Lo asegura el experto Santiago Fariña, coordinador de lechería del Movimiento CREA. Este joven, además, está a punto de sumar un nuevo trabajo: dirigirá el programa lechero del INIA (el INTA del Uruguay).
1 – ¿Cuál es el estado de situación de la lechería argentina?
Atraviesa una coyuntura muy complicada. La foto de este año es que el precio internacional de la leche en polvo se derrumbó a su valor más bajo de los últimos 16 años y eso impactó, significativamente, sobre el sector a nivel local. Pero en el momento de los mayores precios internacionales los productores argentinos pudieron capturar esos altos precios, por políticas internas. A esto se suma que no hay una política lechera clara y que sigue habiendo poca transparencia en la construcción de los precios, que en este momento encima están en baja cuando los costos productivos van en aumento.
2 – Hoy la producción de leche en la Argentina está estancada. ¿Cuál es su techo productivo?
Hasta el 2011, todo el aumento de la producción lechera fue gracias al aumento de la productividad individual. Debido a esto llegamos a los promedios diarios actuales de 20 litros por vaca por día. Pero este salto productivo lo hicimos sin incrementar el número de cabezas del rodeo. Hoy, dar un nuevo salto productivo es más difícil y más caro. Habría que lograr hacerlo incrementado el número de cabezas del rodeo. Sin embargo, para esto es clave tener un negocio previsible.
3 – ¿En qué estado financiero se encuentran los tamberos?
La situación es crítica para la mayoría de los casos. Sin embargo, hay una enorme dispersión, según cada zona. El estado crítico se da, en la mayor medida, por dos causas: el precio de la leche no cubre los costos de producción y en los casos más límites están todos aquellos con deuda acumulada del pasado.
4 – ¿Qué consejo le daría a estos productores que atraviesan una mala situación financiera?
La recomendación sería que bajo esta situación hay que hacer bien los márgenes y tener en claro el presupuesto financiero. Es decir, el proyectado de gastos e ingresos para todo el año. Desde lo técnico, mi mejor consejo es aprovechar el año climático favorable que se viene en la mayoría de las regiones para impulsar, así, la producción de forraje barato en pastoreo directo. Esto, además, se condice con la posibilidad de aprovechar la buena relación que existe hoy entre el precio de la leche y el grano de maíz.
5 – Más allá de la coyuntura, ¿cómo ve la situación a mediano y largo plazo?
Diría que tenemos todo para crecer como país lechero y como exportadores de leche, porque reunimos importantes fortalezas. Por ejemplo, la alta calidad genética, el capital forrajero subutilizado que se da, en muchos casos, porque imitamos modelos de producción sin buscar el nuestro propio; también disponemos de agua de calidad; hay cultura lechera y los establecimientos que son de una escala media a alta son manejados por los productores como empresas que rápidamente adoptan tecnología.
6 – Entonces, ¿cuáles serían los principales desafíos para la producción lechera argentina?
Los separía en dos grandes planos. Por un lado, hay que mejorar la integración de los actores dentro de la cadena lechera y también es decisivo lograr una mayor transparencia en la formación de los precios. Desde lo técnico, los principales desafíos son el crecimiento del rodeo, invertir en infraestructura y, por sobre todo, seguir apostando por los equipos de trabajo de los tambos. Esta es una de las mayores debilidades que tiene la producción de leche en Argentina, y de las que más surgen dentro de las encuestas que se llevan a cabo dentro del sector.
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