Ariel Garbarz es probablemente uno de los mayores expertos informáticos de nuestro país. Ingeniero en Electrónica y en Telecomunicaciones, ex profesor asociado a cargo de la cátedra de Tecnología de Computadoras en la Universidad de Buenos Aires y adjunto de Sistemas de Comunicaciones I en la Universidad Tecnológica Nacional.
Actualmente es coordinador del Proyecto Nacional de Seguridad Teleinformática de la UBA y del Programa de Asistencia Técnica entre Universidad Tecnológica Nacional y la Comisión Nacional de Comunicaciones para el Plan Nacional de Telecomunicaciones Argentina Conectada.
Dice que no le sorprende que se hayan perdido los mensajes de Whatsapp entre el fiscal Alberto Nisman y todos sus contactos antes de perder la vida: «Alguien manipuló ese celular. No hay otra forma», afirmó en diálogo con InfobaeTV.
Garbarz calificó de «muy malo» el sistema de relevamiento de pruebas post mortem del ex fiscal. Considera que no se preservaron datos de sus computadoras, de sus teléfonos y, sobre todo, manifiesta sorpresa porque la jueza de la causa Fabiana Palmaghini y la fiscal Viviana Fein no reclamaron todavía la base de datos de las compañías de teléfonos celulares que podrían demostrar con quién se comunicó Nisman hasta su deceso. «Eso todavía se puede recuperar. Los whatsapp desaparecen si se borran. Esto, no», explicó el investigador.
Cabe recordar que en horas de esta mañana se conoció que la División Cibercrimen de la Policía Metropolitana elevó un informe a la fiscal Fein en el que se consigna que «no es factible acceder al contenido de los mensajes que se envían mediante la aplicación Whatsapp». Garbarz está convencido de que esto se debe a que alguien, de manera directa o remota, borró los contenidos de forma deliberada.
Por otra parte, el ingeniero informático recordó que es posible rastrear la posición exacta de los contactos de Nisman a la hora de entablar comunicaciones telefónicas, incluyendo al ex agente de la Side «Jaime Stiuso». «Él tenía nada menos que una flota de 277 celulares a su nombre. Entre ellos, un aparato que usaba la propia hija mayor de Alberto Nisman», consignó Garbarz.