San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Marcas en la piel, por Macarena Sánchez Navarro

elecciónEl tiempo que pasó, no sé donde quedó, está en algún lugar de mí, marcando mi piel. Tantas sonrisas, surcaron la comisura de mis labios, las preocupaciones dejaron sus huellas en mi frente, y mi vientre me recuerda día a día el periodo en el que gestó una nueva vida.

Es ahí donde habita el pasado, en mi cuerpo, en mi memoria, en mi ser, que hoy es más precavido para comprar encantos, que no se deja embaucar por falsos profetas, que quiere sin dejar de quererse, y que todavía tiene tanto pasado por vivir.

Porque las cosas pasan y van a seguir pasando. A veces con alivio nos rendimos a su condición y otras con reproches que parecen no inmutar a las agujas de ningún reloj, quienes sin percatarse de nuestros agravios siguen girando que es lo suyo.

¿Y lo nuestro?

Lo más difícil… lo que muchas veces tratamos de esquivar, lo que nos deja en vela hasta la madrugada, lo queremos, en ocasiones, entregar a las manos de Dios, o del destino. El gran poder del cual alguien nos dotó… será? La elección.

La libertad por la cual peleamos, y llegamos a veces a morir por defenderla, es a la vez un castigo que expone nuestras debilidades, porque cada elección exige un abandono, y también tiene consecuencias, algunas eran las que anhelábamos, otras formaban parte del riesgo que valía la pena correr y otras nos sorprenden moviendo el piso de nuestras más arraigadas estructuras.

Y que podamos elegir para armar nuestro futuro, también significa que las consecuencias son responsabilidad absolutamente nuestra, lo cual deja afuera cualquier tipo de justificación, porque si somos sinceros, nadie puede doblegar totalmente nuestra voluntad, o por lo menos elegimos en algún momento darle este poder a alguien. Si bien la responsabilidad es algo que muchas veces nos vemos tentados de cargar en otras personas, la verdad es que cuando menos tiene la virtud de hacernos responsables de que lo que somos es lo que queríamos ser y que podemos dejar de serlo cuando queramos.

Ahora bien, siguiendo con el tiempo y la elección, no solo podemos elegir para nuestro futuro, sino también elegir cómo nuestro pasado va a formar nuestro presente, y qué marcas podremos mostrar con orgullo, y cómo las más dolorosas pueden resurgir en lo más positivo de nuestro ser.

Por eso yo, ahora esperando la primavera, dejo que el inverno me deje su lección.

Gentileza Macarena Sánchez Navarro – Licenciada en Psicología – macasnavarro@gmail.com

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