San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

La pérdida de rentabilidad complica a las pymes

    Desde 2010 las empresas vienen sufriendo un deterioro en su tasa de ganancia. Un relevamiento de la CAME revela que en  mayo apenas el 31% tuvo una rentabilidad positiva. A los niveles de actividad económica todavía insuficientes, hay que agregarles las subas en los costos internos, la carga fiscal creciente y la crisis por la que atraviesan muchas economías regionales.

Entre las pymes industriales, que acumulan 22 meses de caída en la actividad, las empresas van realizando reacomodamientos para reducir costos y mejorar los márgenes.
 En el contexto de una actividad económica que muestra tibios signos de recuperación, las pymes enfrentan un escenario complejo, tanto a nivel interno como externo.

En mayo, un 69% de las pequeñas y medianas empresas están operando con rentabilidad negativa, según surge de una encuesta realizada por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). De esta forma, desde 2010 se observa un deterioro progresivo de las ganancias, lo que impacta directamente en el día a día de las empresas. Al respecto, Edgardo Gámbaro presidente de la rama industrial de la CAME, advirtió en diálogo con Ámbito Industrial+Pymes que «la caída de la rentabilidad repercute básicamente en las inversiones que hacen las pymes que se manejan con capital de trabajo propio. Entonces, al bajar la rentabilidad baja también las expectativas de inversiones porque se les achica la caja».

Menoscabo

Las causas del menoscabo de la rentabilidad hay que buscarla en ciertos factores que inciden sobre la normal actividad de las pymes. A los niveles de actividad económica todavía insuficientes para tener un efecto generalizado sobre las empresas, hay que agregarles las subas en los costos internos, la carga fiscal creciente y la crisis por la que atraviesan muchas economías regionales. Estos son quizá los motivos esenciales para explicar la reducción de las tasas de ganancias. El informe de la CAME muestra también otro efecto del tibio repunte de la actividad, al señalar que el deterioro en la cadena de pagos ha sido muy fuerte en los últimos meses, donde crecieron los cheques rechazados entre las pymes y se incrementaron los costos financieros.

En lo que hace al incremento de costos, Gámbaro hizo un análisis de las dificultades que enfrentan las empresas más chicas. «Las pymes compran las materias primas a grandes compañías y venden generalmente a grandes compañías. La pyme no es formadora de precios, entonces se encuentra en una situación de apriete por abajo y por arriba. Eso la lleva a tener que amoldarse como va pudiendo, al no formar ni trasladar precios, y esto redunda en la caída de rentabilidad», explicó el directivo de la CAME.

La presión impositiva es un reclamo de largo aliento por parte de las distintas cámaras empresarias, sin embargo, ningún gobierno ha procurado avanzar en un tema tan ríspido como supone realizar una profunda reforma tributaria. «Se van sumando nuevos tributos a todo orden, municipal, provincial y nacional. Y eso de a poquito y por cuentagotas va restando espacios de rentabilidad», analizó Gámbaro, reflejando la realidad de la superposición de tributos.

Multisectorial

El sondeo de la CAME fue realizado entre 670 pequeñas y medianas empresas del comercio, la industria y el agro, arrojó que en los primeros cinco meses del año, sólo el 37,3% de las empresas consultadas dijo tener una tasa de ganancias positiva, bastante lejos del 88,7% registrado en 2010.

Estos bajos niveles de rentabilidad, tienen otros efectos no deseados sobre las empresas. Al estar operando por debajo de los niveles de equilibrio las pymes se ven obligadas a aumentar su nivel de endeudamiento y a postergar el pago de algunas obligaciones, entre ellas las fiscales, porque es la única vía que encuentran las empresas para no quedarse sin liquidez para enfrentar el giro del negocio. Esos retrasos generan consecuencias negativas, ya que luego deben ponerse al día con las obligaciones tributarias pagando intereses y multas, o ingresando en moratorias para pagar deudas pasadas que terminan por afectar la liquidez y la rentabilidad presente de la empresa, tal como alerta el informe de la CAME.

En el contexto de baja de rentabilidad, el sector más golpeado es el agro, en donde apenas el 22,2% de las empresas dijo tener una tasa de ganancia positiva. Allí, la situación es más preocupante porque muchas economías regionales se ven amenazadas por la combinación de costos altos y crecientes, baja demanda interna, dificultades climáticas, trabas para ingresar a determinados mercados externos y un tipo de cambio retrasado que le resta competitividad a la producción nacional.

En lo que hace al comercio, sólo el 26% afirmó tener rentabilidad positiva pese a cierto repunte del consumo en los últimos meses. La explicación hay que buscarla en que las subas de costos no fueron absorbidas por los ajustes en los precios de venta, ya que muchas empresas de ese rubro se ven obligadas a sostener los precios para mantener la demanda, o a efectuar descuentos generosos por pagos en efectivo para hacerse de liquidez o evitar la extensión o corte de la cadena de pagos.

En la industria pyme, donde la producción acumula 22 meses en baja, los problemas de rentabilidad se vienen arrastrando desde hace varios años. Pero en 2015 se están alcanzando niveles mínimos con 38,9% de las firmas con ganancias. Para mejorar esa ecuación, las industrias van realizando reacomodamientos para reducir costos y mejorar los márgenes que les garantice evitar opciones más dramáticas, como son los despidos o el cierre. No obstante, en mayo la mayoría reportó que no obtuvo rentabilidad.

En tal sentido, Gámbaro sostuvo que «si bien hay una amortiguación en los niveles de caída de las pymes industriales, todavía no han llegado al cero. Es consecuencia del freno en el mercado interno y las dificultades de las pymes para exportar y mantener los clientes en el exterior. Por otra parte, si bien ha mejorado la actividad comercial no alcanza a compensar la caída en el nivel industrial».

En lo que hace a las exportaciones, en línea con el retroceso generalizado que vienen registrando las ventas externas argentinas, el segmento de las pymes resultó el más golpeado, sufriendo la desaparición de más de 1.000 empresas entre 2010 y 2014, tal como lo reveló un informe de la consultora abeceb.com. La pérdida de competitividad, ha afectado a las empresas que deben disputar mercados internacionales. En ese sentido, Gámbaro advirtió que «hay muchas pymes que han perdido sus mercados, que no pueden sostenerlos. Es muy difícil desarrollar mercados externos, es muy trabajoso y también el pyme cuida mucho sus clientes externos, a tal punto que en muchos casos se hace un balance y se puede llegar a vender con rentabilidad baja o hasta nula con tal de mantener a sus clientes. Hay mercados que se están perdiendo para las pymes porque se torno insostenible mantener esa relación y esto viene de la mano del aumento de los costos internos».

Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=799098
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