo a favor.

Esta tiene elementos de la transición del 99 en recesión. En ese momento faltó convicción y gobernabilidad para sacar al país de la crisis. No sabemos de ganar Scioli cuál será su modo de enfocar el gradualismo. Es probable que sea electo, por eso es clave monitorear sus declaraciones en este trimestre. La oportunidad es clara, la herencia difícil. El número más doloroso de la herencia un porcentaje de pobres cercano al 30 %. Este número es el fracaso de la administración kirchnerista. Tras circunstancias externas favorables como las que tuvimos debería ser actualmente la pobreza inferior al 15 %. Eduardo Luis

 

Fuente:http://www.mdzol.com/opinion/635442-un-plan-para-recuperar-el-crecimiento/

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