En un pedido casi agónico para que propios y ajenos lo voten en octubre, Cristina Kirchner le dio ayer un fuerte espaldarazo a su candidato presidencial, Daniel Scioli, en medio de un discurso de más de una hora y media que dio anoche en Tecnópolis, en su último festejo por el Día de la Industria.

Los aplausos de los empresarios llegaron sobre el final de la larga intervención de la Presidenta, cuando anunció que ya terminaba porque todos la miraban «muertos de hambre». Eran ya las 23 cuando Cristina Kirchner levantaba su copa para brindar y le reclamaba al nuevo presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Adrián Kaufmann, que recuerde que el principal motor del desarrollo del país en los últimos 12 años habían sido las pequeñas y medianas empresas.

Fue la última cena con los industriales que compartió la Presidenta, con quienes tuvo una relación tensa y con vaivenes, incluso, con diferencias hasta para la organización de los festejos.

Con una exposición en la que abundó en cifras, Cristina dedicó buena parte de su discurso a dejar atrás cualquier tipo de diferencias que dejó al descubierto en los últimos días hacia Scioli y le envió un fuerte guiño de confianza para cohesionar al votante kirchnerista.

«Tengan confianza. Tengan la misma confianza que yo tengo en quienes conforman parte de este espacio político. No por lealtad, que es un palabra desgastada. Ni por lealtad ni porque nadie le va a decir que haga tal cosa, sino por inteligencia», lo destacó sobre el final.

Scioli, sentado a la mesa principal junto al ministro de Economía, Axel Kicillof, relajó la mirada cuando escuchó, por fin, de boca de Cristina el apoyo más contundente de desde que lo designó su candidato y después de las primarias, cuando le había marcado la cancha en su anteúltima cadena nacional.

Anoche, y rodeada de empresarios, le regaló el voto de confianza que hasta ahora no había mostrado explícitamente. «Son la garantía de que van a seguir profundizando las políticas», cerró, en referencia a la fórmula que el gobernador bonaerense comparte con el secretario legal y técnico, Carlos Zannini.

Ya desde el principio, Cristina Kirchner había destacado a su candidato, a quien sentó a su lado en el predio de Tecnópolis, ambientado de gala para la ocasión. «Estamos convencidos de que necesitamos seguir en este camino con el esfuerzo de hombres como Daniel y Carlos Zannini porque en ellos está el ADN de la industria», los elogió.

Después del 9 de agosto, la Presidenta había mostrado un apoyo condicionado a Scioli en un acto en la Casa Rosada, y desde el kirchnerismo sus principales espadas habían retomado la idea de hablar de que el candidato es el proyecto, más allá del gobernador. Pero esta vez, Cristina se corrió a un costado y puso como principal eje de su discurso la continuidad que encarnaría, según su visión, su candidato presidencial.

«¿Ustedes creen que quienes han sido partícipes de este proyecto van a tirar todo por la borda? Al contrario, se van a deslomar porque nadie quiere quedar afuera de la fotografía de la historia», los resaltó.

De paso, también envió un mensaje a la oposición, en medio de las denuncias de falta de transparencia para las próximas elecciones que unió a todo el arco político no kirchnerista.

«Cuando algunos intentan deslegitimar no hay que preocuparse, Daniel. Uno puede tener legalidad y al poco tiempo estar deslegitimado. El que ganó en 1999 [por Fernando de la Rúa] lo hizo con el 51 por ciento de los votos… a la legalidad hay que sumarle legitimidad que la da las políticas y el bienestar del pueblo», apuntó.

«Todos estos intentos que preanuncian cosas son maniobras desesperadas que afectan al sistema democrático. No tenemos que ponernos nerviosos ni contestar. Tenemos que seguir trabajando todos los días como si el gobierno hubiera empezado ayer y no hace 12 años», adoctrinó a su tropa.

Ya había pasado más de una hora de discurso, en el que repasó números con filminas y estadísticas cuando se dio cuenta lo extenso de su intervención. «Están todos con hambre. Los escucho hablar…», les dijo a los empresarios. Fue entonces cuando comenzaron los aplausos, ante la promesa de que ya terminaría.

LOS INDUSTRIALES PASARON HAMBRE

• El discurso de casi dos horas de la Presidenta aumentó el apetito de los asistentes, que aguantaron entre murmullos comiendo pan. «Esto no es pan y circo, es pan y powerpoint», bromeó el ejecutivo de una multinacional
• Dispersa, la Presidenta confundió tres veces la fecha del Día de la Industria con el 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas.
• Hasta preguntó una y otra vez sobre el paradero de sus anteojos, que tenía justo enfrente, en el atril.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1824608-firme-respaldo-de-cristina-a-scioli-ante-los-industriales