Escuchamos todo el tiempo hablar de calidad educativa. Todos la mencionan, los políticos especialmente. La nueva Ley de Educación (26.206) menciona en innumerables oportunidades el término calidad. Pero si de algo nos quejamos todo el tiempo, sobre todo quienes integramos el sistema educativo, e de la falta de calidad de la educación.

Qué entendemos por calidad y qué podemos hacer para mejorarla. Calidad puede ser sinónimo de excelencia, perfección, efectividad. Todos estos conceptos se acercan a lo que consideramos calidad. Quiere decir que lo que buscamos a través de la escuela es que los niños y jóvenes logren aprender para obtener un desarrollo intelectual, actitudinal y procedimental que se acerque al menos a la excelencia.

Por otro lado debemos lograr niveles equitativos de cobertura y distribución de conocimientos para toda la población. Igualdad en el ingreso, permanencia y egreso de la población a los sistemas educativos en un marco de equidad social. Esto también es calidad.

También sabemos que existen factores que ponen desde el comienzo en desigualdad a muchos niños y jóvenes. Esto es el nivel socioeconómico de su entorno. La escuela debería esforzarse para que esa desigualdad de origen pudiera revertirse en los años de escolaridad.

Cómo puede lograrse esto. Es un tema profundo y que debemos discutir entre todos si de verdad queremos hablar de calidad educativa. Pero un concepto que aparece como fundamental es el de evaluación. No sólo la evaluación a los alumnos sino a los docentes, la gestión institucional y todo lo que hace a la vida escolar.

Hablemos de calidad educativa, pero hagámoslo en serio y busquemos respuestas entre todos para que ese no sea sólo un concepto como tantos otros sino que sea una realidad de la escuela argentina. Largo proceso al que debemos intentar llegar.

Gentileza Alejandra Pili – Docente – Profesora de Psicología