Sólo 4 de cada 10 argentinos tienen un trabajo de calidad

Por los planes sociales y el empleo precario, crecieron las «changas»; el Gobierno dijo que no cree en los números de la UCA

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La bandera kirchnerista del trabajo tambalea. El aumento de la pobreza en la Argentina durante el último año, una tendencia que el Gobierno oculta desde la intervención al Indec en 2007, no sólo avanza producto de una inflación de dos dígitos que se mantuvo durante varias temporadas, sino también como consecuencia directa del deterioro de casi todos los indicadores en el mercado laboral.

De acuerdo con los datos presentados anteayer por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, durante 2014 se incrementó el desempleo, se mantuvo la desaceleración de la creación de trabajo de calidad y continuó estancada la lucha contra el empleo no registrado.

Además, el elevado crecimiento de los planes sociales -sumado a la baja calidad de la oferta laboral- generó un crecimiento de ocupados en trabajos de muy baja remuneración y alta inestabilidad (las conocidas «changas»). Entre 2013 y 2014, año en el que el Gobierno impulsó una devaluación, los ingresos mensuales de los argentinos cayeron un 5%.

El año pasado sólo cuatro de cada diez (42,7%) argentinos activos tenían un trabajo de calidad. «En un contexto de desaceleración en el ritmo de la creación de empleo de calidad, asociada a la desaceleración del crecimiento económico en la proporción de 18 años y más que poseen empleos con plenos derechos, se mantuvo estable con una tendencia a disminuir», estimó el documento. Si bien ese dato no se movió entre 2013 y 2014, registró una disminución con relación a 2010, cuando representaba un 44 por ciento.

El Gobierno no pudo achicar el empleo precario. Al final del año pasado, casi tres de cada diez tenían un trabajo con estas características, a pesar de que entre 2013 y 2014 hubo una leve disminución del 33,5% a 32,7 por ciento en ese índice. Sin embargo, esta mejora, aseguró Agustín Salvia, coordinador e investigador en jefe del programa de la UCA, respondió más bien al fuerte incremento de los planes sociales entre 2010 y 2014 (pasaron de alcanzar el 20,2% al 28,6% de los hogares), que incentivaron el abandono de empleos informales o precarios para hacer «changas». Según el experto, este fenómeno hizo crecer el subempleo inestable del 9,2% en 2010 al 15,5% durante el año pasado. Con relación a 2013, registró un alza de cinco décimas.

El desempleo también aumentó unas pocas décimas: de 8,8% a 9,1% en sólo un año. Ese porcentaje es, sin embargo, superior al que indicó el organismo estadístico nacional para 2014, cuando calculó la desocupación en 7,1 por ciento. Vale aclarar que la UCA toma una medida poblacional diferente a la del instituto. Sin embargo, en los últimos meses, varios especialistas en el mercado laboral afirmaron que el organismo subestima el desempleo retocando la tasa de actividad y haciendo pasar a quienes pierden su empleo por desalentados. Entre 2010 y 2014 aumentó además un 1,5% la proporción de personas que estuvieron por lo menos una vez desocupadas en el último año.

Casi la mitad de los trabajadores activos argentinos tiene un trabajo informal (si se suman asalariados y cuentapropistas). El dato llegó a 49%, un 1,3% más que en 2010. Esa cifra, sin embargo, cayó levemente si se compara con 2013, cuando alcanzó un 49,5 por ciento. «Tres de cada diez trabajadores no poseen una cobertura de salud de obra social, mutual o prepaga», se agregó.

Los ingresos mensuales de los trabajadores sufrieron una caída de 5% entre 2013 y 2014: pasaron de $ 7212 a $ 6710 «por efectos de la inflación». La retribución por hora cayó 7,1% (de $ 60 a $ 54,2) durante el mismo período. «La diferencia entre ambos indicadores puede ser interpretada como un incremento en la cantidad de horas trabajadas», informó la casa de estudios.

La UCA estimó anteayer que la pobreza subió en 2014 y alcanzó un 28,7% de la población o a 11 millones de argentinos. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el único funcionario que habló del tema, fue muy crítico con el informe. «No creo absolutamente nada en lo que mide este Observatorio de la UCA», sostuvo.