A veces pienso que mi vida es caótica por la asociación que se ha creado de la paz con la muerte, “que en paz descanses” ¿por qué nadie dice “que en paz vivas”?, porque cuando lo pienso la paz es un sinónimo casi perfecto de felicidad, pero yo quiero ser feliz en vida!!!
En una de esas al mundo le pase un poco esto, y por eso las guerras, y por eso el caos, las peleas, las drogas, el frenesí. Porque necesitamos sentirnos vivos, porque necesitamos el contraste con la muerte. Necesitamos del sufrimiento para saber que todavía sentimos por lo menos algo, porque la alegría es muy efímera, y el bienestar nos detiene, ¿qué más vamos a buscar si ya tenemos bienestar?, es aterrador. Pero llegamos a un límite peligroso, sentirse vivo a costa de la vida no tiene mucho sentido. No tiene sentido ir a 170 km por hora, para que la adrenalina se apodere de nuestro cuerpo, ¿ahí nos sentimos vivos? Pero si es justo ahí cuando estamos más cerca de la muerte.
Pedimos por la paz mundial, pero la verdad es que no nos bancamos la paz personal, no podemos ni ponernos de acuerdo con nosotros mismos.
No tiene porqué ser así, la paz no es sinónimo de quietud, es equilibrio. Puede que algo en nuestra vida no ande bien, pero tenemos las fuerzas necesarias para que esto no nos desestabilice, es a través de compensar, de seguir creciendo, de tener seguridad en que estamos haciendo lo mejor posible, sin engaños ni doble lectura, lo-mejor-posible, lo que está a nuestro alcance. Si nos preocupa la desforestación, no nos engañemos, no alcanza con plantar un árbol, (mucho menos compartir en facebook un foto de un “ex” bosque) tenemos que cuidarlo, asegurar su crecimiento, comprometernos realmente con lo que atenta en contra de nuestro equilibrio.
Conviene empezar revisando un poco nuestra vida, porque si no, caemos en ver la paja en el ojo ajeno, protestar por la inseguridad, la violencia en los robos, cuando no podemos bajar un cambio en nuestra vida, no podemos, por ejemplo, evitar una pela con nuestra pareja, ni dejar de insultar al que se cruzó con la bicicleta, pero después sí nos llenamos la boca hablando de que “el mundo está cada vez más loco”.
Buscar un momento del día para hacer una pausa, encontrar la razón de porqué estamos en esto, porque vale la pena, nos vitaliza. Encontrar una voz, un momento compartido, pasear al perro, o pegarle a una bolsa de boxeo, no importa que sea, importa que frenemos, que encontremos un poco de paz en el día, en nuestra vida. Puede que después contagiemos al mundo, ¿Quién sabe?
Por lo pronto me despido y que la paz esté con vosotros, porque sinceramente conmigo está bastante poco.
Gentileza Macarena Sánchez Navarro – Licenciada en Psicología – macasnavarro@gmail.com
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